16/11/2025
Gabriel Boric era la joven esperanza de la izquierda latinoamericana: ¿Ahora qué?
Fuente: telam
Cuando fue elegido hace cuatro años, el presidente de Chile traía consigo promesas ambiciosas y nueva energía. Entonces llegó la realidad
>El carismático y barbudo líder milénial fue toda una sensación para la izquierda. Motivó a los votantes jóvenes con la promesa de una reforma sistémica radical: justicia social, viviendas asequibles, transporte público gratuito y derechos para las minorías. Fue elegido con una enorme cantidad de votos y nombró a un número récord de mujeres en su gabinete.
Cuando fue elegido hace cuatro años, a los 35 años, impulsado por una ola de malestar social, muchos lo aclamaron como el símbolo de una nueva marca de política progresista en América Latina que se centraba en la redistribución económica, al tiempo que defendía los derechos humanos y rompía claramente con la izquierda autoritaria de la región.
Ahora, cerca del final de su mandato, gran parte de ese fervor ha disminuido. Chile se prepara para la primera vuelta de las elecciones nacionales el domingo, en las que un candidato de derecha es el favorito para ganar una segunda vuelta anticipada y en las que el giro hacia la izquierda en toda Sudamérica parece estar en reversa.
La popularidad de Boric cayó drásticamente poco después de asumir el cargo, en un reflejo de los errores iniciales y las preocupaciones sobre la seguridad y la economía. Su índice de aprobación nunca se recuperó de forma significativa y se estabilizó en torno al 30 por ciento.
“Hay cosas que nosotros no logramos hacer”, dijo Camila Vallejo, de 37 años, ministra vocera y figura destacada entre la generación de líderes de Boric. “Tuvimos que ajustar”, añadió en una entrevista en La Moneda, el palacio presidencial de Chile. “Pero no cambiamos la dirección”.
Al frente de un gobierno minoritario, Boric tuvo que negociar con otros partidos en el Congreso, y el rechazo en las urnas de una nueva Constitución echó por tierra muchos de sus planes.
Y aunque no logró transformar Chile en la “tumba del neoliberalismo”, como había prometido en 2021, su gobierno adoptó algunas medidas sociales significativas. Aumentó el salario mínimo, hizo más generosas las pensiones y gratuita la salud pública para los chilenos más pobres, y redujo la semana laboral de 45 a 40 horas.
Patricio Fernández, periodista y también amigo de Boric, dijo que su gobierno no acabó siendo transformador y “en lo más mínimo revolucionario, sino más bien un gobierno normalizador”.
“Se encontraron con la realidad”, dijo.
Boric saltó a la fama como líder estudiantil agitador durante un movimiento popular de 2011 que buscaba la gratuidad de la educación. Cuando estaba en la universidad, fue elegido miembro del Congreso de Chile, donde su primera aparición, sin corbata, causó un gran revuelo.
Los disturbios crearon las condiciones ideales para la candidatura de Boric, un orador empático y elocuente arraigado en los movimientos sociales del país.
El inicio del gobierno de Boric se caracterizó por una serie de actos simbólicos, como el nombramiento de la primera mujer ministra del Interior, Izkia Siches, de 35 años, y el nombramiento como ministra de Defensa de Maya Fernández Allende, nieta del expresidente marxista de Chile, Salvador Allende.
A los tres días de la toma de posesión de Boric, Siches viajó a una zona del sur de Chile donde los indígenas mapuches disputaban los derechos sobre la tierra; esperaba entablar un diálogo con los líderes locales. Pero tuvo que ser evacuada luego de que estallaran disparos.
El texto propuesto habría consagrado una serie de derechos sociales y reformas sistémicas, entre ellas la paridad de género en las instituciones públicas, la abolición del modelo de pensiones privadas de Chile y el reconocimiento de la sintiencia de los animales.
“Había una ilusión de que el cambio constitucional pudiera establecer ciertas bases para un cambio mucho más profundo de la sociedad”, añadió. “Fracasó”.
“Ahí tuvo que llegar la caballería socialdemócrata al rescate”, dijo Ricardo Solari, de 71 años, exministro y figura influyente del Partido Socialista. Los de la generación de Boric, dijo, “habían hecho una ruptura con la tradición política nuestra a la cual evaluaban, pero a la cual tuvieron que recurrir”.
Boric, que anteriormente había criticado el uso de la fuerza por parte de la policía nacional, respaldó firmemente al departamento, aumentando el presupuesto y creando un ministerio de seguridad pública.
Kast consideró que sus acciones eran insuficientes y afirmó que Boric “prometió esperanza y nos da inseguridad”. En un discurso pronunciado esta semana, acusó al presidente de presidir un Estado “capturado por la ineficiencia, por la ideología y por el miedo”.
Fue “una acción militar que ni un gobierno de derecha había buscado tener en la región”, dijo Gabriel Aldea, de 37 años, programador informático en Santiago, que votó por Boric. “Es bien decepcionante”.
“El programa del gobierno era completamente refundacional”, dijo Aldea. “Lo que buscaba era acabar con el sistema neoliberal capitalista de Occidente. Buscaba ser un experimento social. Lo que terminaron haciendo fue entregar todo.”
“Siempre el tema de las expectativas de los gobiernos que asumen”, dijo Vallejo, “es un problema”.
Fuente: telam
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