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31/12/2025

Este Año Nuevo en Viena sonará Josephine Weinlich, creadora de la Primera Orquesta Europea de Mujeres

Fuente: telam

La inclusión de una obra de la pionera austríaca refleja la decisión de modificar la supremacía masculina en el programa del tradicional concierto de música clásica

>Cada 1 de enero, Europa se despierta a ritmo de valses y polkas procedentes del célebre Concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena. La primera edición se celebró en diciembre de 1939, pero gracias a la retransmisión, desde hace décadas, estos sones traspasan los muros de la Sala Dorada del Musikverein y se cuelan en nuestros hogares.

En 2026 disfrutaremos no de una, sino de dos obras nacidas de la creatividad de sendas mujeres. El Rainbow Waltz está firmado por la estadounidense Florence Price, considerada la primera gran autora sinfónica de origen afroamericano y la primera que logró que su legado fuera interpretado por una orquesta.

Josephine Weinlich nació en la ciudad de Dechtice (Eslovaquia). Recibió su primera educación de su padre, el empresario Franz Weinlich, que era un gran melómano. Más allá de este dato, su formación es, en realidad, un misterio: desconocemos los nombres de sus maestros y, aunque algunos trabajos mencionan que estudió con Clara Schumann, no existen fuentes que lo demuestren.

Además de pianista y violinista, Weinlich se interesó también por la composición. Escribió piezas pianísticas, una obra para violonchelo solista y un Lied, así como numerosas polkas y valses, tan propios de Viena, ciudad en la que creció. Y no solo escribió, sino que podemos imaginar que su obra gozó de cierta visibilidad, pues algunas de sus composiciones fueron publicadas desde 1869. Sin embargo, su principal labor musical estuvo vinculada a la interpretación y, especialmente, a la dirección musical.

En la Europa del siglo XIX, la mayor adscripción femenina a la música se limitaba a los entretenimientos de salón. En ese contexto, se esperaba que las mujeres burguesas se acercaran al arte musical desde el ocio, dedicándose al canto y al piano –frente a otros instrumentos poco apropiados–, pero sin grandes pretensiones intelectuales. Después de todo, sus mayores desvelos debían ir encaminados a su preparación como esposas y madres.

Josephine Weinlich también logró un espacio prioritario en la realidad musical del momento como fundadora, en 1868, de un cuarteto instrumental exclusivamente femenino en Viena: el Josephine Weinlich’s Damenkapelle. Su hermana Elise, siete años menor, participó como violonchelista, y la propia Josephine se ocupó de la interpretación del piano y la dirección desde su instrumento.

El cuarteto no era un fenómeno realmente novedoso. En el siglo XVIII, existían coros y orquestas femeninas en los conservatorios de Venecia. Sin embargo, se encontraban bajo el amparo de la Iglesia, por lo que su esencia y funcionamiento diferían de la agrupación fundada por Weinlich. También en París, a comienzos de la década de 1860, se habían fundado cuartetos de cuerda femeninos e incluso antes, en los años cuarenta, las hermanas italianas Teresa y María Milanollo llenaban salas de conciertos de toda Europa como prodigios del violín.

No obstante, la gran proeza de Weinlich tiene que ver con el hecho de que el número de componentes de su cuarteto se fue incrementando paulatinamente, hasta que se configuró la Primera Orquesta Europea de Mujeres (Das Erste Europäische Damenorchester), que, en algunos conciertos de los años setenta, superaba los cincuenta músicos.

La actividad profesional de la Primera Orquesta Europea de Mujeres se extendió entre 1869 y 1879, con una buena acogida del público. Se convirtió así en un modelo para la creación de orquestas femeninas en otras ciudades. La agrupación causó un impacto significativo en el panorama cultural del momento, no solo como una rareza sino por sus logros musicales. Esto se constata en las críticas recibidas tras los numerosos recitales ofrecidos en Austria, Alemania, Estados Unidos, Francia, Italia, Letonia, Países Bajos, República Checa, Reino Unido y Suecia.

Ojalá el 1 de enero de 2026, cuando disfrutemos del célebre Concierto de Año Nuevo, e independientemente de las piezas que se interpreten, recordemos la labor de tantas mujeres que, al igual que Josephine Weinlich, encabezaron importantes proyectos en favor de la igualdad y de la dignificación de las artistas a lo largo de la historia.

Este artículo fue publicado originalmente en Fotos: Wikimedia Commons e Instagram.

Fuente: telam

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