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15/11/2025

Ricardo Lorenzetti presenta su nuevo libro “El liderazgo del caos”

Fuente: telam

Publicado por Siglo Veintiuno Editores, el trabajo aborda los desafíos del liderazgo contemporáneo en un mundo marcado por la fragmentación política, social y tecnológica, y propone una nueva narrativa humanista para reconstruir un proyecto común

>“La propuesta de estas páginas es concreta: una nueva narrativa humanista que consiste en una revolución que permita poner de acuerdo el desarrollo económico, social y ambiental con lo humano; un nuevo liderazgo que no pretenda el orden basado en poderes concentrados para controlar autoritariamente todas las variables; un liderazgo del caos que permita la diversidad democrática y la innovación mediante la descentralización de las decisiones, basándolas en emociones que convoquen a un proyecto común”.

En tiempos de incertidumbre, polarización y desencanto, este libro se atreve a mirar más allá del ruido. Con una prosa tan clara como inquieta, Ricardo Lorenzetti ensaya un diagnóstico profundo de nuestra época —sus crisis múltiples, la distancia entre dirigentes y ciudadanos, la sensación de agotamiento del sistema— para proponer algo que parece radical en su simpleza: reconstruir el sentido común desde el humanismo y la comunidad.

Dividido en dos grandes secciones, el recorrido parte de un diagnóstico agudo: “Ellos y nosotros” analiza las múltiples crisis que atraviesan a las sociedades contemporáneas, la desconexión entre dirigencia y ciudadanía, el colapso ambiental, las tensiones sociales y económicas de la modernidad tardía, y la revolución tecnológica que redefine la identidad, el trabajo y los vínculos humanos. Desde la inteligencia artificial hasta la fragilidad emocional de las comunidades hiperconectadas, el autor traza un mapa del presente donde la sensación de pérdida convive con nuevas posibilidades de cambio. Y “Hacia una democracia reflexiva”, donde se aventuran respuestas, caminos para reconstruir el contrato social: un rediseño institucional que permita hacer trabajar a la democracia, liderazgos que conduzcan la complejidad sin autoritarismo y un relato colectivo que devuelva al futuro su potencia imaginativa.

Gobernar la tecnología, la economía y la cultura requiere un sistema de valores que funcionen como límites dentro de los cuales estas áreas pueden desarrollarse. Vamos a toda velocidad, sin conocer el destino: al menos necesitamos guardarraíles para no despistar. Gobernar en el siglo XXI es liderar el caos, es saber ubicarse en un plano diferente, que permita tener una visión estratégica, para poder conducir la multiplicidad de conflictos como un narrador moral que guía el relato de una nación”.

El cierre es una apuesta por el porvenir, con la elaboración de una serie de propuestas concretas para transformar el sistema político y tecnológico, apostando por una “sociedad de soñadores” que recupere el sentido de comunidad, la creatividad y la esperanza en el futuro compartido, donde la creatividad y la solidaridad vuelvan a ser los motores de una democracia viva y del futuro que todavía podemos escribir juntos.

Introducción

Vincular la frustración de un modelo con un oponente, competidor o adversario singular es identificar y describir erróneamente las causas del problema, porque no se trata del fracaso de un dirigente o de un partido político, sino de un fin de ciclo. Ante este escenario, la única respuesta posible surgirá de una cultura, una economía y una política basadas en nuevas ideas, porque la repetición de los métodos conocidos nos devolverá los fracasos que queremos superar. Este libro busca hacer un aporte en ese sentido.

Esa desconexión tiene un efecto directo sobre las conductas humanas porque se siente una verdadera orfandad, una ausencia total de estadistas que sepan guiar a los pueblos. Vivimos con incertidumbre.

Vivimos con la amenaza de una posible crisis existencial de la humanidad. El efecto acumulativo de la crisis ambiental, la pérdida de control sobre las tecnologías, la asfixia de la libertad y la posible insignificancia de lo humano presentan un escenario apocalíptico.

Vivimos con desilusión, porque ya no hay grandes proyectos de desarrollo social, ni tampoco una reflexión sobre por qué fracasaron. La pasión revolucionaria ha sido reemplazada por la melancolía y el desencanto.

Aunque contamos con información sobre cada uno de estos cambios, estos ofrecen un panorama muy distinto cuando los podemos observar en conjunto. La fotografía que permite conocer cada uno de esos factores, sumada a la película que podría suministrarnos alguna idea de lo que significa la interacción permanente de todas estas revoluciones en movimiento, es preocupante.

El apocalipsis es uno de los acontecimientos más anunciados en la historia de la humanidad; en los comienzos de la era cristiana, ante cada enfermedad masiva, cada guerra, cada terremoto o huracán, se proclamó el fin de los tiempos. En la modernidad ha sido la razón principal que ha permitido que se eligieran gobiernos autoritarios y se permitieran medidas excepcionales. La historia enseña que el apocalipsis no se produjo y que los peores daños fueron provocados por los poderes ilimitados que se otorgaron para evitarlo. Esta alternativa, entonces, no impedirá la crisis; por el contrario, es más probable que la acelere, porque solo aumentará las tensiones existentes.

La solución puede encontrarse si miramos el problema desde las grandes enseñanzas de la historia y la política. El siglo XXI se encuentra en una situación que, en varios aspectos, es similar al final de la Edad Media. En aquel momento, las personas vivían con miedo y algunos optaban por retirarse del mundo, mientras que otros se entregaban al fanatismo. Eso es lo que ocurre cuando hay un proceso que pierde su capacidad de generar expectativas y cambios.

La Edad Media asistió a la ruptura del relato unificado, y eso fue evidente en la división entre protestantes y cristianos. En nuestro siglo también hay una verdadera fractura del consenso porque no hay un relato unificador que facilite la gobernabilidad social.

Todo cambió cuando los humanistas impulsaron el Renacimiento alimentado con el goce que produjo la sabiduría antigua renovada. Por eso, la propuesta de estas páginas es concreta:

• Un nuevo liderazgo que no pretenda el orden basado en poderes concentrados para controlar autoritariamente todas las variables.

Los pueblos necesitan reconstruir la esperanza fundada en que algo está naciendo, con la convicción de que la solución no es un resultado a lograr sino un procedimiento a seguir. El líder tradicional busca un resultado concreto, que puede consistir en una obra pública o una transformación social o económica. Es razonable si debe enfrentar un problema específico, pero querer encerrar todo lo que hoy sucede dentro de un esquema de decisión centralizado solo lleva al autoritarismo y luego al fracaso.

Este esquema conceptual permite desarrollar una serie de propuestas concretas que presentamos al final de este libro y que se pueden aplicar en varios planos. En la economía ya es visible un cambio de dirección, porque se ha advertido que los costos de seguir en este camino superan a los beneficios. Con avances y retrocesos, aparecen las energías renovables, los financiamientos de proyectos de sustentabilidad, los alimentos orgánicos y una multiplicidad de sectores que se suman progresivamente a un modelo económico distinto, compatible con la naturaleza y sustentable en el mediano plazo. En la sociedad, poco a poco, se huele ese perfume de epopeya que nace en las calles, donde comienzan los verdaderos movimientos de transformación. Enojados con los negligentes que nos trajeron hasta esta situación (ellos), distintos grupos pretendemos construir una nueva identidad (nosotros), un idealismo de transformación.

A los lectores

Ha nacido mi primer nieto, a quien dedico este libro, y temo por el futuro que deberá enfrentar. Siento que debo hacer algo más allá de mis obligaciones cotidianas. Mi humilde aporte empieza por lo que hago, que es leer y escribir como un intelectual preocupado por el mundo.

Como muchas personas interesadas por la época en la que vivimos, he leído sobre inteligencia artificial, bioingeniería, derecho, economía, sociología, literatura, y en cada uno de esos textos he encontrado un aporte valioso, pero aislado. Es como caminar perdido por una senda sin saber a dónde nos lleva ese camino, y sin mirar el paisaje alrededor o las estrellas en el cielo.

He advertido que mucho de lo que en este libro aparece sobre la ruptura de la homogeneidad y la dispersión, fenómenos que hoy están tan presentes, ya lo había abordado en Las normas fundamentales de derecho privado, un libro que publiqué en 1995. Eso me hizo acordar a Borges, que dice que uno puede escribir sobre muchos temas durante toda la vida, pero al final es posible detectar una idea propia que subyace en la identidad que uno se ha formado.

Lo que realmente interesa a todos los habitantes de este planeta es cómo gobernar. Como sugiere Shakespeare en Rey Lear, es triste que el mundo esté dirigido por ciegos asistidos por locos. Hoy hay ceguera en los gobernantes y las élites, incapaces de ver las consecuencias de sus acciones, y una imprudencia cercana a la locura.

Gobernar la tecnología, la economía y la cultura requiere un sistema de valores que funcionen como límites dentro de los cuales estas áreas puedan desarrollarse. Vamos a toda velocidad, sin conocer el destino: al menos necesitamos guardarraíles para no despistar.

Fuente: telam

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