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10/11/2025

Fue uno de los jugadores más admirados por Maradona y a los 67 años maravilló con una gambeta a Pepe, ex Real Madrid

Fuente: telam

El Mágico González disputó unos minutos del partido entre las leyendas del Barcelona y el Real Madrid en su país, El Salvador. Y sorprendió con su habilidad sin edad

>El FC Barcelona Legends se impuso por 2-0 al Real Madrid Legends en El Salvador, en un encuentro que reunió a figuras históricas del fútbol y rindió homenaje al ídolo local Jorge González, quien disputó los primeros 8 minutos con la camiseta azulgrana.

El marcador se abrió al minuto 20, cuando Javier Saviola superó a Íker Casillas tras un pase de Marc Crosas, estableciendo el 1-0. En la segunda parte, Kiko Casilla reemplazó a Casillas y realizó tres atajadas destacadas, pero no pudo evitar el segundo tanto del argentino Saviola, que sentenció el partido tras una jugada colectiva.

Baia, Montoya, Puyol, Fernando Navarro, Sorín, Touré Yaya, Cocu, Crosas, Giuly, Saviola y Mágico González (Nolito) fueron titulares en el elenco blaugrana. Luego ingresaron Angoy, Marc Valiente, Gerard López y Roger Garcia. Casillas, Núñez, Fernando Sanz, Pavón, Raúl Bravo, Pepe, Karembeu, Baptista, Guti, McManaman y Savio iniciaron el cotejo para el Real Madrid. Kiko Casilla, Velasco, Congo, Amavisca, De la Red y Balboa contaron con minutos posteriormente.

LA HISTORIA DEL MÁGICO GONZÁLEZ

“Hubo otro jugador tan o más grande que Pelé y que yo: Jorge González, un fenómeno. Él es mejor porque yo vengo del planeta tierra y él viene de otra galaxia”, supo declarar ni más ni menos que Diego Maradona. Es la mejor definición para este talento indómito, que volvió a sorprender a los 67 años.

En 1977 pasó al FAS, una de las instituciones grandes de su país, y su nombre pasó de boca en boca con mayor fluidez. El hito de haber conducido a El Salvador al Mundial de España 1982 le otorgó un cartel superior. En las Eliminatorias de la Concacaf dio el golpe al dejar afuera a México. Y el sorteo determinó que en la Copa del Mundo integrara el Grupo C, con Hungría, Bélgica y Argentina.

No fue el único al que González imantó con su juego. Fiorentina, Atlético Madrid, Sampdoria y el PSG se disputaron sus servicios. El particular carácter del futbolista, desenfadado tanto sobre el césped como en su vida cotidiana, comenzó a aflorar en las decisiones. “¿Qué voy a hacer en París? Es una ciudad muy grande y no conozco el idioma”, fue su reflexión. Y aceptó la oferta del Cádiz, que le pagó al FAS el equivalente a 1.300.000 dólares por la ficha del centroamericano.

Excepto por un breve paso de un año en el Valladolid (1985), enfocó su trayectoria en Europa en transformarse en tatuaje y póster del Cádiz. Por lo bueno y por lo malo. En 1983, por caso, lo hizo ascender a la élite y en el certamen siguiente llegó a encaramarlo en el tercer lugar, a partir de sus 14 goles; uno de ellos, ante el Barcelona, tras una corrida desde mitad de campo en la que eludió a varios rivales con su gambeta cadenciosa y definió ante la salida del arquero. Luego de un nuevo tobogán, saltó a Primera con otra faena de 15 goles.

Vecinos y comerciantes confesaron que frecuentaba un bar al que iba a desayunar a la hora de inicio de las prácticas, después de noches extensas. Comía y bebía el café con parsimonia, como si nada lo apurara, y luego trotaba hacia el ensayo, para ir calentando los músculos.

El Bambino relató hace unos años su búsqueda en un programa de TV, con su particular impronta para la narración. “Si el entrenamiento lo ponía a las 10, él venía a las 11. Si lo ponía a las 11, aparecía a las 12... ¿Sabés qué le regalé? Un despertador así de grande del Pato Donald. Lo puse a sonar en el entrenamiento y hacía ‘¡pan-pan-pan!’ como si fuera la guerra de Irak. Le dije: ‘Mirá, Mágico, si no te levantás con esto no te levantás con nada’”, describió la fase 1.

“Al día siguiente, el entrenamiento era a las 11 de la mañana y llegó a las 12.30... Y decidí alquilar un grupo flamenco entero y se lo mandé a la puerta a la mañana siguiente. Se le pusieron a cantarle bien alto: ‘¡Mágicooo, veeen a entrenaaar!’. Dando palmas y todo. En eso abrió la puerta. ‘Me levanto, pero porque me gusta la música’, dijo”, completó la historia, con una risotada contagiosa.

Quedó claro, el entrenamiento no era el fuerte de Jorge González, quien a pesar de eso aseguran que su forma física en los partidos era excelente. “Correr, corren los cobardes”, firmó.

El hotel donde se alojaba el club blaugrana sufrió un principio de incendio, sonaron las alarmas y la delegación fue evacuada rápidamente hacia la calle. En el momento de recuento, los dirigentes advirtieron que faltaba el Mágico. Uno de ellos, desesperado, volvió a subir las escaleras y se apersonó en su habitación para rescatarlo. Golpeó la puerta una, dos, tres veces. Para su sorpresa, la abrió González, en calzoncillos. Detrás suyo, sobre la cama, una mujer buscó cubrirse el cuerpo desnudo con celeridad bajo las sábanas. El directivo, ofuscado, lo increpó por la temeridad de su acto. Cuenta la leyenda que el futbolista le respondió: “Es que no me gusta dejar nada sin terminar”.

Fuente: telam

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