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25/12/2025

Son de La Pampa, se casaron por iglesia y un temporal les arruinó la fiesta: “Seré la única novia que usará su vestido dos veces”

Fuente: telam

El 15 de noviembre, una feroz tormenta con ráfagas de hasta 120 kilómetros por hora frustró la noche soñada de Belén Bordone y Tomás Cortés. “Esperábamos a 200 personas. Lo vivimos como un velorio”, cuentan. Aquí repasan lo ocurrido y anticipan: “Vamos a tener una revancha”

>El sábado 15 de noviembre no fue la noche soñada que Belén Bordone (31) y Tomás Cortés (39) planearon durante siete meses. Minutos antes de las 19, luego de que ella ingresó del brazo de su padre a la iglesia Inmaculada Concepción de Intendente Alvear (La Pampa), se desató una tormenta que dejó a familiares y amigos en una penumbra premonitoria. Afuera, a solo siete cuadras de la parroquia, un temporal con ráfagas de 120 kilómetros por hora estaba borrando del mapa la fiesta que aún no había empezado.

La imagen que resume la noche es la de Belén cambiándose el vestido de novia por un jean y unas botas de goma. “Andaba con un paraguas de nuestro hijo parando a la gente en la puerta de casa para que no entrara”, le cuenta a Infobae. Tomás, en tanto, se ocupó de contener a los proveedores y las personas que habían contratado para trabajar en la fiesta: “Les dije que acá nadie la había fallado a nadie y destaqué su profesionalismo. Lo que pasó fue totalmente atípico: un viento de esas características no es normal en la zona. Por suerte nos agarró en la iglesia y no en la carpa, porque hubiese sido terrible”.

Belén y Tomás se conocen desde hace más de una década. Él era amigo de su hermano mayor y, además, vecino: el patio de la casa de él lindaba con el de los padres de ella. Al principio, la relación fue a distancia, mientras Belén estudiaba Educación Especial en Trenque Lauquen, provincia de Buenos Aires. Cuando regresó a La Pampa, se mudaron juntos y, en 2022, nació su primer hijo, Indalecio.

Desde ese momento, empezaron a organizar la fiesta. Decidieron hacerlo en su propia casa, una quinta espaciosa con jardín. “Un íntimo amigo mío es sonidista y, como trabaja hace años en el rubro y tiene muchos contactos, nos dio una mano grande con los preparativos. Hicimos todo bastante rápido”, cuenta Tomás.

El plan era casarse por iglesia y seguir con el civil y la fiesta en una carpa que habían levantado en el jardín de su casa. Si bien el Servicio Meteorológico anunciaba lluvia, nada hacía prever el feroz temporal que se desató horas más tarde. “Yo, que soy productor agropecuario y me dedico al campo, miro el pronóstico permanente. Se esperaba algo así como doce milímetros. El tema fue el viento”, explica Tomás.

La previa transcurrió sin sobresaltos. Belén se quedó en la casa y Tomás se reunió con un grupo de amigos en la casa de los padres de uno de ellos, frente a la iglesia. “Cruzamos la plaza y llegamos cantando. Estuvo muy divertido”, recuerda. Indalecio entró con las alianzas junto a sus primos y Belén hizo su ingreso del brazo de su padre. Hasta ese momento, el cielo estaba nublado.

Minutos después de la entrada de la novia —cerca de las 18.50— empezó a llover con fuerza y se cortó la luz. Al mismo tiempo, empezó a escucharse un ruido seco, como de piedras golpeando el techo. Una ventana se rompió. “El techo parecía que se iba a salir”, recuerda Belén. “Igual, si pienso en ese momento me emociono: estaba toda la gente iluminándonos con las linternas de los celulares, alentándonos. Nos pusimos los anillos a oscuras”.

Dentro de la iglesia, nadie alcanzaba a dimensionar lo que ocurría afuera. “Lo único que pensaba era: ‘Pobre el chico del catering, se le debe estar apagando el fuego del asado’. No éramos conscientes de lo que estaba pasando”, admite.

“Yo me saqué el vestido, me puse un jean y unas botas de goma y salí a juntar las cosas”, repasa Belén. En las horas siguientes, amigos y familiares se acercaron a ayudar. La comida y los postres se repartieron entre distintas instituciones para que no tener que tirarlos. El juez de paz, que los esperaba para hacer el civil, tuvo que retirarse. “Era como un velorio”, coinciden. “Yo, además, estaba muy enojada. ‘No podemos tener tanta mala suerte’, pensaba”, dice ella.

El casamiento frustrado no fue el primer golpe que les tocó atravesar. En enero de 2022, su hijo Indalecio nació de manera prematura, a las 24 semanas de gestación, con apenas 678 gramos. Pasó cinco meses internado en neonatología: el diagnóstico era “minuto a minuto”.

“Estuvo mucho tiempo en humedad, simulando que estaba en la panza. Recién pudimos agarrarlo casi al mes”, recuerda Belén. En el medio, Tomás contrajo Covid y, durante varios días, solo pudieron ver a su bebé por videollamada. “Una vez nos contactaron y nos dijeron que Inda estaba muy grave. Fue horrible”, dice ella. “Había días en los que rogabas que no sonara el teléfono”, agrega él.

Durante ese tiempo, la pareja se instaló ocho meses en Capital Federal. Primero por la internación, después por los controles posteriores. La única compañía permanente fue la madre de Belén. “Se vino a vivir con nosotros. Nos esperaba con la comida y la ropa limpia”, cuenta ella. “Arrancábamos a las siete de la mañana en el sanatorio, volvíamos, almorzábamos y regresábamos a la tarde hasta la noche. Así, durante 137 días”, recuerda Tomás.

Esa experiencia previa los fortaleció como pareja. “Todo lo malo que nos pasó, en vez de separarnos, nos unió”, resumen. “El primer día después del temporal no pensamos en nada, estábamos en shock total. Al día siguiente, codo a codo, dijimos: ‘En esta vamos a tener una revancha’. Sabemos que vamos a tener que gastar bastante más dinero para hacer de vuelta la fiesta, pero no nos vamos a quedar con esta espina en el ojo”, dice Tomás.

Tomás rescata la parte llena del vaso. “Al final te quedás con el cariño de la gente. Ella tuvo tres despedidas de soltera, yo tuve dos. Hubo personas que vinieron de muy lejos a acompañarnos y otras que ni siquiera estaban invitadas y nos escribieron igual para darnos apoyo”, dice. “Cuando tengamos la fiesta en marzo, todo esto va a quedar como una anécdota”, se despide.

Fuente: telam

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