05/12/2025
Olivier Guez cuenta la historia de Gertrude Bell, “el personaje perfecto para una novela”
Fuente: telam
El autor francés premio Renaudot acaba de publicar “Mesopotamia”, la historia de una mujer fascinante, decisiva en la expansión imperial de Gran Bretaña en Medio Oriente a principios del siglo XX
>Olivier Guez pide salir al patio del hotel en que se hospeda en Buenos Aires para fumar, aunque hace calor y la humedad porteña campea a sus anchas. No parece afectarle: vive en Roma y allí pasa más o menos lo mismo. Igual que con el tránsito y la gente que mueve las manos y eleva la voz, comenta con una sonrisa.
Nombrada “secretaria oriental” en 1917 por Sir Percy Cox, máximo cargo de la administración civil, Gertrude Bell desempeñó un papel clave durante la partición de Oriente Medio, liderando junto a Cox la construcción política de Irak hasta 1924. Para entonces, ya había vivido en Persia desde 1892, completado dos vueltas al mundo, participado en excavaciones arqueológicas en Anatolia en 1900 y cruzado el desierto de Nedjd en 1914.
En la prosa de Guez, la vida de GB sirve como eje narrativo para recorrer desde la Primera Guerra Mundial hasta la creación de Irak en el escenario histórico de Oriente Medio, entre el Tigris y el Éufrates, donde se entrecruzan los intereses de numerosas potencias y personajes destacados como T. E. Lawrence, Fayçal Ibn Hussein y Winston Churchill. En ese contexto, las potencias llevan adelante un complejo proyecto en una región reconocida como “la cuna de la civilización”, buscando un difícil equilibrio entre sus propios intereses. En particular, el lector se adentra en la política de influencia del Imperio británico, marcado por sus enfrentamientos con los otomanos, aliados de los alemanes, las tribus árabes, así como la competencia de Francia y el creciente peso de Estados Unidos. —¿Recuerda el momento en que tomó conocimiento de la existencia de esta mujer tan singular y extraordinaria?—No solo en esa famosa foto, en el relato aparecen muy notoriamente Lawrence de Arabia y Winston Churchill. Y con ellos, está presente la ocupación británica de un territorio que no les pertenecía ¿Tuvo en cuenta esta situación de imperialismo en su novela?
Y también es una historia sobre los códigos del orientalismo. Quería jugar con esos códigos del orientalismo, las descripciones, los personajes... Porque yo creo que todo el mundo tiene una mirada orientalista. Cuando tú vas, no sé, a China, tu mirada es la de un argentino en China, pero tiene también interés para China. Pero tú vienes con el código de la Argentina. Y entonces, con este libro quiero también... (suspira) Pensar un poquito todo. Ok, nosotros, franceses, ingleses, hemos hecho cosas terribles con el imperialismo. He enseñado a la Universidad de Princeton, tuve un seminario sobre la historia cultural de Europa y sobre Sicilia en el medioevo. Y en esa época, la civilización árabe era superior a la europea. Creo que ahora tenemos que tomar un poquito de distancia. Es la historia y basta. Y el lector puede juzgar como quiera. Yo no estoy acá para ser el profesor. Todo el mundo tiene su mirada sobre la historia.
— ¿Cómo se puede explicar este ciclo que transcurre entre la historia que cuenta en su libro y el presente, en un lugar del mundo que siempre parece a punto de estallar? —Es fácil de entender pero imposible de resolver. Es fácil entender porque Mesopotamia cuenta el momento cuando el Medio Oriente vuelve al ser el centro del comercio mundial: con el Canal de Suez cambia todo. Y después es el centro de la economía de la Segunda Revolución Industrial con el petróleo. Entonces, toda la gente quería estar ahí. Entonces, es un problema enorme. En nuestra época, este territorio, tiene un tercero factor que lo ha cambiado todo: el islam político, que no existía en esa época o mejor dicho, era muy débil.—Por último, ha viajado por todo el mundo...
—¿Le gusta haberlo hecho?
—Testigo.
Fuente: telam
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