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26/12/2025

Qué revelaron tres hitos científicos de 2025 sobre la historia de Marte y su similitud con la Tierra

Fuente: telam

Investigaciones independientes aportaron nuevas evidencias sobre el planeta rojo. El análisis de formaciones geológicas, muestras minerales y fenómenos atmosféricos abre interrogantes sobre la evolución de ambientes habitables fuera de nuestro planeta

>Durante décadas, Pero en 2025, tres descubrimientos científicos independientes reforzaron una idea que ganó peso con los años: el planeta rojo no solo tuvo agua, sino que también reunió condiciones físicas y químicas sorprendentemente similares a las de la Tierra primitiva.

Aquí, un repaso por estos hallazgos.

Antiguos sistemas fluviales, una roca con posibles biofirmas y chispas eléctricas en su atmósfera delinean un escenario donde la habitabilidad pasada dejó rastros persistentes.

Lejos de tratarse de hallazgos aislados, Cada avance sumó una pieza clave para entender por qué el planeta pudo albergar ambientes favorables para la vida y por qué ese potencial se perdió con el tiempo.

Uno de los descubrimientos más impactantes de 2025 surgió del análisis de imágenes orbitales de alta resolución.

Los cauces, con más de 3.000 millones de años de antigüedad, revelaron que el planeta fue mucho más húmedo de lo que indicaban los modelos previos.

Algunos de estos ríos resultaron cortos, pero otros formaron redes extensas que superaron los 160 kilómetros. Esa distribución llevó a una conclusión relevante: el agua no apareció de manera esporádica ni local, sino que respondió a un sistema regional sostenido por lluvias o nevadas regulares.

“Se halló agua en Marte innumerables veces, pero lo realmente interesante es que esta es una zona donde durante mucho tiempo se creyó que no había evidencia de agua”, precisó Adam Losekoot, estudiante de doctorado de la Universidad Abierta.

La región analizada, conocida como Noachis Terra o Tierra de Noé, figura entre los paisajes más antiguos del planeta. Modelos climáticos marcianos ya sugerían un pasado lluvioso, pero la falta de valles visibles generó dudas.

Estas formaciones surgieron cuando sedimentos transportados por ríos se endurecieron y quedaron expuestos tras la erosión del terreno circundante.

Las estructuras variaron en tamaño. Algunas alcanzaron cientos de metros de ancho y varios kilómetros de largo, mientras que otras superaron el kilómetro y medio de extensión.

En ciertos puntos, los patrones mostraron ríos que ingresaron a cráteres, los llenaron y luego desbordaron, un comportamiento típico de sistemas lacustres estables.

Ese período coincidió con la pérdida gradual del campo magnético marciano. Sin esa protección, el viento solar erosionó la atmósfera y favoreció la fuga del agua al espacio.

Mientras los orbitadores revelaban la huella de antiguos ríos, el rover Tras un año de revisión por pares, la revista Nature validó los resultados: la roca contenía biofirmas potenciales, es decir, El análisis describió minerales y texturas que, en la Tierra, suelen relacionarse con actividad microbiana. El núcleo provenía de una lutita de grano fino, con frentes de reacción circulares apodados manchas de leopardo y pequeños nódulos incrustados en sedimentos estratificados.

Los instrumentos SHERLOC y PIXL detectaron carbono orgánico junto con fósforo, hierro y azufre dispuestos en patrones repetitivos. Dos minerales destacaron por su relevancia: la vivianita, un fosfato de hierro, y la greigita, un sulfuro de hierro vinculado al ciclo del hierro y el azufre en ambientes pobres en oxígeno.

En la muestra marciana, los bordes ricos en vivianita rodearon núcleos enriquecidos con greigita, un patrón que coincidió con secuencias de transferencia de electrones observadas en sedimentos terrestres. Esa química indicó reacciones de baja temperatura, compatibles con entornos que la vida puede tolerar.

Los científicos mantuvieron cautela. “No es vida en sí misma”, dijo Nicky Fox, administradora asociada de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA.

El estudio se ubicó en los primeros niveles de la escala CoLD, un marco que exige verificaciones independientes antes de hablar con confianza de vida extraterrestre.

La tercera gran novedad de 2025 no surgió del suelo, sino del aire marciano. Por primera vez, científicos detectaron chispas eléctricas dentro de remolinos de polvo, un fenómeno largamente teorizado pero nunca observado de forma directa.

El proceso comenzó con la fricción entre diminutos granos de polvo, que adquirieron carga eléctrica y la liberaron en arcos breves de pocos centímetros. En la Tierra, estas descargas resultan raras, pero la atmósfera marciana, mucho más delgada y rica en dióxido de carbono, redujo el umbral necesario para su formación.

El hallazgo modificó la comprensión de la química atmosférica del planeta. Las chispas generaron compuestos altamente oxidantes capaces de descomponer moléculas orgánicas y alterar el equilibrio fotoquímico. Ese mecanismo ofreció una posible explicación para la rápida desaparición del metano detectado en Marte durante años.

Desde 2021, el micrófono de SuperCam recopiló más de 30 horas de sonidos marcianos, desde el viento hasta el vuelo del helicóptero Ingenuity, y ahora también las descargas eléctricas.

En conjunto, los tres descubrimientos delinearon un Marte menos estático y más cercano a la Tierra de lo que sugería su apariencia actual.

Comprender por qué ese mundo cambió y qué rastros persisten no solo redefine el pasado marciano, sino que también amplía las preguntas sobre la vida en el universo y el destino de los planetas habitables.

Fuente: telam

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