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04/12/2025

Miguel Ángel Oliver, presidente de EFE: “En estos tiempos, hay que tener la voluntad de relatar la realidad con honestidad”

Fuente: telam

El periodista y ex secretario de Comunicación del gobierno español, está en Buenos Aires por la muestra fotográfica que celebra 60 años de la agencia de noticias en Argentina. “Lo nuevo es introducir en el sistema la información más limpia posible y luego que cada uno le ponga el sabor que quiera”, afirma

>La agencia EFE, un gigante informativo de habla hispana y una de las empresas periodísticas multimedia más importantes del mundo en su tipo, conmemora seis décadas de presencia en Argentina -aquí se instaló en 1965 su primera oficina fuera de España- con una muestra fotográfica inequívocamente titulada Testigos de la historia, abierta al público hasta el 1 de marzo de 2026 en el emblemático Museo de la Inmigración MUNTREF de Retiro.

Para Miguel Ángel Oliver, presidente de EFE en diálogo con Infobae en el mismísimo lugar de la exhibición, resulta el símbolo de “seis décadas de trabajo y la demostración de un salto importante de la agencia, que salió de su crisálida española para extenderse por distintas partes del mundo, por América y Europa”. El periodista y conductor de la cadena SER y canal 4, profesor universitario y secretario de Estado de Comunicación entre 2018 y 2021, repasa en esta conversación algunos hitos en la historia de la agencia, el valor del fotoperiodismo como testigo, las particularidades de la revolución tecnológica que afrontan los medios de comunicación, y la diferenciación entre “verdad” y “realidad” a la hora de informar.

— ¿Qué significa en términos simbólicos este aniversario del desembarco de EFE en Argentina, primer país en América?

—Creo que demuestra la voluntad americana de la agencia Efe. Una voluntad de conocimiento mutuo, porque la agencia surge en aquellos días, que son días de la dictadura (1965). Estamos hablando de la dictadura franquista, pero con una intuición muy reveladora de que España tiene que salir de sí misma. Tiene que comenzar ese aperturismo, que también políticamente se notó en los años 60 y 70. Son años tecnócratas, de desarrollo económico. La sociedad de mis padres, los de la generación de baby boomers, vivieron ese momento de desarrollo. Había pleno empleo. También había un pleno exilio de cientos de miles de personas que habían salido como consecuencia de la guerra civil.

Hay dos momentos muy diferenciados en la historia de EFE. La primera parte es la un medio de comunicación, un proveedor de noticias al servicio de una dictadura. Y desde el año 75, muerto Franco, al servicio de la democracia. Y yo represento hoy esa saga de periodistas y de responsables, presidentes, directores, compañeros que han servido a la democracia desde las filas de EFE. Por eso me resulta muy emocionante estar aquí y saber que aquí también se coció en parte una apertura que devino luego en la democracia española y también, con grandes dificultades, en las democracias latinoamericanas.

—El fotoperiodismo es un clásico que ha acompañado al periodismo moderno desde los albores de la fotografía y que va a seguir con nosotros. Y hablamos de fotos, no solo de vídeos, hablamos de fotografía. La fotografía fija la imagen, fija la realidad, permite detenerse en ella, buscar el enfoque, el encuadre. Por tanto, permite editorializar a través de la imagen : saber qué es lo que persigues, qué buscas, qué encuentras. A veces hay fotografías que el autor, después al revisitarlas, encuentra algo que no había visto en un primer vistazo, ¿no? Creo que la fotografía es un testigo de la historia y EFE tiene un archivo con millones de disparos. Somos testigos de la historia argentina de estos 60 años. En ese sentido, nos hace muy felices saber que hemos contribuido también a fijar parte de la historia con tantas imágenes y tantos miles, millones más que hay en los archivos de EFE. La agencia tiene veinticinco millones de fotografías. Es un archivo muy importante y cuando rebuscas en él te das cuenta de que a golpe de disparo, como entonces se hacía la fotografía, con aquel arte, aquella precisión, se vivieron momentos y personajes históricos. La agencia le debe muchísimo a su elenco fotoperiodístico. Somos deudores de muchas sagas de fotoperiodistas. Los ha habido enormes en la larga historia de EFE, y hoy lo constatamos aquí en esta exposición en Buenos Aires.

—¿En qué momento se encuentra la agencia en medio de esta reconversión tecnológica fenomenal del periodismo?

—Yo creo que la agencia EFE se encuentra bien, si sigue teniendo detrás de ella la voluntad de un Estado que quiere apostar por el periodismo como servicio público. Me parece que aquí hay una línea divisoria muy importante. Sí, evidentemente las industrias periodísticas están todas en crisis. Las industrias periodísticas privadas tienen un reto muy importante y las públicas también, ciertamente. Pero las públicas lo tienen para justificar la valía de la labor que realizan: su labor de servicio. Solamente puedo entender la tarea de la agencia EFE, como de otros medios públicos, si se dedican y consagran precisamente aquello para lo que han sido mandatados: el servicio público. Y la agencia EFE, según reza en sus estatutos, es propiedad de la sociedad en su conjunto. No pertenece a un partido, a un gobierno, aunque tiene una inyección económica del erario público muy importante, y lo es precisamente para salvaguardar algo que, en cambio, el mercado está amenazando.

—El debate sobre una mayor o menor intervención del Estado está abierto, en España y en Argentina también.

—En esta realidad de los medios de comunicación, hay un valor, el de la verdad, que parece estar en peligro. ¿Cómo se posiciona una agencia de noticias con alcance global para seguir navegando en estas aguas encrespadas de las fake news?

Me parece que “verdad” es un concepto demasiado contundente, que me remite a la religión quizá. Entonces, los hechos son verdad, los hechos son realidad, pero también dependerá del cristal con que lo mires, de la perspectiva, del momento, del encuadre. Hablábamos antes de la fotografía, ¿no? Yo creo que ante la realidad lo que hay que tener es voluntad de relatarla y ser todo lo honesto que se pueda. ¿Cómo? Las agencias lo hacemos tomando todas las fuentes posibles para un relato de la realidad. No solamente una visión maniquea, exclusiva, polarizada de uno de los lados. Eso no puede ser un relato de la realidad, sino de la verdad dogmática de unos frente a los dogmas de los otros. Por tanto, yo creo que hay que combatir la desinformación. Y la información debe vestirse con elementos de realidad, más que de verdades. Tampoco me atrevería yo a filosofar mucho más, porque filósofo no soy. Quiero dar cuál es mi aproximación: me asusta a veces la idea de la verdad, pero no me asusta la idea de la realidad, porque efectivamente, dependiendo de quién sea cada cual y de qué represente, la realidad tiene que ser abordada siempre en una agencia de noticias desde distintas perspectivas, desde todas las posibles. Y las perspectivas en periodismo son fuentes informativas. Nosotros tenemos la obligación de consultar a distintas fuentes, hasta tres por cada información que ofrecemos. No podemos simplemente basarnos en lo que dice una sola persona. Tenemos que contrastar. La idea de contraste en una agencia es fundamental. Para eso tenemos un libro de estilo muy estricto.

—En pocas palabras, ¿Qué pide ese libro de estilo?

—Tiene que consolidar los valores del periodismo de acuerdo a lo que es una democracia. Y el valor fundamental es que no puede haber una sola fuente. No somos una agencia oficial, somos una agencia pública, pero siempre atendemos a las distintas fuentes que nos dan fe de un acontecimiento. Y es eso lo que relatamos: un hecho, un acontecimiento, no una verdad conceptual o dogmática. Y eso es lo que fundamentalmente obliga el libro de estilo, aparte de dar una serie de normas estilísticas y de hablar de manera muy acertada, que es la economía del lenguaje. La agencia tiene que ser sujeto, verbo y predicado. Las florituras, déjasela luego, yo qué sé, a Borges o a Cortázar. Déjasela a los literatos, para eso están. O a lo mejor, con el andar del tiempo, tú puedes encontrar un estilo propio y ser reconocible como periodista, como narrador, como opinador. Pero un periodista de agencia es un periodista de sujeto, verbo y predicado, de un escrúpulo gramatical absoluto. El que se vaya de ahí sabe que está fuera de las normas de la Agencia EFE.

[Fotos: RS Fotos]

Fuente: telam

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