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19/10/2024

La verdadera historia de las prostitutas que vieron a Liam Payne dos horas antes de su muerte

Fuente: telam

Dos madres solteras de barrios pobres del conurbano bonaerense que ofrecían sus servicios sexuales en un sitio web asistieron al hotel CasaSur tras ser contactadas por el ex One Direction. Se fueron sin recibir dinero. Cómo viven y qué declararon ante el fiscal que investiga el caso

>El día que murió, Carla y Laura son sus nombres de fantasía, empleados para esta nota para proteger sus identidades. La primera, Carla, de 27 años, vive en Isidro Casanova, municipio de La Matanza, una de las zonas más violentas de la Argentina, con 124 casos de asesinato en todo 2023 según estadísticas oficiales. La segunda, Laura tiene 30, es oriunda de Los Troncos en El Talar, otro barrio pobre en la zona norte del conurbano bonaerense, la periferia que rodea a la capital, a una hora de distancia.

Ambas son madres solteras. Carla tiene dos hijas de siete y ocho años, recibe planes sociales. Vive en una casa prestada, vieja, casi en ruinas, que era de un tío materno que murió, junto a un kiosco envuelto en rejas donde los chicos del barrio compran cigarrillos sueltos. Laura, registrada como cosmetóloga en el sistema impositivo, tiene un hijo también. Carla nunca tuvo un trabajo en blanco en su vida. Laura no tiene uno hace años; debe casi tres millones de pesos a bancos y firmas de créditos por varios préstamos que tomó en los últimos meses.

Tras acordar el precio, Liam las citó en su habitación en el tercer piso del hotel CasaSur en la calle Costa Rica en Palermo, Buenos Aires, Argentina. Las mujeres no se conocían entre sí; para ingresar al hotel debieron permitir que sus identificaciones sean fotografiadas en la recepción. Así, subieron por el ascensor poco después de las 11 AM del miércoles. El ex One Direction abrió la puerta, sonriente, calmo. Los tres conversaron y bebieron. Liam jugaba con una botella de scotch, mientras les ofrecía champagne a las mujeres. Una copa a medio beber quedó junto al televisor. Nadie tomó cocaína, al menos, según las mujeres mismas. Solo alcohol.

La Policía de la Ciudad de Buenos Aires llegó poco después. Encontró los nombres de Carla y Laura en la recepción. Así, el fiscal Marcelo Roma ordenó encontrarlas. Fueron halladas en El Talar e Isidro Casanova, dieron su testimonio en la Fiscalía N°16. Hablaron de que solo bebieron alcohol, de cómo las contactó, del sitio Gemidos. No hablaron sobre tener sexo, dieron vueltas sobre el tema, sin reconocerlo.

Hoy, Carla y Laura no son sospechosas en la causa que intenta esclarecer; el fiscal Roma cree en su testimonio. No hay elemento alguno para acusarlas, en un sistema penal que castiga penalmente a la prostitución pero considera a las trabajadoras sexuales como potenciales víctimas, con el proxeneta y el tratante como los verdaderos delincuentes. Ninguna de las dos tiene causas penales previas en el sistema de instrucción de la ciudad de Buenos Aires; sus nombres no aparecen en condenas de primera o segunda instancia.

Laura vivió hasta hace un año allí, en el lugar que todavía es su dirección registrada, para volver con su madre en el mismo barrio, llevando a su hijo consigo. Su ex pareja todavía sigue allí, en una casa incompleta al fondo de un largo pasillo, entre maleza y chatarra. Sus vecinos apenas la recuerdan; frente a la casa, una mujer en una construcción sin revoque, con un viejo maniquí en su reja, asegura no saber mucho de Laura, que iba y venía con su hijo. No supo explicar por qué se separó. Tampoco sabe de qué trabaja.

Su ex marido tampoco está.

El resto de la familia vive a pocas cuadras. Tal vez Carla esté allí. Infobae llega el viernes por la tarde, toca la puerta, que parece nueva, una casa de ladrillo. Una mujer responde, dice ser “la prima”, que “no sabe nada”, que Carla “vive en Capital”. Una mujer llega a la vereda. Tiene unos 50 años o más. Parece ser la madre de Carla, grita con fuerza, le ordena a la prima que se calle. Está acompañada de una anciana y de dos adolescentes. Una de ellas tiene no más de 15, con una bebé recién nacida en brazos.

Todos comienzan a gritar: “¡Váyanse! ¡No jodan más! ¡Nadie los invitó!” La madre completa el punto: “La próxima, les tiro con la gomera”.

Fuente: telam

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