16/11/2025
Cuando el crimen se vuelve Estado
Fuente: telam
Este modelo de poder ha alcanzado su forma más perfeccionada en Venezuela, donde el Estado fue absorbido por redes de corrupción, narcotráfico y alianzas criminales internacionales
>Durante años creímos que el voto era un escudo frente a la barbarie, una muralla civilizatoria contra la violencia. Pero hoy, en buena parte de Hispanoamérica, ese muro se ha derrumbado. El crimen organizado no solo convive con la política: la penetra, la financia, la intimida y, en muchos casos, la dirige. Ya no basta decir que corrompe las instituciones: el crimen organizado participa activamente en la política. Vota, impone y gobierna.
México vive un drama paralelo. El Instituto Nacional Electoral ha identificado más de 14.000 zonas de riesgo donde la violencia del narcotráfico impide garantizar elecciones seguras. En los comicios recientes, cerca del 30 % de los circuitos estuvo comprometido. Ya no se trata de interferencias puntuales, sino de la captura sistemática del poder por organizaciones que actúan como Estados paralelos. En algunas regiones, incluso la justicia ha sido secuestrada: se eligen jueces en consultas populares donde vota apenas una minoría, y los candidatos del crimen terminan dictando sentencia.
Este modelo de poder ha alcanzado su forma más perfeccionada en Venezuela, donde el Estado fue absorbido por redes de corrupción, narcotráfico y alianzas criminales internacionales. Allí, el régimen no es solo autoritario: es una corporación del crimen transnacional con fachada política. En otras palabras, el sueño de Pablo Escobar llevado a nuestros días. Exporta no solo migración y propaganda, sino métodos: captura institucional, manipulación electoral, represión y control territorial a través de mafias y grupos armados.
Las víctimas son los pueblos de la región: millones de desplazados y migrantes que huyen no solo del hambre o la dictadura, sino del poder armado que domina sus territorios. Pierden no solo el derecho al voto, sino algo más esencial: el derecho a vivir con dignidad y sin miedo.
Fuente: telam
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