21/12/2025
Cafetines de Buenos Aires: la esquina que vio pasar el último siglo sin cambiar su identidad y tuvo de vecino al ilustre Discepolín
Fuente: telam
Ubicado en el cruce de Callao y Lavalle, el Bar Los galgos abrió sus puertas en 1930 y hoy, casi cien años después, en manos de personas jóvenes y dedicadas, es uno de los sitios que mejor ha envejecido
>Gabyn, mi compañera, siempre repite la misma frase cada vez que doy una opinión favorable de un edificio, construcción o monumento. Dice: “Sí, pero hay que ver cómo envejece”. Ella es arquitecta, proyecta el paso del tiempo y sus consecuencias sobre mi juicio que solo expresa las sensaciones vividas en tiempo presente. Claro que los cafés no están exentos de su valoración profesional. Lo traigo a relación porque hoy vengo a contar uno de los cafetines de Buenos Aires que mejor ha envejecido y representa el paso de la historia del último siglo en la ciudad. Es el Bar Los Galgos.
La Estación del Parque funcionó hasta 1883 cuando la terminal se corrió a la actual Once porque la ciudad crecía y había que desobstaculizar el centro. Para entonces, Callao se presentaba como una avenida elegante, con boulevard parisino, donde se construían residencias aristocráticas y edificios monumentales. El que alberga al Bar Los Galgos, por caso, supo ser la vivienda familiar de los Lezama, la misma del parque entre San Telmo, Barracas y La Boca y los terrenos que dan nombre al municipio bonaerense.
Y en segundo lugar, porque hacia el final de su vida Discepolín se mudó junto a su esposa, la cantante Tania, a un departamento en Callao 765. A escasa cuadra y media de Los Galgos. Casi en simultáneo, el bar pasó a manos de la familia Ramos. Corría 1948. En ese año Discépolo escribió la letra de Cafetín de Buenos Aires, nuestro himno cafetero. Y debió pasar a diario por la puerta del bar de los Ramos rumbo a la sede de SADAIC en Lavalle 1547. Quiero pensar que habrá recordado su niñez de “ñata contra el vidrio”, y canturreado las amistades de “José, el de la quimera… Marcial, que aún cree y espera… y el flaco Abel que se nos fue pero aún me guía”. Coincidencias. Sincronicidad. Elijo creer.
Discépolo falleció en su casa de Callao en el año 1951. El velatorio ocurrió en SADAIC, donde nuestro hermeneuta, como le dice Pujol, alcanzó la vicepresidencia. A despedir sus restos fue toda la colonia artística. También el presidente Juan Domingo Perón. Evita, amiga personal, convaleciente de su enfermedad —moriría pocos meses más tarde—, no tuvo fuerzas para acercarse a darle su adiós.En 1955 sobrevino la caída del peronismo y sobre la segunda mitad del siglo XX huelgan los comentarios. Todos ustedes tendrán su propia experiencia de vida. Mientras tanto, los Ramos siguieron cumpliendo años hasta que se pusieron muy mayores y el bar llegó a su fin. En 2015 cerró y comenzó un rápido desmantelamiento.Julián y Florencia se propusieron no dejar morir el bar, pero para lograrlo, tuvieron que recuperar el mobiliario, objetos y, principalmente, a los dos galgos de cerámica —uno negro y el otro blanco— que fueron el emblema de la esquina por los 85 años previos.
Julián, al igual que los fundadores de Los Galgos, es bisnieto de asturianos. Sus antecesores fueron los dueños del bar Tren Mixto frente a la estación ferroviaria de La Plata. También sus abuelos trabajaron allí. Pero ya la generación de su padre recibió formación académica y tomó otro rumbo. Entre tanto, Julián se crió entre historias de mostrador y anécdotas de parroquianos. Cuando se hizo mayor de edad retomó el legado familiar asturiano traído a Buenos Aires desde el pueblo de Sama de Langreo. De hecho, la razón social del Bar Los Galgos se llama Tren Mixto.
Por ejemplo, no se autocalifican como un café de especialidad pero lo preparan en una máquina italiana Simonelli de nivel premium. Toda la pastelería se produce en el lugar. Desde lo más básico. Como la medialuna, un manjar por otra parte. Dice Julián: “Los Galgos es un bar de cocina porteña”. Afirmación que sostiene en letras de molde porque junto al periodista gastronómico Rodo Reich publicaron el libro Cocina porteña. 170 recetas del Bar Notable de Buenos Aires. Los Galgos, Editorial Planeta (2023). Sí leyó bien dice 170.
En el ranking de platos que más salen en Los Galgos pican en punta las tradicionales milanesas, pastas, tortillas y buñuelos. “Buscamos que los productos sean transversales, pero que tengan un plus de calidad” reconfirma Julián. Entonces ¿Por qué comencé la nota diciendo que el Bar Los Galgos envejeció bien?Reitero, el Bar Los Galgos abrió en 1930. Fue testigo de la Década Infame, las transformaciones ocurridas en el entorno, los Gobiernos peronistas, el advenimiento del pop y el rock, la dictadura, la primavera democrática y las presidencias radicales, el menemismo, la crisis del 2001, la continuidad democrática, la pandemia, los últimos cambios culturales y de consumo. Acompañó todos los hechos enumerados sin modificar su interior ni la identidad. Hoy, rumbo al centenario, es manejado por gente joven que ama lo que hace y produce con sello local. No me digan que eso no es envejecer con dignidad.
Instagram:@cafecontado
Fuente: telam
Compartir
Comentarios
Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!



