Sábado 6 de Diciembre de 2025

Hoy es Sábado 6 de Diciembre de 2025 y son las 04:52 ULTIMOS TITULOS:

06/12/2025

No me metí en el rock and roll para tocar rock and roll

Fuente: telam

El autor de “Qué hago con la noche” relata las influencias que lo llevaron a escribir la novela, y cómo fue el proceso creativo para explorar el lado más humano de un ambiente tóxico

>¿Cómo escribir una novela en torno al rock sin drogas, sexo ni rock and roll? Blixa Bargeled, un ex Bad Seeds, antes de dar el portazo al grupo de Nick Cave en el que tocó por décadas, le dijo al líder: “No me metí en el rock and roll para tocar rock and roll”. No es que me lo propuse, pero no fue mi propósito indagar en esa tríada, sino más bien juntar los restos que había por el piso de un hombre que está por arribar a los sesenta años y nota que la vida se le escapó. Es un tris. Tanto el pensarlo como el sentirse acabado. O preguntarse: “Ah, ¿era esto?”.

Qué hago con la noche arranca con una trifulca de pareja, casi un acabose, un vendaval de violencia verbal, una sinfonía apagada de inercia y sentimientos esquivos. Él, nació el mismo día en que se publicó el sencillo >¿Cuál sería el sitio de los que no encajan, el de esos que contemplan las esquirlas de su memoria como un rompecabezas al que le restan piezas? Qué hago con la noche no es solo el relato de la pelea entre ambos, sino también la batalla de Gervasio –“un tipo peculiar, mezcla de Ignatius J. Reilly y Joey Ramone”, según Damián Huergo, quien escribió la contratapa de la novela– con sus fantasmas, con sus rencores, con las pocas certezas que tiene, con su indolencia. No por nada, en vez de capítulos, la novela está estructurada en rounds.

“¿Has visto tú algo más poderoso que mi gran esperanza? ¿Conoces tú algo más grande que mi silencio”, escribió Atahualpa Yupanqui. Entre esos dos andariveles se mueve Gervasio: entre la confianza en el mañana –pese a todo– e invocar al silencio como llamarada que todo lo apacigua y revierte. La esperanza que portan, por ejemplo, los gatos que no dudan en que al despertar habrá comida en su plato. El silencio, por otro lado, como salvoconducto para quienes aman la música. En cierto sentido, él ha llegado a una edad donde nuestros logros no tienen la menor importancia pero a su vez es el más importante.

Si bien Qué hago con la noche puede ser leída desde la perspectiva de la cultura rock y su extinción, se acerca más a una reflexión alrededor de la soledad, el arraigo y el olvido. Según Rodrigo Manigot, cantante de Ella es tan Cargosa y con una serie de libros de autoficción en su haber, Qué hago con la noche “indaga en los dreams no over, los dreams que se fueron deformando en la atmósfera. Me da la sensación de que un dron siguiera la trayectoria de uno de esos globos navideños, pero no cuando pasan de noche frente a nuestros ojos y nos deslumbran, sino después, cuando se pierden, cuando ya no le importan a nadie, cuando empiezan a desarmarse y a caer”.

En ese punto, recuerdo una descripción de un personaje del narrador chileno Alberto Fuguet –quien se encargó de la presentación de Qué hago con la noche una noche de julio pasado en la librería porteña Fetiche– en un relato como >Ese “estar sin estar del todo” sobrevuela a lo largo de las doscientas cuarenta páginas del texto. Como si Gervasio, al convivir con la decisión de desaparecer de la escena –un gesto que le genera tanto paz como angustia; él queda afuera de una gran industria donde al fin de cuentas es un engranaje más y no una figura imprescindible–, no estuviese haciendo otra cosa que dando comienzo al final de su historia. Por eso el peso como el desequilibrio que implica dejar un legado y cierta reconciliación con esa perspectiva.

Fuente: telam

Compartir

Comentarios

Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!