27/12/2025
Madame X y la polémica del Salón de París de 1884: del escándalo social a la consagración internacional en la historia del arte moderno
Fuente: telam
La exhibición del retrato de Virginie Amélie Gautreau por John Singer Sargent desencadenó una reacción pública sin precedentes y consolidó la obra como ícono cultural y símbolo de modernidad
>El Salón de París de 1884 fue escenario de un escándalo que sacudió la alta sociedad y el mundo del arte de la Belle Époque. El retrato de La presentación del retrato en el Salón, la exposición artística más influyente del momento, desató una ola de críticas y burlas. El cuadro mostraba a Gautreau de perfil, con la espalda recta, la piel extremadamente pálida y un vestido negro de escote pronunciado, sostenido por dos tirantes, uno caído. La pose, la palidez y la actitud altiva de la modelo se interpretaron como una provocación.
De acuerdo con la BBC, los periódicos publicaron caricaturas y poemas satíricos, y los comentarios sobre el color de la piel de Gautreau la comparaban con la de un cadáver. Un crítico, citado por el medio británico, calificó la obra de “caricatura”, mientras que la madre de la modelo exclamó ante Sargent: “¡Ma fille est perdue!” (“mi hija está perdida”).Virginie Amélie Avegno Gautreau, nacida en Nueva Orleans en 1859, era hija de una familia criolla que emigró a París tras la Guerra Civil de Estados Unidos. Su padre murió en combate y su madre, tras perder a su hijo menor, buscó en la capital francesa una nueva vida y un matrimonio ventajoso para su hija, según la BBC.
A pesar de su notoriedad, Gautreau nunca fue plenamente aceptada en los círculos más exclusivos del beau monde francés, en parte por su origen estadounidense y su condición de criolla. Tanto ella como su madre aspiraban a consolidar su posición social, y el retrato de Sargent representaba una oportunidad para ambas de alcanzar la notoriedad definitiva. Gautreau ya era observada y comentada antes del cuadro, pero el retrato la transformó en un símbolo de controversia.
Sin embargo, el caso de Madame X resultó aún más perturbador para la sociedad porque la modelo era una dama casada de la alta sociedad, no una figura marginal.
Las consecuencias fueron inmediatas y duraderas para ambos protagonistas. Sargent, que apostaba por la notoriedad del retrato para consolidar su carrera en París, vio su reputación tambalearse. El pintor se trasladó a Londres, donde continuó su exitosa carrera como retratista de la élite europea y estadounidense. El cuadro, tras el retoque, permaneció en su estudio durante décadas y no fue vendido hasta 1916, un año después de la muerte de Gautreau.
Su nombre fue retirado del título del cuadro a petición de Sargent, quien lo vendió al Metropolitan Museum of Art de Nueva York bajo el nombre de “Madame X” para proteger la identidad de la modelo y mitigar el recuerdo del episodio.
La pintura es hoy una pieza central en la colección del Metropolitan Museum of Art y que, en el centenario de la muerte de Sargent, el Musée d’Orsay de París le dedica una gran exposición, situando la obra en el corazón del relato artístico de la Belle Époque. El virtuosismo técnico y la profundidad psicológica de Sargent brillan en todo su esplendor en la muestra parisina, que celebra la vigencia y el impacto de su legado.
Fuente: telam
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