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20/12/2025

La doctrina de las “regiones históricas” de Rusia: el mapa de Putin para redibujar Eurasia

Fuente: telam

Al calificar a las naciones vecinas como creaciones artificiales sobre tierras rusas, el Kremlin establece un marco legal y militar para una confrontación a largo plazo con Occidente que trasciende el conflicto en Ucrania

>En una sala repleta de generales y altos mandos militares el miércoles, el jefe de estado ruso Vladimir Putin volvió a recurrir a un término que se ha convertido en el eje central de su política exterior y en el mayor desafío para la seguridad europea desde la Segunda Guerra Mundial: las “regiones históricas” de Rusia.

Para Putin, el mapa de la Federación Rusa actual es una anomalía, un error geográfico heredado del colapso de la Unión Soviética en 1991. En su lugar, el Kremlin impulsa el concepto de “Rusia Histórica” (Istoricheskaya Rossiya), un territorio fluido que coincide con las fronteras del Imperio de los zares y que Moscú reclama el derecho de “reunificar”.

La base intelectual de esta campaña se encuentra en el ensayo de 5.000 palabras publicado por Putin en julio de 2021, titulado El documento introdujo la tesis de que rusos, ucranianos y bielorrusos son “un solo pueblo” (odin narod). Bajo esta lógica, las fronteras administrativas dibujadas por los bolcheviques en el siglo XX fueron “regalos del pueblo ruso” entregados a repúblicas que no tenían una base estatal previa.

Dentro de estas regiones históricas, destaca el concepto de Novoróssiya o “Nueva Rusia”. Este término, que data del siglo XVIII bajo el reinado de Catalina la Grande, abarca una franja de tierra que va desde Kharkiv hasta Odesa, bordeando todo el Mar Negro.

Crimea, anexada en 2014, ocupa un lugar sagrado en esta geografía. Putin la describe como el “Esta visión histórica ha tomado un giro jurídico reciente que cuestiona la existencia misma de los estados independientes surgidos tras la Guerra Fría. En mayo de 2025, el asesor del Kremlin, Antón Kobiakov, escaló la retórica al afirmar que Según Kobiakov, los Acuerdos de Belovézhskaya, el tratado que declaró la disolución de la Unión Soviética, son “absolutamente extraños” y carecen de legitimidad. Esto transformaría la invasión de Ucrania, bajo la óptica de Moscú, no en una guerra internacional, sino en un “proceso interno” de un Estado soviético que nunca dejó de existir formalmente.

La amenaza para Europa se vuelve más tangible cuando Putin extiende este concepto a los Estados miembros de la OTAN. En junio de 2022, durante una visita a una exposición sobre el zar Pedro el Grande, Refiriéndose a la toma de territorios en el Báltico por parte del zar en el siglo XVIII, Putin afirmó: “Parecía que Pedro estaba arrebatando algo a Suecia. No estaba arrebatando nada, estaba recuperando lo que era de Rusia”. Luego añadió, en un tono que muchos interpretaron como una advertencia a Estonia, Letonia y Lituania: “Ahora parece que también nos corresponde a nosotros recuperar y fortalecer”.

El alcance de las “regiones históricas” no termina en Europa. Kazajistán, el aliado más grande de Rusia en Asia Central, ha visto con creciente alarma cómo el Kremlin cuestiona su derecho a existir.

Para Putin, cualquier país que haya formado parte del Imperio Ruso y que ahora intente alejarse de la órbita de Moscú es visto como un usurpador. “Si una república quiere irse de la Unión, debería irse con lo que llegó, no con los regalos del pueblo ruso”, escribió en su ensayo de 2021. Dado que casi todos estos estados se expandieron territorialmente bajo administración rusa o soviética, la lógica de Putin les exigiría devolver gran parte de su geografía actual.

Uno de los pasos más significativos en esta estrategia fue la modificación constitucional rusa en 2022. Al declarar que las regiones ucranianas ocupadas son ahora parte integral de Rusia, Putin creó un “punto de no retorno” legal. Este fenómeno es parte de lo que Según la ley rusa, cualquier negociación que implique la devolución de estas tierras es una violación de la integridad territorial del Estado. Esto ha transformado una guerra de agresión en una “guerra defensiva” en la narrativa oficial. Cuando Putin amenaza con usar “todos los medios disponibles” (incluido el arsenal nuclear) para defender el territorio ruso, se refiere a estas “regiones históricas” recién anexadas.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, bajo la dirección de Serguéi Lavrov, codificó esta visión en el Bajo esta doctrina, la soberanía de Rusia no se detiene en sus fronteras reconocidas por la ONU, sino que se extiende a lo que el Kremlin llama El Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), con sede en Washington, ha advertido repetidamente que esta retórica busca “preparar el espacio informativo para una agresión a largo plazo”. En su Para los vecinos de Rusia, desde Polonia hasta Kazajistán, el mensaje es claro:

Fuente: telam

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