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22/12/2025

La belleza de la semana: la Navidad como crítica social en el arte contemporáneo

Fuente: telam

La representación religiosa de las festividades cristianas tiene una larga tradición, pero qué sucede cuándo el ojo está puesto en su versión actual con el consumismo como eje

>Ya se acerca Noche Buena, ya se acerca Navidad.

A finales de los 80 y principios de los 90, el pintor argentino Rómulo Macció produjo la serie “Crónicas de New York”, en la que reflejó la energía, los contrastes y la vitalidad de una ciudad tan inmesa como deprimente.

Papá Noel de la Quinta Avenida al Bowery es una de esas piezas, en la que revela un costado algo triste de las fiestas, con una serie de Santa Claus o Papá Noel (Viejo Pascuero, en Chile), perdidos tras una gran nevada, socializando, compartiendo algún trago quizá, sacando a la luz cómo detrás de las festividades, las grandes ventas y los desfiles que suelen mostrarse de la Gran Manzana, la desesperación puede encontrarse, a la vuelta de la esquina.

En esau búsqueda por desafiar las convenciones y provocar al espectador, el artista abordó la fotografía, un medio que consideró el más accesible del mundo, y a mediados de la década comenzó a trabajar con la codificación de los mensajes de consumo en la publicidad, por lo que era inevitable que llegase a la Navidad.

Luego de los 80, el artista recurrió a fotogramas de películas de Hollywood para construir piezas, donde combinó armas, grupos de personas y un beso. En esta etapa, comenzó a utilizar círculos para tapar los rostros de los personajes, acentuando el anonimato y obligando al espectador a reinterpretar la escena, tal como sucede en Christmas (with Double Boy on Crutches) -Navidad (con niño doble con muletas)-, de 1991.

Con su obra, el británico Michael Landy intenta desafiar los límites del arte contemporáneo al convertir la destrucción y el descarte en ejes centrales, como sucedió, por ejemplo, con su instalación “Art Bin”, que transformó una galería de Londres en un gigantesco vertedero de basura por seis semanas, ya que allí se arrojaron cientos de obras de artistas reconocidos y emergentes, entre ellos Damien Hirst y Tracey Emin, en 2010.

Hecha la intro, quizá una de las piezas donde el artista pudo reunir este afán destructivo y por deshechos fue The Waste of Christmas (Los desperdiciones de Navidad), diseñado especialmente para la Tate Britain en 1997, que suele convocar desde 1991 a algún artista durante the most wonderful time of the year, como canta Andy Williams en ese tema que aparece en tantísimas películas pochocleras.

En la instalación de este contender el artista colocó botellas vacías, latas, envoltorios rotos, adornos dañados, papel de regalo y algunos árboles de Navidad desechados como un especjo del gran volumen de residuos que se generan durante la Navidad, para evidenciar el impacto del consumo.

En 2004, el grafitero más famoso y desconocido del mundo, Banksy, introdujo su Christ with Shopping Bags (Cristo con bolsas de compras) como una reinterpretación de la crucifixión, con Jesus sosteniendo bolsas de compras adornadas con lazos fluorescentes y de las que brota sangre negra. En el interior se observan regalos navideños como bastones de caramelo y una figura de Mickey Mouse, elementos que refuerzan la crítica a la comercialización de la festividad.

El trasfondo gris y los colores apagados intensifican la atmósfera sombría, manofestando la visión del artista sobre la superficialidad de la Navidad, donde el Cristo agobiado por el peso de las bolsas simboliza el impacto negativo del consumismo por sobre los valores cristianos.

La imagen, que nunca fue exhibida en la calle y cuenta con una edición limitada, no es la única en la que ingresa en la cuestión navideña. Por ejemplo, vuelve a utilizar la figura de Jesucristo en una de las paredes del Walled Off Hotel de Jerusalén, donde se observa al mártir junto a drones, manifestando su postura contraria a la guerra.

En el hotel, inaugurado en 2017, también se encuentra Scar of Bethlehem (Cicatriz de Belén), que representa un pesebre bajo el muro de hormigón que separa Cisjordania, en el estado de Palestina, con Jesús, María y José junto a una pared marcada por orificios de bala, destacando uno de ellos en forma de estrella.

En 2014, la instalación de un enorme árbol de Navidad inflable en la Place Vendôme de París del artista estadounidense Paul McCarthy desató una ola de indignación y debate sobre los límites del arte contemporáneo y la libertad creativa en Francia.

La escultura, titulada simplemente Tree, fue concebida como una reducción abstracta del tradicional árbol navideño, pero su forma evocaba de manera inconfundible la de un juguete sexual, lo que provocó reacciones encontradas.

El entonces presidente, François Hollande, intervino en defensa del artista y de la libertad de expresión, declarando: “Francia siempre estará del lado de los artistas, así como yo estoy del lado de Paul McCarthy, cuya obra fue mancillada, sin importar la opinión que se tenga sobre la pieza”.

Además, durante una entrevista en la calle con el diario Le Monde, McCarthy fue agredido físicamente por un hombre que, tras confirmar su identidad, lo golpeó en el rostro mientras le gritaba que había insultado a Francia. El artista relató posteriormente a The Hollywood Reporter: “Me golpeó en la cabeza, fuerte. Gritaba que yo había insultado a Francia, pero esa nunca fue mi intención”.

“La cultura consumista es tan destructiva. Santa Claus es el dios del consumismo. Es tan icónico para mí; es un significante de la civilización occidental”, dijo en una entrevista con HighSnobiety en 2021.

Fuente: telam

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