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15/11/2025

La guerra infinita en Venezuela: estrategias híbridas y el conflicto con el Cartel de los Soles

Fuente: telam

La presión sostenida de EEUU, combinada con las tácticas de resistencia, movilización y defensa territorial del régimen venezolano, refleja la prolongación indefinida del conflicto

>El concepto de guerra infinita sostiene que los conflictos contemporáneos no buscan una victoria decisiva, sino la proyección constante de poder y la gestión de amenazas múltiples a largo plazo. Este artículo analiza la escalada de tensiones entre Estados Unidos y Venezuela en el contexto de operaciones contra el Cartel de los Soles, el Tren de Aragua y aliados estratégicos como el ELN. Se examinan las fases de la periodización de la guerra, las operaciones estadounidenses en el Caribe y la respuesta venezolana mediante la Operación Independencia 200, evaluando el conflicto desde la perspectiva de la guerra infinita y sus implicaciones políticas, militares y estratégicas para la seguridad hemisférica.

En el contexto de las relaciones internacionales contemporáneas, la guerra infinita (Strachan, 2011; Gray, 2005) describe conflictos caracterizados por su duración indefinida, complejidad estratégica y multiplicidad de actores estatales y no estatales. Según Spencer (2015), los conflictos modernos involucran interacciones complejas entre Estados y actores criminales o insurgentes, lo que exige una lectura de las operaciones militares más allá de la lógica convencional de victoria o derrota.

La operación estadounidense contra el Cartel de los Soles y el Tren de Aragua, así como la neutralización de embarcaciones del ELN en el Caribe, representan un caso paradigmático de este enfoque: la acción no busca una victoria rápida, sino alterar la capacidad operacional y financiera del adversario, manteniendo presión constante para debilitar su control territorial y sus redes ilícitas. Este artículo analiza el conflicto desde la perspectiva académica de la guerra infinita, integrando teoría militar contemporánea, estudios de seguridad hemisférica y análisis de guerra híbrida.

Strachan (2011) define la guerra infinita como un conflicto sin resolución decisiva, donde el objetivo principal es mantener al adversario en un estado de vulnerabilidad y adaptación constante. Características clave incluyen:

1. Duración indefinida: las operaciones no buscan derrotar totalmente al enemigo, sino degradar su capacidad de manera sostenida. Desde que el 14 de agosto de 2025, cuando el Departamento de Defensa de EEUU ordenó el despliegue de fuerzas aéreas y navales al sur del mar Caribe (France 24, agosto, 2025), comenzó una acción de presión que se intensifica con cada anuncio de nuevas acciones militares y políticas. En esta contienda el gobierno de los Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump, inició una nueva política de ofensiva contra los carteles de la droga y otros grupos criminales declaradas previamente como organizaciones terroristas globales especialmente designadas (SDGT, por las siglas en inglés de Specially Designated Global Terrorist) (Federal Register, febrero 2025; Departamento del Tesoro, agosto 2025), con miras a desajustarlos financiera y operativamente. En marzo, Trump invocó la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 (NTN 24, marzo 2025) para actuar con rapidez contra sospechosos de ser miembros del Tren de Aragua en territorio estadounidense, al tiempo que responsabilizó a Nicolás Maduro de diseñar la invasión de EEUU por parte de estos criminales. Una estrategia de acción progresiva que contempla la intervención de la CIA (Noticias DW, octubre, 2025) y la incursión terrestre (El Nacional, septiembre, 2025).

3. Adaptabilidad: estrategias flexibles que responden a cambios tácticos, logísticos y geopolíticos. El desarrollo de los acontecimientos —así como las respuestas de los carteles— marca la pauta a seguir, si bien hay un objetivo claro de combate y eliminación de los grupos criminales y sus cabecillas.

David Spencer (2015) enfatiza que los conflictos contemporáneos son continuos, adaptativos y descentralizados, en los que los Estados deben combinar medidas convencionales con acciones indirectas y no lineales para preservar su influencia. La guerra infinita se solapa con la guerra híbrida, definida por la combinación de medios convencionales, irregulares y cibernéticos para generar un efecto multiplicador en la vulnerabilidad del adversario (Murray & Mansoor, 2012).

El régimen de Nicolás Maduro y las operaciones estadounidenses pueden analizarse desde este marco, donde:

- Estados Unidos aplica presión continua mediante operaciones cinéticas, sanciones financieras y estrategias de inteligencia.

- Cartel de los Soles y ELN operan como actores híbridos no estatales que sostienen la capacidad del régimen mediante narcotráfico y control territorial.

Cartel de los Soles y Tren de Aragua

El Tren de Aragua, como brazo armado, asegura rutas internas y controla territorios estratégicos, operando de manera complementaria al Cartel. Según Spencer (2015), estas organizaciones muestran cómo los actores no estatales pueden ejercer funciones de Estado, reforzando la lógica de un conflicto prolongado y adaptativo. Y aunque algunos tratan de negar la geocriminalidad consistente en el uso de criminales por regímenes dictatoriales y autoritarios, el caso del asesinato en 2024 del exmilitar venezolano, Ronald Ojeda, en Chile, es un claro ejemplo de ello. La fiscalía chilena señaló al ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Diosdado Cabello —segundo mal mando del Cartel de los Soles— de ser el autor intelectual del crimen (Castro, octubre, 2025).

El ELN, con cerca de 5 000 combatientes, protege rutas de cocaína desde Colombia hacia Venezuela y el Caribe, cobrando “impuestos” y asegurando corredores estratégicos. Su alianza con el Cartel de los Soles constituye un eje operativo crítico para el régimen, creando un sistema de resiliencia híbrido y adaptativo. La cooperación ELN-Cartel refleja la integración de actores no estatales en la defensa territorial y la proyección del poder económico criminal, un componente central en la teoría de guerra infinita (Spencer, 2015).

El régimen venezolano activó la Operación Independencia 200 y el Gran Corredor del Llano, en línea con una periodización de la guerra que se alinea con la lógica de la guerra infinita:

2. Primer período de la guerra: subversión armada y hostigamiento, con dos etapas:

- Etapa 2: intervención directa de EEUU durante tres meses.

El desgaste sistemático y el bloqueo militar son tácticas continuas que reflejan la esencia de la guerra infinita: presión sostenida sin resolución final, manteniendo al adversario en un estado de adaptación constante (Spencer, 2015). Estas fases permiten al régimen venezolano proyectar poder territorial y control social, aun en presencia de operaciones extranjeras de alta intensidad.

El ataque del 17 de octubre de 2025 contra una embarcación del ELN en aguas internacionales forma parte de una estrategia de guerra infinita:

- Impacto estratégico: reducir en un 40% el flujo marítimo de cocaína hacia Estados Unidos, aumentar costos logísticos y presionar financieramente al régimen (Reuters, 2025).

El despliegue estadounidense incluye destructores, bombarderos B-52, submarinos nucleares y 10.000 tropas, lo que representa una presión sostenida sin intención de conquista territorial inmediata, coherente con los postulados de Spencer sobre la guerra adaptativa y descentralizada. Esta estrategia también incluye el uso de inteligencia avanzada y coordinación con aliados regionales, lo que muestra una comprensión de la guerra infinita que integra múltiples dominios: marítimo, aéreo, terrestre y financiero.

La respuesta venezolana se estructuró bajo la Operación Independencia 200, diseñada para contrarrestar el despliegue estadounidense mediante:

2. Fortalecimiento de Zonas Operativas de Defensa Integral (ZODI): estados llaneros y fronterizos, como Barinas, Portuguesa, Cojedes y Guárico, fueron incluidos en un esquema de despliegue estratégico y operaciones combinadas de las fuerzas armadas, la policía y milicias.

3. Preparación para guerra de guerrillas: en consonancia con la teoría de guerra infinita, el régimen enfatiza la resistencia prolongada y descentralizada, capaz de operar incluso en escenarios de ocupación parcial o bloqueos sostenidos (Spencer, 2015).

Cooperación regional y riesgos binacionales

La crítica proveniente de sectores especialistas en seguridad y relaciones internacionales, enfatiza sobre todo en la advertencia sobre la alianza de Maduro con el ELN y la segunda Marquetalia, los cuales operan con anuencia del régimen en territorio venezolano. No se puede correr el riesgo de que información sensible llegue a sus manos (Saavedra, octubre, 2025).

Para Estados Unidos

2. Reducción del flujo de drogas hacia EEUU: estrategias de interdicción marítima y aérea que impactan el narcotráfico regional.

Para Venezuela

2. Guerra prolongada y adaptativa: en línea con la guerra infinita, la resistencia no busca victoria inmediata, sino prolongar la supervivencia política y territorial.

Para la región

2. Riesgo de migración masiva y desestabilización: la presión sobre redes de narcotráfico y territorios controlados por grupos armados podría generar desplazamientos.

El conflicto entre Estados Unidos y Venezuela, centrado en la neutralización del Cartel de los Soles, el Tren de Aragua y aliados estratégicos como el ELN, ejemplifica un caso de guerra infinita y guerra híbrida contemporánea. La presión sostenida de EEUU, combinada con las tácticas de resistencia, movilización y defensa territorial del régimen venezolano, refleja la prolongación indefinida del conflicto, la adaptabilidad táctica y la integración de actores estatales y no estatales en estrategias de poder.

La guerra infinita, por tanto, ofrece un marco conceptual eficaz para comprender la complejidad del conflicto venezolano, la naturaleza adaptativa de las tácticas empleadas y los riesgos regionales que surgen de una confrontación prolongada y multinivel, donde las victorias parciales se suceden sin resolver la estructura subyacente del conflicto.

Fuente: telam

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