28/12/2025
El 43% de las jubilaciones se otorgó a través de regímenes especiales: cuál es su impacto en el gasto público
Fuente: telam
Así surge de un relevamiento hecho por CIPPEC sobre los esquemas de excepción que existen en todo el país, analizado por Infobae. En total, suman 4,2 millones beneficiarios
>Una vez que el Gobierno logre que el Congreso apruebe en 2026 el proyecto de modernización laboral, Javier Milei tiene en carpeta avanzar con la reforma previsional. Es una de las reformas de segunda generación, como las definió, que considera esenciales para la segunda mitad del mandato.
Este fondo sería financiado con una reducción de 3 puntos porcentuales en la contribución patronal con destino al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). Desde sectores de la oposición y el sindicalismo advierten que eso podría “desfinanciar” a la ANSES y terminaría afectando las futuras jubilaciones. En la Casa Rosada apuestan a que la modificación de la actual normativa laboral, aumente el trabajo registrado y engrose las arcas de la ANSES, al sumarse nuevos trabajadores al sistema.
En el país hay unos 4,2 millones de beneficiarios de regímenes de excepción, que representan un 43% del total. Estos esquemas tienen requisitos de acceso más flexibles que el régimen general del SIPA y haberes más altos. En promedio, un 93% superior a los del régimen general.
El trabajo - que tomó los datos de cobertura y gasto ejecutados de 2024, sin variaciones significativas de año a año - analiza a fondo los distintos sistemas especiales que fueron proliferando a lo largo de los años, y lo que sucede en otros países.
Los principales argumentos contra los regímenes de excepción - según desglosa el informe - son su impacto desproporcionado en costo, su inequidad y su ineficiencia “Por un lado, son costosos, porque al dar mejores beneficios (como porcentajes altos de los salarios) o mejores condiciones (como jubilaciones a edades bajas), eso implica más costo fiscal. Pero además, como son injustos, hacen que la población desconfíe más del régimen general y hacen muy difícil discutir reformas”, afirma este economista y Doctor en Demografía de la Universidad de California en Berkeley (Estados Unidos).A su vez, la diversificación de sistemas previsionales por fuera del régimen general no solo tiene impacto fiscal, sino que también genera inequidad. Esto es así porque trabajadores con trayectorias laborales similares pueden acceder a beneficios muy distintos según el régimen al que pertenezcan. Además, la superposición de normas y cajas previsionales conspira contra la transparencia del sistema, según destaca el informe.
El trabajo de CIPPEC - un think tank independiente y sin fines de lucro en Argentina - engloba los distintos sistemas de excepción que coexisten hoy en cinco grandes categorías:
Sin embargo, Rofman sostiene - ante la consulta de Infobae - que se justifican “muchas veces, sin suficiente sustento empírico sobre el daño específico que causa cada trabajo”. La durabilidad y expansión de estos beneficios “suelen depender más de la capacidad de presión política y la inercia legal, que del mérito individual o colectivo”.
Otra categoría del agrupamiento hecho por CIPPEC son los regímenes especiales, basados en el “mérito” o la función pública, con beneficios superiores y reglas de movilidad diferenciadas. Alcanzan a docentes, investigadores, magistrados, y ciertos trabajadores de empresas públicas o estatales.
Esta categoría de regímenes especiales incluye siete grandes grupos administrados por ANSES, desde la docencia universitaria a ciertos trabajadores de empresas públicas o estatales como los de Luz y Fuerza, pasando por magistrados, investigadores e integrantes del Servicio Exterior. Sus haberes pueden alcanzar de 7 a 10 veces los del sistema general. Entre 2010 y 2025, estos regímenes crecieron un 118%, mucho más que el régimen general (+31%).También están los regímenes para las fuerzas armadas y seguridad, fundamentados en la especificidad y potencial riesgo de la carrera, así como en su “valor patriótico”. Contemplan el retiro anticipado y haberes especiales, con la expectativa (en teoría) de la disponibilidad para reincorporarse como reservistas o ante emergencias.Por último, están los sistemas provinciales y las cajas profesionales, surgidos por la autonomía de cada jurisdicción. Cubren a empleados públicos y profesionales independientes en cada provincia, casi siempre ofreciendo esquemas más generosos y con déficits crónicos.
Según el informe de CIPPEC, los regímenes provinciales son el componente más importante del gasto de los sistemas de excepción: implican el 1,8% del PBI.
Por último, las pensiones no contributivas responden tanto a situaciones de necesidad (discapacidad, madres de siete hijos o vejez sin aportes) como de mérito o compensación histórica (excombatientes de Malvinas, víctimas de terrorismo de Estado, medallistas olímpicos y expresidentes), sin requerir aportes previos.
¿Hay regímenes de excepción justificados que deberían sostenerse?, le preguntó Infobae a Rofman. “Existen situaciones excepcionales, pero casi siempre se refieren a personas y no a colectivos. Es decir, por una combinación de sus características individuales y de las tareas que hacen en sus trabajos, algunas van a tener un deterioro de su salud más rápidamente que otras. El sistema debe contemplar estos casos, pero eso no lo resuelve habilitar a que, por ejemplo, todos los que trabajan en determinada actividad se jubilen cinco años antes. Algunos trabajadores van a sufrir problemas de salud mucho antes de la edad prescripta, otros no los sufrirán nunca, lo lógico es mirar caso por caso y para ello tenemos el sistema de jubilaciones por invalidez”.
Ante la consulta de por qué los distintos gobiernos fracasaron en eliminar o reducir estos regímenes de excepción, incluso cuando hay consenso en que muchas veces generan inequidades y altos costos para toda la sociedad, Rofman lo atribuye a que “hay grupos de interés y sectores políticos que buscan mantenerlos, sea por que se benefician directamente o porque les sirve para conseguir apoyos”.Para este especialista en economía y demografía, si bien algunos regímenes diferenciales pueden justificarse por condiciones laborales de alto riesgo o desgaste físico, en muchos casos, esas excepciones se ampliaron con el tiempo por razones políticas más que técnicas. “Se debería avanzar con la eliminación progresiva de estos regímenes y tener un esquema único nacional, con prácticamente ninguna excepción”, afirma.Sin embargo, para el especialista, avanzar en una estrategia de reformas gradual, eficiente y transparente es “un paso imprescindible hacia la consolidación de un sistema previsional nacional más justo, inclusivo y sostenible”.
Carga y chequeo: Desiré Santander
Fuente: telam
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