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08/11/2025

Cometa 3I/Atlas: cómo las sondas espaciales buscan fotografiarlo antes de su paso cerca de la Tierra

Fuente: telam

La reaparición del objeto interestelar después de cruzar detrás del Sol marcó un momento extraordinario para la ciencia. Su trayectoria hiperbólica, su brillo inesperado, color azul intenso y composición química distinta a la de los cometas conocidos, impulsaron nuevas hipótesis sobre su origen. La NASA dio la fecha en la que pasará junto a nuestro planeta

>El cometa Antes de que telescopios terrestres puedan dirigir sus espejos hacia él con precisión, varios instrumentos situados fuera de la atmósfera terrestre están preparados para registrar su paso y ofrecer las primeras imágenes detalladas.

El interés no se limita a la espectacularidad de su aproximación. Este cometa procedente de fuera del Su órbita no encaja en el patrón cerrado que define a los objetos que giran alrededor del Sol: describe una trayectoria hiperbólica que confirma su origen interestelar.

Además, las primeras mediciones mostraron un tono azul poco habitual y una composición química que se distingue del material que se encuentra en los cometas tradicionales de la Nube de Oort.

Para registrar los detalles del objeto sin la interferencia de la atmósfera terrestre, la comunidad astronómica recurre a naves que se encuentran en posiciones privilegiadas. Entre ellas se encuentran Solar Orbiter, SOHO (Observatorio Solar y Heliosférico) y la Parker Solar Probe.

Ayer, la sonda china Tianwen-1 observó con éxito el objeto interestelar Atlas (3I/ATLAS) utilizando su cámara de alta resolución, según ha informado la Administración Espacial de China.

Durante la observación, la sonda Tianwen-1 se encontraba a aproximadamente 30 millones de kilómetros del objeto, convirtiéndose así en una de las sondas más cercanas que lo han observado hasta la fecha. Los datos captados por una cámara de alta resolución fueron recibidos, procesados y visualizados mediante un sistema de aplicación terrestre.

Las imágenes muestran claramente las características distintivas del cometa, que consiste en un núcleo y una coma circundante, con un diámetro que alcanza varios miles de kilómetros. Los investigadores crearon una animación utilizando una serie de imágenes de 30 segundos para ilustrar la trayectoria del objeto. Con base en estos datos de observación, los investigadores están llevando a cabo estudios más exhaustivos de Atlas.

El objetivo principal consiste en documentar la evolución del coma y de la cola del cometa mientras este libera material por efecto del calor solar. Las diferencias en la dispersión de gases y polvo resultan fundamentales para identificar la composición química. En cometas conocidos, ese comportamiento exhibe patrones relativamente similares.

Cuando el cometa avance hacia su punto de mayor acercamiento, los telescopios terrestres tomarán el relevo. Observatorios en Chile, Hawái, las Islas Canarias y Argentina ya ajustaron sus calendarios para no perder la oportunidad de analizarlo con instrumentos ópticos y espectroscópicos de amplia apertura.

En este tramo resulta especialmente valiosa la confirmación del color azul detectado durante las primeras observaciones. Ese color podría indicar la presencia de moléculas y compuestos que no son habituales en los cometas del Sistema Solar. Si esta confirmación se sostiene, el cometa 3I/ATLAS se convertiría en una pieza clave para el estudio comparativo de sistemas planetarios y procesos de formación estelar en otros rincones de la galaxia.

Por otra parte, el seguimiento continuo de su brillo permitirá evaluar su grado de estabilidad. Algunos cometas interestelares registrados en el pasado mostraron desintegraciones rápidas. Otros conservaron una estructura más firme durante largos períodos. La manera en que 3I/ATLAS responda a la radiación solar ofrecerá pistas sobre las condiciones físicas del entorno en el que se formó.

Los astrónomos esperan que la combinación de imágenes espaciales y observaciones terrestres proporcione un retrato complejo y profundo del objeto.

El carácter interestelar del cometa está confirmado: no forma parte del Sistema Solar ni retornará después de su paso actual. La trayectoria señala que ingresó desde regiones profundas de la Vía Láctea y se dirige nuevamente hacia el espacio interestelar.

Su núcleo mide cerca de 20 kilómetros de diámetro y su masa se aproxima a 33.000 millones de toneladas, lo que lo convierte en el objeto interestelar más grande observado de forma directa. Este valor contrasta con los dos visitantes interestelares anteriores: Durante su paso hacia el interior del sistema, el cometa se aproximó a Marte a 28 millones de kilómetros, una distancia pequeña en términos astronómicos. A fines de diciembre, alcanzará su punto más cercano a la Tierra, a 270 millones de kilómetros, lo que equivale a 1,8 veces la distancia entre la Tierra y el Sol. La NASA descartó cualquier riesgo de impacto. El interés se enfoca en su valor como muestra intacta de otro sistema estelar.

La detección de hidroxilo (OH) reveló que su superficie contiene agua preservada durante miles de millones de años, algo que ofrece información directa sobre la química y la estructura de los discos de formación planetaria más antiguos de la galaxia.

El incremento de brillo antes del perihelio llamó la atención por superar valores habituales en cometas conocidos. Sin embargo, la particularidad más desconcertante es su color azul. Los cometas con actividad intensa presentan tonos más rojizos debido a la presencia de polvo caliente. En este caso, ocurrió lo contrario.

El razonamiento físico habitual no alcanza para explicar esa tonalidad. Si el cometa estuviera cubierto por hielo que reflejara la radiación solar, su color debería tender al rojo por la baja temperatura. La tonalidad azul sugiere condiciones térmicas y composicionales distintas a las esperadas.

A esta rareza se sumó la detección de una anti-cola, una estela de gas dirigida hacia el Sol, en lugar de alejarse de él. El fenómeno fue registrado por el Telescopio Óptico Nórdico de España y luego se observó la aparición de una cola convencional en dirección opuesta. Loeb indicó: “Sí el objeto es una nave espacial alienígena que está desacelerando, entonces la anti-cola sería evidencia de una maniobra de ‘empuje de frenado’, que naturalmente cambiaría a una cola una vez completado el proceso de desaceleración”.

Laura Nicole Driessen, radioastrónoma de la Universidad de Sídney, recordó la importancia de no saltar a conclusiones precipitadas: “Como dijo el astrónomo Carl Sagan, ‘las afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias’. Es cierto que todavía no podemos explicar completamente cada detalle del cometa, pero no saberlo todo no es evidencia de extraterrestres”.

3I/ATLAS no representa una amenaza. Lo que representa es una pregunta abierta. Conserva hielo anterior al origen del Sol, exhibe colores que contradicen los modelos térmicos conocidos y posee una composición química fuera de los patrones habituales.

Antes de perderse nuevamente en la oscuridad, ofrece una única oportunidad: mirar hacia atrás en el tiempo, hacia la materia primordial que precedió todo lo que existe alrededor de la Tierra.

Fuente: telam

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