Jueves 25 de Diciembre de 2025

Hoy es Jueves 25 de Diciembre de 2025 y son las 00:20 ULTIMOS TITULOS:

24/12/2025

Cómo la diplomacia de Estados Unidos logró que el “último dictador de Europa” liberara 250 prisioneros políticos

Fuente: telam

Washington negoció con Alexander Lukashenko mediante incentivos económicos y gestos personales, en lo que podría ser un ensayo para futuros acercamientos con Rusia

>En una de las iniciativas diplomáticas más inusuales desde el regreso de Donald Trump al poder, Estados Unidos ha establecido un canal de comunicación directo con Alexander Lukashenko, el aliado más cercano de Vladímir Putin, utilizando una mezcla de pragmatismo económico, alivio de sanciones y, sorprendentemente, un medicamento para bajar de peso.

El artífice de este acercamiento es John P. Coale, un abogado veterano que representó a Trump en litigios contra gigantes de las redes sociales. Según reveló este miércoles The Wall Street Journal, la relación se cimentó durante cenas cargadas de vodka en Minsk, donde el diálogo pasó de la geopolítica a la salud personal.

Funcionarios estadounidenses posteriormente resolvieron investigar la posibilidad de organizar un suministro de Zepbound para uso personal de Lukashenko, según el reporte.

El pragmatismo de administración estadounidense ha dado resultados tangibles. El mes pasado, Lukashenko —quien alguna vez se autodenominó “el último dictador de Europa”A cambio, Washington levantó sanciones sobre el potasio, un ingrediente clave para fertilizantes y una importante fuente de divisas para Bielorrusia, el tercer productor mundial después de Canadá y Rusia. La administración Trump también dispuso que Boeing suministrara software y repuestos a la aerolínea estatal Belavia. Como beneficio adicional, el avión presidencial está recibiendo reparaciones atrasadas.

La semana pasada, Lukashenko dijo a Greta Van Susteren, presentadora de Newsmax y esposa de Coale, que Maduro es bienvenido a mudarse a Minsk, la capital bielorrusa.

El primer encuentro entre Coale y Lukashenko duró cuatro horas. Sentados en un salón palaciego de proporciones épicas, compartieron pan negro, tortillas de papa y carnes diversas, mientras el anfitrión proponía brindis incesantes con vodka de su marca personal, President.

Coale, experimentado bebedor, desarrolló una técnica: esperaba que Lukashenko mirara hacia otro lado para vaciar discretamente las copas. Cuando el estadounidense comenzó a condimentar su inglés con expresiones fuertes, el bielorruso respondió en espejo con un ruso cada vez más soez.

Tras esa primera reunión de abril, agentes del KGB escoltaron a Coale hasta un bosque cerca de la frontera, donde aguardaba Youras Ziankovich, ciudadano estadounidense-bielorruso condenado a 11 años por supuesta conspiración golpista. “Hablamos y reímos, y él está libre, y todos están felices”, recordó el enviado.

El objetivo final de este acercamiento no es solo Minsk, sino Moscú. La administración espera que Lukashenko sirva como puente para convencer a Putin de los beneficios de un acuerdo que ponga fin a la guerra en Ucrania.

“Eventualmente, Putin se verá en una situación en la que tendrá que tomar una decisión muy difícil”, señaló un funcionario estadounidense bajo anonimato. “Tener a la persona que mejor conoce y en la que más confía diciendo cosas positivas sobre el trato es importante”.

“Es una alegría para el pueblo bielorruso”, dijo Tsikhanouskaya. “Pero, por supuesto, para Lukashenko, liberar personas tiene un precio, y él está dispuesto a vender personas mientras sea posible. Podría parecer una puerta giratoria”.

Pese a los avances, la relación con Lukashenko sigue siendo volátil. Tras meses de negociaciones para obtener repuestos de Boeing, el mandatario bielorruso dio un giro sorpresivo esta semana ante su Asamblea Popular, alineándose nuevamente con los intereses de seguridad del Kremlin.

La semana pasada, Lukashenko también anunció que misiles nucleares rusos Oreshnik están desplegados en territorio bielorruso y en “alerta de combate”.

Para Coale y el equipo de Trump, el desafío de negociar con un régimen que ha sido acusado de tortura y represión sistemática queda supeditada a los resultados. En palabras del enviado: “No me importa con quién hablemos. Esto es realmente al estilo Trump. Al diablo con quién estás hablando; si esta persona puede darte lo que quieres, eso es lo único que cuenta”.

Fuente: telam

Compartir

Comentarios

Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!