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09/11/2025

Le ganó a Pete Sampras, se retiró a los 26 años, entrenó a figuras y ahora sigue la carrera de sus tres hijas en el circuito de tenis

Fuente: telam

Como jugador, Gabriel Markus fue 36° del ranking ATP. En el rol de coach, entrenó a un número uno del mundo. Hoy se las ingenia para acompañar a los torneos a Katja (20), Carla (19) y Camila (16)

>Hay carreras que se estiran más de lo que deberían. Otras concluyen en el momento justo. Y están aquellas, silenciosas, que no llegan a encontrar su final: se disuelven por fuerzas externas, ajenas al deseo. Gabriel Markus nació el 31 de marzo de 1970, en Buenos Aires, en una época en que el tenis comenzaba a ganar popularidad en el país. Con apenas 18 años, 5 meses y 19 días, realizó su estreno absoluto en el circuito. Casi ocho temporadas después, puso punto final a su etapa como jugador profesional, tras atravesar un verdadero infierno con las lesiones.

Durante la edición 1994 de Roland Garros -torneo que marcaba su regreso tras una serie de molestias físicas-, Markus sufrió la rotura de los ligamentos de su rodilla. Desde entonces, su carrera comenzó a desvanecerse lentamente hasta apagarse por completo en noviembre de 1996, cuando decidió retirarse con apenas 26 años.

Y profundiza: “Hice todo lo que humanamente podía hacer, con la medicina tradicional y la no tradicional. Fueron seis años de trabajar 10 o 15 horas por día, de gastar absolutamente todo lo que tenía para poder recuperar mi rodilla, cosa que no logré, lamentablemente. Y, a pesar de todo eso, creo que, por más que mi carrera haya durado muy poco tiempo, fue muy intensa y fue buena”.

Gabriel tuvo tres hijas -Katja, Carla y Camila- que hoy compiten a nivel profesional, aunque -según cuenta- al principio ninguna quería ser tenista. “La realidad es que siempre practicaron otros deportes. Mi único deseo era que supieran jugar lo suficiente como para compartir algo con ellas. Esa fue mi ilusión desde que nacieron: poder jugar un fin de semana, hacer algo divertido juntos”, evoca.

Durante varios años, Markus no las entrenó: viajaba constantemente con jugadores profesionales y las veía poco. Sin embargo, tras la pandemia sintió la necesidad de compartir más tiempo con ellas. “No transmitirles lo que aprendí hubiera sido una lástima”, reconoce.

En ese trayecto, sostener la dinámica familiar es una misión adicional. “Sé que no puedo hacer siempre lo mejor para ellas. Siempre hay alguna que queda sola o que no va a un determinado torneo, aunque sea importante, porque no tengo con quién mandarlas. No es fácil con tres hijas que compiten al mismo tiempo”, señala.

Katja, la mayor, de 20 años, fue la primera en abrirse camino a nivel profesional y sumar sus primeros puntos, aunque hace tres meses decidió emprender una nueva etapa en el tenis universitario: hoy representa a la Nova Southeastern University (NSU), en Fort Lauderdale.

Camila, la menor, de 16, cerró el 2024 como la mejor junior de Sudamérica y comienza a adentrarse en la categoría. “Nunca imaginé que iban a competir internacionalmente. Uno nunca sabe lo que puede pasar, así que no quería perderme la posibilidad de estar cerca de ellas y disfrutar de sus actividades”, cierra Markus.

Fuente: telam

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