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22/12/2025

Alberto Laiseca: “Creo en la felicidad y en transmitirla”

Fuente: telam

En el noveno aniversario de su fallecimiento, Infobae Cultura publica una entrevista a fondo con el escritor, creador del realismo delirante y autor de la novela más extensa de la literatura argentina, “Los Sorias”

>“¿Funciona este grabador? Bueno… ¿qué me querés preguntar, flaco?” En marzo de 2012, Alberto Laiseca nos recibió en su monoambiente del barrio porteño de Flores para que lo entrevistáramos acerca de su infancia en Camilo Aldao y su llegada, en los años ´60, a Buenos Aires.

“Por casualidad, sin querer, nací en Rosario. Porque a papá le preocupaba que algo saliera mal en el parto, entonces la llevó a mamá a una clínica de Rosario. Yo nací como escupida de músico, entonces ni nos quedamos ahí. Mamá se repuso muy rápido, estuvimos tres meses en Unquillo y ya después nos trasladamos a Camilo Aldao, en la provincia de Córdoba, que es mi pueblo.

AV: ¿Vas al pueblo?

AV: ¿La conocías de chico?

AV: Esos cuadritos que tenés ahí, ¿no?

AV: ¿Cómo está presente Camilo Aldao en tu literatura?

Tuvimos la oportunidad de ver algo que yo no sabía que existía: una casa bastante bien puesta. Esa casa tiene 117 años, la más vieja del pueblo, la única que quedó. La Municipalidad prohibió tocarla, no se puede vivir en ella, no se puede cambiar, es patrimonio municipal, histórico y arquitectónico. No sé si se puede visitar, tal vez sí. Nosotros la vimos de afuera. Parece joven la casa, pero tiene la misma edad que el pueblo.

JM: Recién me hacías recordar aquella frase de Tolstoi…

“Si quieres ser universal, pinta tu aldea”. Yo estoy de acuerdo con la frase, pero creo que necesita un complemento. Yo adhiero, pero agrego, sin negar la primera frase: “Si quieres pintar tu aldea, sé universal”. Las dos son ciertas.

— No, pero fijate vos que Los Soria, esa enorme novela que transcurre en la Unión Soviética, en Tecnocracia y en Soria, es Camilo Aldao. Si quieres pintar tu aldea, sé universal, y Los Soria es una obra de tipo universal, ¿comprendés? A eso iba.

— Fue una llegada de tipo fantástico, por todo lo que me imaginé y me creí yo. Resulta que no sé si en tren o qué carajo llegué a Plaza Once. Y después de ahí me tomé un subte para ir a no sé dónde mierda. ¡Quedé deslumbrado! Porque el subte arrancaba y paraba solo, y se abrían las puertas automáticamente. ¡La Tecnocracia! ¡Qué maravilla! Yo no sabía -y después cuando lo supe me desilusioné muchísimo- ¡que en un cuartito tapado con madera había un conductor! Yo creía que desde una central remotísima, ubicada quizás en Ushuaia, se manejaba todo. ¡La Tecnocracia viva! Después vino la desilusión: “Uh, puta, había un tipo conduciendo adentro”.

— Yo estuve varios meses viviendo en Buenos Aires antes del golpe de Onganía... conocí a mucha gente... ¿seguro que fue en el ´66 el golpe de Onganía?

— Entonces yo pude haber llegado a fines del ´65, porque conocí bastantes meses de Buenos Aires, antes del golpe. Me había hecho amigo de Norman Brisky, conocí a la gente del Moderno, me moví, conocí a mucha gente, eso no se puede lograr en un mes. Después sí, yo me quedé muy desconcertado, no sabía qué carajo era este señor Onganía. Es decir, no le confiaba…. Y después se probó que había razones sobradas. Nunca me gustó. Me parecía, sí, que el Doctor Illia era honesto a carta cabal, pero no sabía un carajo de economía. Sigo pensando lo mismo hoy. Así como entró, salió: con los bolsillos vacíos. Ni su peor enemigo puede decir que haya sido deshonesto. Y yo no idealizo al Doctor Illia, pero lo quiero. No lo idealizo porque recuerdo perfectamente sus errores, hizo cosas obsoletas: puso precios máximos y una cantidad de cosas pelotudas. Si no sabés el ABC de la economía, no podés gobernar, flaco, por más honesto que seas. Pero después cuando vino el bigotudo fue mucho peor, se puso muy dura la cosa. ¡Y Onganía era blando, comparado con otros... era un benefactor de la patria, comparado con marzo del ´76!

AV: Entonces digo, según tu hipótesis, o tesis, quizás a Illia le faltó imaginación de chico...

AV: Volviendo un poco a Camilo, muchas veces, en entrevistas y también en tu obra se nota que está presente la figura de tu padre.

AV: ¿Te hubiera gustado que te leyera?

JM: ¿Es necesaria esa reconciliación para avanzar?

AV: ¿Cómo lo imaginás?

AV: ¿Como Camilo Aldao?

AV: Ni whisky...

AV: Hay que aprovechar acá...

AV: Quizás tu padre sabe más de vos ahora que cuando estaban juntos.

JM: Vamos a hablar un poco más de literatura, aunque de algún modo lo veníamos haciendo. En un ensayo que escribiste sobre León Tolstói, afirmás que es un error despreciar la biografía de un autor y que, al contrario, conocerla es importante para aprehender mejor lo que ha escrito.

JM: En tu caso, en tus libros hay personajes que comparten con vos fragmentos de tu biografía. Sotelo, Alaralena, el gusano…

AV: No sé si en las cloacas de Nueva York, pero...

AV: ¿Esas experiencias underground fueron todas en Buenos Aires?

AV: Me quedé con eso del otro mundo. En este último año y medio, fallecieron algunos escritores muy importantes, como Fogwill, muy cercano a vos.

AV: Y David Viñas.

AV: ¿Cómo intercedió?

AV: Y Fogwill también le dio una mano a varios escritores.

JM: También has creado tus propios personajes: de monstruo bueno, de conde, de maestro y sus discípulos. Así como muchos personajes tienen partes de tu vida, vos tenés parte de personaje. ¿Trazás una línea divisoria en algún lugar?

AV: Y si tuvieras que definir al realismo delirante...

JM: Sí, y de hecho vos tocás temas muy universales, como el poder, el amor, la locura, la muerte, el sexo.

JM: No se encuentran muchas obras tan cargadas, que desarrollen una cosmovisión.

JM: ¿Encontrás algún autor que trabaje así ahora?

AV: ¿No lo nombramos en la charla antes?

AV: ¿Vos cómo te definís si Saer y algunos más son nihilistas?

JM: Has dicho que el arte tiene que ser feliz. O que vos no podías escribir, o que escribías mal si no tenías algunas cosas personales resueltas.

AV: ¿Creés que es función del escritor transmitir felicidad al lector?

AV: ¿Concebís que una obra pueda transmitir felicidad y a la vez sentimientos contradictorios con la felicidad?

JM: ¿Qué encontrás en la repetición? Volver a ciertos temas, ciertas escenas, ciertos nombres, que de libro a libro...

JM: Tenés mucho reconocimiento de jóvenes, ¿no?

JM: A cualquiera que le comenté que hoy tenía esta entrevista, me decía que había venido o conocía a alguien que había venido al taller, o te había leído, o te conocía de I-Sat.

JM: También hay una canción de Los Piojos que te homenajea.

JM: ¿Hablaste con ellos?

JM: Pensaba en Néstor Sánchez, que no sé si califica exactamente como un croto, pero sí vivió despojado mucho tiempo.

JM: Yo pensaba en él porque hay muchos puntos en común, como la lectura del Tao, pero quizás él no pudo salir y vos sí.

JM: Sin embargo, de lo que leí de él, lo último fue lo que más me impactó, su diario de Manhattan.

JM: El diario de Manhattan es de la época en que vivió en Nueva York despojado, dormía en un auto o en una fábrica, pasaba el invierno sin ropa de abrigo.

AV: Tomando lo que decías de los jóvenes, algunas veces expresaste preocupación por el uso que tiene internet, que es peligroso en personas que no han tenido cultura lectora.

AV: Aira dice que cuando va a Pringles, su pueblo, nota que muchas personas se preocupan por lo que se hace desde el área de Cultura de la Municipalidad, que se abran bibliotecas, que los chicos lean, y él dice que no lo ve como algo tan necesario.

Fuente: telam

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