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12/12/2025

Martín Kohan: “La identidad no precisa ser subrayada ni actuada, está en los gestos, en el tono, en las palabras”

Fuente: telam

El autor de “Ciencias morales” habla sobre su nuevo libro, “Argentinos, ¡a las cosas!, en el que hace un arbitrario y riquísimo recorrido por veinticinco objetos, espacios físicos, construcciones e ideas que, a su manera, representan lo argentino

>Docente y escritor, Martín Kohan (Buenos Aires, 1967) es uno de los más destacados y celebrados autores argentinos de su generación tanto por sus libros como por sus intervenciones públicas. Es autor de una obra vasta y de diversos géneros como las novelas Dos veces junio, Ciencias morales, Fuera de lugar y Confesión y los ensayos El país de la guerra, Ojos brujos, 1917 y La vanguardia permanente, así como también del particular libro de memorias Editorial Seix Barral acaba de publicar su nuevo libro, Argentinos ¡a las cosas! en el que Kohan hace un arbitrario y riquísimo recorrido por veinticinco objetos, espacios físicos, construcciones e ideas que, a su manera, representan la identidad argentina. Naturalmente algunos de sus protagonistas son San Martín, Belgrano, Gardel, Borges, Eva Perón, el Che Guevara y Maradona, pero también una ruta, algún auto, una pizzería, un mural, un puente que aunque ya no está sigue estando en la memoria porque uno lo ve faltar.

A través de conexiones originales y alejadas de toda convención, las figuras y los objetos elegidos no destacan a la manera tradicional de la estampita laica del ser argentino sino que reviven en relatos breves y magnéticos en los que, a partir de sus propias lecturas, el autor lleva a la lengua escrita el tono de los mejores relatos orales, aquellos que logran convertir la deriva, un desvío sin fórmula, una forma retórica de lo lateral, en la figura central de la narración.

— Generalizando un poco, todo lo que uno lee en estos veinticinco breves capítulos remite a momentos en los que una placa o un monumento te llamó la atención. Me gusta porque sé que cuando viajás porque sos invitado a alguna Feria del Libro local o a dar alguna charla, siempre encontrás algo sobre lo que pensar o hacer historia. Y lo que me gusta es cómo vinculás tus lecturas porque no es sólo la herencia de lecturas de Benjamin y de Roland Barthes, y también que al final hay una larga lista de agradecimientos y se cuenta el origen de estas historias.

— Y agradecer.

— Mucho de lo que hay en este libro me recuerda a tu libro Me acuerdo. Hay una marca generacional importante y es que los significados no están alejados de lo que es uno y del tiempo que a uno le toca vivir. Entonces, en ese sentido, muchos de esos objetos que tomás, pienso por ejemplo en el puente que ya no está en avenida Juan B. Justo, hace pensar a otros que vivieron cosas similares. O sea, hay muchas cosas que tienen que ver con la identificación personal.

— Sí, aquello que falta. Que se sigue viendo aunque no está.

— Así es.

— Como una arqueología hacia adelante.

— Sí, que aparece dos veces en el libro.

— Era una súper modernidad.

— Otra de las cosas que me hizo pensar fue lo de la figura de Bernardino Rivadavia. Es muy interesante, vos decís que de algún modo uno a San Martin, a Belgrano, los tiene siempre como los héroes aunque después aparezcan en las figuritas o que estén en el nombre de una calle o una plaza. ¿Pero tenemos realmente claridad de que Rivadavia, además de ser el nombre de una calle o de una escultura, fue el primer presidente? Y le encontrás una vuelta, sobre el final, que es maravilloso. Y es cuando decís que Rivadavia son los cuadernos, es la letra manuscrita.

— Es la firma y la letra manuscrita de los chicos que empiezan a escribir.

— En la Lugones.

— Por la autopista y por la cinemateca.

— Lugones trans.

— ¿Y el Centro Kirchner va a seguir siendo Kirchner aunque ahora se llame Libertad?

— Por eso pregunto.

— Ahora, ¿será también porque Rivadavia quedó pegado al tema del empréstito con la Baring Brothers, ese comienzo de la deuda externa argentina? ¿Qué pensás?

— Sí, pero sin embargo Sarmiento se la banca. Supongo que la educación ha tenido mucho que ver ahí también.

— Claro. Contás muy bien el ir y venir de Rosas.

— No hay culto a Rivadavia.

— Yo creo que hay algo que tiene que ver con eso que hablábamos.

— Sí, sí, total.

— Pero el tema del préstamo.

— Nos pesa mucho, me parece.

— No, no, no sé.

— Imagino que no.

— Estoy pensando que no sólo vos hiciste literatura con San Martín. Y que hubo literatura con Belgrano. Literatura, cine y demás. Rivadavia no es una figura que haya sido tomada por las expresiones culturales, me parece.

— Sí.

— Claro. Pero si fuiste a la escuela en la Argentina sabés perfectamente qué esa es la firma.

— La envidia desde tu modesto cuaderno Gloria.

— Sí, sí, total.

— Cómo puede haber tanta gente en Once sentada, esperando o durmiendo ahí, sin saber dónde están sentados o durmiendo.

— Del presente.

— Nos quedó pendiente lo del ex CCK.

— Igual, lo que ocurrió con Rosas durante el menemismo fue un blanqueo que funcionó, me parece.

— Que era todo un presente de reconciliación, además, el que proponía Menem en ese momento.

— Civilización y barbarie.

— Sí, claro. Te toca buscar argumentos para rebatir.

— O que hayamos estado en contra en su momento de que se llamara como lo llamaron.

— Algo de lo que hablás también en tu libro, cuando en el capítulo acerca de un determinado pasillo, volvés a Walsh y a los fusilados de José León Suárez.

— Sí, sí.

— Incluso convirtiendo en peronistas a antiperonistas acérrimos como era él.

— Algo que se está viviendo en un punto, ¿no?

— Es que a la hora de ubicarse, no vas a elegir estar del lado del que quiere eliminar al otro por pensar diferente.

— Se genera la autocensura.

— Sí, Cometierra igual después entra a través de una serie mexicana que se puede ver en una plataforma. O sea que hay un punto en el que la cultura se las arregla para esas derivas. Es interesante eso.

— Es eso.

— La censura termina siendo estímulo, ¿no?

— Hablemos sobre la identidad. Porque tu libro es un puro revolotear alrededor de la idea de la identidad.

Fuente: telam

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