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08/11/2025

Cartas y una solicitud de ingreso: qué dicen los documentos que vinculan a Perón y Alfonsín con la masonería

Fuente: telam

La Gran Logia de la Argentina abrió por primera vez sus archivos con papeles que probarían que los ex presidentes eran masones

>La masonería y todo lo que rodea a esta logia siempre tuvo un aura de misterio. A lo largo de los años su historia se nutrió de mitos y leyendas y mayormente de testimonios orales, ya que la documentación ha sido escasa, un poco por secretismo y otro poco por la propia decisión de los protagonistas, que por diversos motivos decidieron ocultar su pertenencia.

Otros, en cambio, hicieron pública y notoria su participación en el rito masónico. Muchos de ellos fueron célebres personajes de la historia argentina, entre los que se pueden señalar a Domingo Faustino Sarmiento, Bartolomé Mitre, Carlos Pellegrini, Justo José de Urquiza, Victorino de la Plaza y Agustín P. Justo. A otros actores de la historia nacional, como Juan Domingo Perón, se los vinculó en numerosas oportunidades con la masonería, pero el líder justicialista se mostró siempre como un acérrimo crítico del rito francmasón. Sin embargo, la aparición de documentos inéditos parecen dar crédito a la pertenencia masónica del tres veces presidente. También salieron a la luz viejos papeles que indican que Raúl Alfonsín pertenecía a la logia.

Esta novedosa documentación forma parte del archivo de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones, organización que decidió hacerla pública y que la exhibirá durante el fin de semana como parte de las actividades de la Noche de los Museos. Infobae adelanta parte de la misma en este artículo.

Al respecto, Lázaro recordó que en Argentina recibieron a masones españoles exiliados del franquismo, ya que “Franco expresamente persiguió a la masonería, tenía una Secretaría de Estado para la represión del comunismo y la masonería”.

Lázaro, un ingeniero informático especializado en ciberseguridad de 47 años, asumió la presidencia de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones en 2020 y adhiere a una nueva corriente que apuesta por una política de puertas abiertas que busca dejar atrás ese tinte de oscuro misterio que fue una marca registrada durante décadas.

Más allá de las antiguas historias masónicas, las logias modernas tuvieron su origen en Londres a principios del siglo XVIII con la conformación de la Gran Logia de Inglaterra. Por estas tierras existieron varias logias en épocas de la colonia y finalmente el 11 de diciembre de 1857 se creó la Gran Logia de la Argentina. La primera sede funcionó donde hoy se levanta el Banco Nación y el primer Gran Maestre fue José Roque Pérez, organizador de la masonería argentina contemporánea y a quien muchos consideran el impulsor del proceso de secularización en la Argentina.

Actualmente, la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones tiene su sede en la calle Perón al 1242 -para los masones es el “Palacio Cangallo”, antiguo nombre de esa arteria- y fue diseñada por los arquitectos masones Francesco Tamburini y Jacques Henry Pellegrini.

El edificio de la calle Perón simula ser una réplica del templo del Rey Salomón, construido en Jerusalén en el siglo X antes de Cristo. Según algunas creencias, Hiram Abif, el arquitecto del templo que fue enviado de la región de Tiro para encabezar esa tarea era un conocedor de los secretos masónicos. En su libro Masones Argentinos. El Poder en las Sombras (Planeta, 2018), el escritor y periodista Mariano Hamilton asegura que “los que quieren que la masonería se apropie de un pasado de leyenda defenderán con fervor la historia de Hiram Abif”. El mito sostiene que Abif estudió bajo la dirección de varios maestros masones y que “en él habían confluido todos los conocimientos, pero especialmente uno: la palabra secreta masónica, es decir el nombre oculto de Dios”.

Si bien el nombre de Perón fue vinculado en numerosas oportunidades con la masonería, el propio General negó reiteradamente su pertenencia al rito escocés, al que se encargó de condenar en más de una ocasión. Las primeras actividades políticas de Perón estuvieron vinculadas justamente a una logia, aunque de distinto carácter. Se trataba del GOU (Grupo de Oficiales Unidos), una logia militar secreta que desempeñó un papel clave en el derrocamiento del gobierno de Ramón Castillo el 4 de junio de 1943 y tuvo, a través de Perón y sus miembros, una importante participación en el gobierno militar instaurado a partir del golpe de Estado que terminó con la década infame.

En el mismo folleto, rechazaban la afirmación de que José de San Martín era masón al afirmar que se trata de “un escarnio a su memoria”. Y continuaban: “(San Martín) jamás fue masón, porque la Logia Lautaro servía a otros fines y era solo un instrumento circunstancial”. Luego, advertían de la presencia de masones en las Fuerzas Armadas, lo que comportaba “una gravísima amenaza al Ejército, porque la masonería es la que ha promovido todas las perturbaciones sociales en el transcurso de todos los tiempos”. Así, el GOU le atribuía a la masonería la autoría de la Revolución Francesa, el inicio de la Guerra Civil Española y “muchas otras cosas”.

“Dentro de nuestra historia hubo dos líneas muy claras: la que obedece al imperialismo británico y la nacional, la línea hispánica. Cuando se liberan los países de América, ya los ingleses están comenzando a montar su imperio sobre los despojos del imperio español. Todas las colonias españolas estaban azuzadas por los ingleses para que se sublevaran, a tal punto que oficiales como Carlos María de Alvear y San Martín son enviados a pelear en América por los ingleses. Viajan en barcos ingleses. La que orquestó nuestra independencia fue la masonería”, le dijo Perón a Eloy Martínez. Según su visión, “todos los gobiernos que se escalonaron desde el de Rivadavia en adelante fueron gobiernos de la masonería, gobiernos de la línea anglosajona (...) todos obedecen a la logia, al rito celeste escocés, es la línea anglosajona. Pero después, con los federales, va a cristalizar por primera vez algo fuerte: ya no son las logias masónicas, sino la línea nacional, la línea hispánica, porque siempre hubo una resistencia contra Inglaterra. En ella militaron Rosas, Yrigoyen y yo”.

Más allá de su relación con Gelli y Valori, Perón siempre fustigó a la masonería y obviamente negó pertenecer a logias de ese tipo. Ahora será tiempo de analizar los documentos que dio a conocer la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones, que podrían cambiar lo que se sabía hasta el momento sobre el fundador del justicialismo y los masones, o al menos sobre lo que él expresaba públicamente.

El presidente de la Gran Logia argentina incluso sostuvo que la Logia Unión Nacional “trabajó para el abrazo Perón-Balbín” y le atribuye a esta organización haber sido ideóloga de una histórica frase pacificadora de Perón que fue parte de su legado político luego de su muerte.

Esta nueva teoría sobre la pertenencia de Perón a la masonería se sustenta en uno de los documentos desempolvados por la Gran Logia y datado en el año 1958, cuando transcurría el exilio caribeño del tres veces presidente. Por ese entonces, Perón residía en Ciudad Trujillo (actual Santo Domingo), en República Dominicana, el último país americano que habitó antes de instalarse en España. Previamente había vivido en Paraguay, Panamá y Venezuela.

“La situación italiana es grave, compleja y difícil”, le informaban a Perón. “Muchos de nuestros hermanos son candidatos, lógicamente de incógnito, por obvias razones, incluido nuestro Soberano Gran Comendador y Gran Maestro, Gaetano Taranto, Grado 33”, seguían los firmantes, otros dos masones.

Al contrario que con Perón, es difícil encontrar referencias que vinculen a Alfonsín con la masonería o palabras del ex dirigente radical haciendo mención a la logia. Repasando biografías o libros sobre el presidente que condujo al país en el retorno a la democracia no se encuentran menciones al respecto.

Entre la documentación que la Gran Logia Argentina exhibe por primera vez, aparece una ficha firmada por Alfonsín y, curiosamente datada en 1974 en Paraná, Entre Ríos, solicitando su ingreso a la Gran Logia. En el papel aparece abrochada una fotografía en blanco y negro de un joven Alfonsín, que responde preguntas del estilo “¿cree usted en un ser supremo? o ¿sabe usted que los masones están excolmulgados por la Iglesia Católica Apostólica Romana?“. Alfonsín dice ser abogado, que trabaja en un estudio jurídico, y que su contacto masón es alguien llamado Sergio Montiel.

Estas misivas y más papeles serán exhibidos durante la muestra que la Gran Logia Argentina realizará en ocasión de La Noche de los Museos. Para el futuro próximo se esperan más revelaciones cuando los archivos que todavía se siguen clasificando puedan ser dados a conocer.

Fuente: telam

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