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27/12/2025

Neruda y Lorca: tertulias porteñas, un discurso traído del toreo y el abismo político que selló un vínculo y una ausencia

Fuente: telam

Un encuentro creativo en Buenos Aires, colaboraciones literarias y la sombra de la radicalización política marcaron eras. Una amistad legendaria, fracturas ideológicas y el peso de la guerra perdurarán en la memoria universal

>La amistad y el posterior distanciamiento entre La relación entre ambos comenzó el 13 de octubre de 1933 en Buenos Aires, donde los escritores participaron en tertulias literarias organizadas por el matrimonio de Pablo Rojas Paz y Sara Tornú, según la Fundación Pablo Neruda.

Lorca se encontraba en la ciudad para preparar el estreno de Bodas de Sangre mientras que Neruda ejercía funciones consulares. Ese escenario intelectual de la capital argentina propició el surgimiento de una complicidad creativa que se reflejó poco después en encuentros memorables.

Uno de los momentos más emblemáticos de este periodo fue el banquete celebrado el 10 de noviembre de 1933 en el Hotel Plaza, donde ambos poetas pronunciaron su famoso “discurso al alimón” como homenaje a Rubén Darío. Esta intervención, inspirada en la tauromaquia, funcionó como un rito festivo que consolidó su amistad literaria.

Como subraya la Fundación Pablo Neruda, la hermandad quedó plasmada, además, en el libro único Paloma por dentro/La mano de vidrio, escrito e ilustrado al alimón por ambos autores como obsequio para Sara Tornú, anticipando incluso simbólicamente la sombra de la tragedia.

La Fundación Pablo Neruda destaca que, en aquellos encuentros, convergieron bromas, improvisaciones y desafíos artísticos que expresaban tanto el espíritu innovador de la época como una resistencia lúdica ante la polarización política.

En 1934, la relación entre ambos poetas se trasladó a Madrid, donde Neruda asumió nuevas funciones consulares tras gestiones en las que participaron Lorca y Gabriela Mistral. La capital española era entonces el epicentro de la “Edad de Plata” de la literatura española, marcada por la presencia de la Generación del 27.

Neruda compartió vivencias y tertulias en la Casa de las Flores, su residencia situada en el barrio de Argüelles, junto a Lorca y otros autores como Rafael Alberti, Vicente Aleixandre y Luis Cernuda.

La obra de los dos poetas revela los matices de este intercambio intelectual. Neruda rindió homenaje a Lorca en poemas como la “Oda a Federico García Lorca” y en textos emblemáticos como “Los nombres”, donde se refiere al poeta granadino como “Federico, que me hacía reír como nadie y que nos enlutó a todos por un siglo”.

Aunque la obra de Lorca ya se hallaba consolidada antes de su acercamiento a Neruda, el entorno español y el contacto con los poetas de la Generación del 27 resultaron determinantes para que Neruda evolucionara hacia una poesía más renovadora y comprometida, en especial desde la publicación de “Residencia en la Tierra”. En cambio, no se aprecian señales claras de influencia nerudiana en la producción de Lorca, dada la diferencia cronológica de sus obras.

El inicio de la Guerra Civil Española en julio de 1936 fue clave en los destinos de ambos poetas. La desaparición de Lorca representó un golpe devastador para Neruda, quien evocó reiteradamente ese periodo: “La guerra de España, que cambió mi poesía, comenzó para mí con la desaparición de un poeta”.

En ese sentido, la detención y ejecución de Lorca por las fuerzas franquistas puso fin a cualquier posibilidad de reconciliación.

El recuerdo de Lorca persistió en la obra y la conciencia de Neruda. La amistad y posterior pérdida del poeta granadino inspiraron homenajes públicos y poemas, incluyendo la “Oda a Federico García Lorca” o el libro “España en el corazón”.

En ese texto, el poeta chileno rechaza la utilización de la orientación sexual o de los temas eróticos para justificar el asesinato de Lorca, y sitúa su muerte en el contexto de la persecución intelectual a los escritores republicanos.

El legado de García Lorca, lejos de interpretarse como una consecuencia trágica de la violencia de la época, se entiende como la desaparición deliberada de una voz imprescindible para la cultura y la libertad, una ausencia que todavía resuena en las generaciones posteriores.

Fuente: telam

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