>Los australianos guardaron silencio el domingo bajo la luz de las velas para honrar a las víctimas del tiroteo de Bondi Beach, conmemorando una semana desde que hombres armados dispararon contra la multitud en un festival judío.

Desde los ruidosos pubs de la ciudad hasta los tranquilos pueblos del interior, Australia observó un minuto de silencio a las 18:47 (07:47 GMT), exactamente una semana desde los primeros informes de disparos.

“Estamos aquí juntos”, dijo Roslyn Fishall, miembro de la comunidad judía de Sydney.

Los vientos de verano azotaron las banderas a media asta en todo el país, incluso sobre el famoso Puente del Puerto de Sídney.

Sin embargo, la ira se desbordó ante la percepción de que el gobierno no había actuado con suficiente rapidez y fuerza tras el aumento de los incidentes antisemitas.

“La semana pasada nos arrebataron la inocencia y, al igual que el césped aquí en Bondi se tiñó de sangre, también se tiñó nuestra nación”, dijo David Ossip, presidente de la Junta de Diputados Judíos de Nueva Gales del Sur.

“¿Cuánto más trágico es que la pérdida de vidas haya ocurrido a pesar de que existían todas las señales de advertencia?”.

Esa ilusión se hizo añicos cuando los presuntos pistoleros Sajid Akram, de 50 años, y su hijo Naveed, de 24, apuntaron sus armas de cañón largo hacia la playa más famosa del país.

Un profundo sentimiento de tristeza se ha apoderado de Australia en los últimos siete días.

Los inmigrantes ucranianos eligieron su nombre en homenaje a “Waltzing Matilda”, la balada popular australiana más apreciada.

“La pérdida es indescriptible”, dijo el rabino Levi Wolff.

Ya amenaza con debilitar los lazos de cohesión social en una nación multicultural.

Los líderes de la comunidad judía han acusado al gobierno de ignorar una creciente ola de antisemitismo.

Las familias en duelo exigen saber cómo los pistoleros lograron escapar.

El gobierno ha anunciado un conjunto de medidas nacionales sobre la posesión de armas y el discurso de odio, prometiendo leyes más estrictas y penas más severas.

Se trata de la mayor recompra de armas desde 1996, cuando Australia tomó medidas enérgicas contra las armas de fuego tras un tiroteo masivo que mató a 35 personas en Port Arthur.

Albanese también ordenó una revisión de la policía y los servicios de inteligencia.

Los bañistas desarmados se enfrentaron a los asaltantes fuertemente armados, mientras otros protegieron a completos desconocidos o corrieron a través de los disparos para atender a los heridos.

(con información de AFP)