Sábado 8 de Noviembre de 2025

Hoy es Sábado 8 de Noviembre de 2025 y son las 13:04 ULTIMOS TITULOS:

08/11/2025

La mujer que cambió su nombre y su fecha de nacimiento luego de descubrir que había sido apropiada: “Es verdad, no soy tu mamá”

Fuente: telam

Verónika Jana Burstein fue comprada al nacer y creció bajo una identidad falsa. Décadas después, convirtió el dolor en reparación: en un fallo inédito, la Justicia le reconoció el derecho a elegir su nombre, su apellido y hasta su fecha de nacimiento

>Sucedió el 26 de agosto de 1974, cerca de las once de la noche, en una casa del sur de Haedo, en la provincia de Buenos Aires. Abel Pérez, policía federal retirado, salió de su domicilio con urgencia después de recibir un llamado. Al regresar lo hizo con un bebé envuelto en una manta. Miriam, su esposa, quedó perpleja: no tenía chupete, mamadera, ni pañales. No la esperaba. Cuando la criatura empezó a llorar, la mujer miró a su marido y le dijo: “Llevála con la mamá”. Él la miró furioso y, antes de golpearla, le contestó: “Vos sos la madre ahora”.

Recién cuando cumplió 30 años, su apropiadora le contó la verdad: “Yo no soy tu mamá”. Desde entonces, Verónika inició una búsqueda que terminó con un fallo inédito que le permitió elegir su nombre, su apellido y hasta su fecha de nacimiento. “Tenía una necesidad grande de ser nombrada. No me sentía identificada con el nombre que me habían puesto”, le cuenta a Infobae desde Necochea, donde vive con su pareja, Marcelo, y dos de sus tres hijos.

De su primera infancia, Verónika recuerda un sinfín de traslados. “Me crié en Haedo Sur, en zona oeste. Ahí estuve hasta los tres años. Después nos instalamos en Devoto, en Capital Federal, y más adelante volvimos para el lado de Haedo Norte, que es donde más residí. Luego nos fuimos a Flores”, cuenta. “Nos movíamos de un lado a otro porque mis apropiadores se sentían perseguidos. Sobre todo él, que sufría de esquizofrenia. Era tratado por un psiquiatra. Tomaba muchas pastillas, se alcoholizaba y se ponía violento, tanto con mi mamá como conmigo”, cuenta.

La violencia no era solo física, también verbal. “Aparte de hacerme sentir culpable de todas sus desgracias, él tenía un insulto que hasta el día de hoy trabajo en terapia. Él me decía que era ‘nula’”, dice. “Eso me trajo un montón de secuelas: situaciones de no confiar en mí, de no poder despegar. Por ejemplo, presentarme ante un trabajo y creer que no voy a ser eficiente. Lucho con eso diariamente”, agrega.

La verdad llegó como un rayo. Fue en 2004. Verónika tenía 30 años, dos hijos tres y seis, y empezaba a reconstruirse después de un divorcio. Su padre apropiador había muerto cuando ella tenía quince, y solo quedaba su madre. Hacía unos meses, dice, había arrancado terapia. En eso estaba cuando, discusión mediante, su apropiadora le escupió lo que intuía desde que era una niña: “Yo no soy tu mamá”, le dijo.

Y sigue: “De repente se me vino todo esto encima. Mi vida, la que estaba armando, y la otra, con treinta años de mentiras, porque empecé a mirar hacia atrás y todo era farsa— dice y hace una pausa—. Igual, dentro de semejante dolor, sentí una especie de alivio: de haber llegado a una cierta verdad”.

Con el tiempo, la confesión se amplió. “Me contó que mi llegada había sido un trato con una partera por muchísimo dinero —dice Verónika—. Que mi apropiador había arreglado todo y le había dicho que no hablara nunca, porque le iba a costar la vida: la tenía amenazada. Él era el que no podía tener hijos y estaba empecinado en darle una nena. La noche que me llevó a mi casa yo lloraba y Miriam no sabía qué hacer: ni un chupete tenía. ‘No me sentía tu mamá’, me explicó. Pero se quedó en el silencio”.

Recién en 2012, cuatro años después, Verónika se animó a dar el primer paso formal e hizo una denuncia en la Dirección General de Personas Desaparecidas. Seis años más tarde, en 2018, se presentó en Abuelas de Plaza de Mayo: “Fue muy positivo. Le conté mi historia a la chica que me tomó la entrevista y me escuchó con atención. Luego se fue para atrás y volvió con una fotocopia de los artículos 69 y 70 del Código Civil (NdR.: reconocen el derecho a solicitar el cambio de nombre cuando cause perjuicio y a mantener el nombre adoptado si ya se es conocido socialmente con él). Me dijo: ‘Adelante con lo que vos sentís y con tus sueños’. Fue como un impulso”.

—¿Por qué elegiste llamarte Verónika Jana?

—Te cambiaste el apellido aun sin haber encontrado a tu familia biológica. ¿Cómo fue ese proceso?

—Hasta hace dos años tu cumpleaños era el 26 de agosto y después pasó a ser el 21. ¿El motivo de esa decisión?

—¿Cómo fue el después? ¿Le avisaste a tu entorno que ya no te llamaran por tu nombre anterior? ¿Y el festejo de cumpleaños?

—Vos fuiste una de las seis querellantes que no pudieron llevar a un segundo juicio a Nilda Civale, la partera que te vendió.

—¿Qué te generó que la condenaran a siete años de prisión?

—¿Seguís buscando a tu mamá?

De chica, cuando alguien le preguntaba cómo se llamaba, Verónika solía inventarse nombres. “El primero que dije fue Cristina. No era un nombre que me gustara, pero no sé por qué decía Cristina. Después lo cambié por Luna, y cuando arrancó todo el tema de los mails, el Yahoo que tenía era con ese nombre. En otro momento fue Zaira. Pasé por un montón de nombres. El rechazo viene de que me lo haya puesto mi apropiador, por alguien que conocía”, recuerda.

SOY VERÓNIKA JANA BURSTEIN, no como me nombraron mis apropiadores. Estoy en proceso de narrar mi propia historia, de crear mis propias raíces, ya que las verdaderas me fueron cortadas por ellos. Hoy tengo una historia construida con las verdades que me encontré en el camino. Ya no soy Marina Inés Pérez. Yo soy Verónika”.

*Más información llamando al 0800-333-5502 y al +549-221-4204188. Sino por mail: [email protected]

Fuente: telam

Compartir

Comentarios

Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!