19/12/2025
La ciencia explicó cómo nace el talento extraordinario en las estrellas del arte, la ciencia y el deporte
Fuente: telam
Un estudio que analizó a más de 34.000 figuras de élite en diversas disciplinas desafía la idea de la especialización precoz y propone un nuevo modelo para entender el rendimiento humano
>Durante décadas, el talento excepcional se asoció con una imagen casi incuestionable: niños prodigio que se destacan muy temprano, se concentran en una sola disciplina y, gracias a una práctica intensiva, alcanzan la cima del rendimiento mundial.
El trabajo reunió y reanalizó datos de más de 34.000 personas de rendimiento extraordinario en ámbitos tan diversos como la ciencia, la música, el ajedrez y el deporte. La muestra incluyó ganadores del Premio Nobel, compositores clásicos reconocidos, campeones olímpicos y los mejores ajedrecistas del planeta. Lejos de confirmar las hipótesis tradicionales, los resultados revelaron un patrón común que atravesó todas las disciplinas: quienes brillaron de forma temprana casi nunca coincidieron con quienes alcanzaron el máximo rendimiento en la adultez.
“Desde atletas como Simone Biles y Michael Phelps hasta científicos como Marie Curie y Albert Einstein, identificar el talento excepcional es esencial en la ciencia de la innovación. Pero, ¿cómo se origina el talento? ¿Los atletas, científicos y músicos más talentosos alcanzaron su máximo rendimiento relativamente temprano o tarde en su carrera? ¿Renunciaron a dominar múltiples deportes, materias académicas e instrumentos musicales para alcanzar un rendimiento de clase mundial en solo uno?”, se preguntaron los expertos en Science. Esa inquietud funcionó como punto de partida de una investigación que revisó supuestos profundamente arraigados.Uno de los hallazgos centrales fue contundente: los mejores jóvenes y los artistas de talla mundial en la adultez, en la mayoría de los casos, no fueron las mismas personas. El análisis mostró que los diez mejores ajedrecistas juveniles del mundo y los diez mejores ajedrecistas adultos apenas coincidieron en un pequeño porcentaje.
Además, la investigación reveló que muchos de quienes alcanzaron la cima en la adultez no sobresalieron en sus primeros años. Por el contrario, mostraron un desarrollo gradual, sin ubicarse entre los mejores de su grupo etario durante la juventud. En los niveles más altos de rendimiento adulto, el desempeño máximo se asoció de manera negativa con el rendimiento temprano, un resultado que contradice décadas de investigaciones previas centradas en poblaciones jóvenes.
El análisis también puso el foco en otro aspecto clave del desarrollo del talento: la diversidad de experiencias. Mientras que los jóvenes con rendimientos excepcionales tempranos tendieron a concentrarse de manera intensa en una sola disciplina, quienes alcanzaron el rendimiento de clase mundial en la adultez recorrieron trayectorias más amplias y multidisciplinarias durante sus primeros años.En palabras de los autores, “la evidencia disponible es muy consistente en todos los dominios: Los jóvenes artistas excepcionales y los adultos artistas de clase mundial posteriores son en gran medida dos poblaciones discretas a lo largo del tiempo. Este patrón se repitió en todos los ámbitos analizados. En ciencia, música, deportes y ajedrez, los adultos de élite compartieron una característica común: durante su juventud exploraron distintas áreas de interés antes de consolidar su especialización. Esa diversidad temprana no representó una distracción, sino una ventaja acumulativa que potenció su desarrollo posterior.
La segunda fue la hipótesis del capital de aprendizaje mejorado. Según este enfoque, la diversidad de experiencias fortalece habilidades generales como la adaptación, la resolución de problemas y la transferencia de conocimientos entre dominios. Ese capital cognitivo y práctico mejora la capacidad de aprendizaje continuo cuando, más adelante, la persona se concentra en una disciplina específica.
La tercera fue la hipótesis de riesgos limitados. La participación multidisciplinaria reduce la exposición a factores que suelen truncar carreras prometedoras, como el agotamiento, el aburrimiento, el desequilibrio entre esfuerzo y descanso o las lesiones en disciplinas psicomotoras. Al diversificar las actividades, disminuye la presión temprana y se preserva la motivación a largo plazo.Güllich sintetizó estas ideas al afirmar: “Aquellos que encuentran una disciplina óptima para sí mismos, desarrollan un mayor potencial de aprendizaje a largo plazo y tienen menos riesgos de factores que obstaculizan su carrera profesional, tienen mejores posibilidades de desarrollar un rendimiento de clase mundial”. La frase resume una visión que desplaza el énfasis desde el talento precoz hacia la construcción progresiva del rendimiento.El nuevo panorama invita a repensar las políticas públicas y los programas de formación de talentos. En lugar de acelerar la especialización, la evidencia sugiere fomentar trayectorias más flexibles, que alienten a los jóvenes a explorar dos o tres disciplinas de manera sostenida.
A la luz de estos hallazgos, los responsables de diseñar programas educativos, deportivos y artísticos enfrentan un desafío significativo.
Promover la diversidad temprana implica modificar criterios de selección, estructuras de entrenamiento y expectativas sociales sobre el éxito. Sin embargo, la evidencia indica que ese cambio podría ampliar las oportunidades de desarrollar artistas, científicos y deportistas de talla mundial.Al desmontar el mito del talento precoz como condición indispensable, abre la puerta a trayectorias más inclusivas, menos lineales y potencialmente más exitosas a largo plazo. En ese giro conceptual reside la principal novedad del descubrimiento.
Fuente: telam
Compartir
Comentarios
Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!



