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07/11/2025

Denuncian que cientos de presos murieron por torturas o enfermedades en las cárceles de Cuba

Fuente: telam

Un informe de la ONG Prisoners Defenders puso el acento en la falta de atención médica, la desnutrición y la violencia institucional en los penales de la isla

>La prestigiosa ONG La organización, reconocida por su labor de documentación y defensa de los derechos humanos, advirtió sobre el agravamiento de la represión estatal, que ahora afecta no solo a activistas, sino también a ciudadanos sin militancia política, en medio de una crisis sanitaria y social sin precedentes.

El documento detalló que el patrón represivo se ha intensificado entre la población general, restringiendo derechos fundamentales como la libertad de expresión, reunión y manifestación. Este endurecimiento ocurre mientras las condiciones de vida en la isla se deterioran, lo que ha impulsado a más personas a ejercer sus derechos, enfrentándose a la respuesta punitiva del Estado.

Entre los casos documentados este mes, destacan cuatro manifestantes pacíficos de Manicaragua: Raymond Martínez Colina, Carlos Hurtado Rodríguez, Osvaldo Agüero Gutiérrez y Yoan Pérez Gómez. Estos ciudadanos fueron condenados por “desórdenes públicos” tras participar en una protesta espontánea el 20 de octubre de 2024, donde más de 100 personas exigieron el restablecimiento del servicio eléctrico frente a la sede del Gobierno municipal.

El tribunal de Villa Clara dictó penas de seis años de prisión para Martínez Colina y Hurtado Rodríguez, y cinco años para Agüero Gutiérrez y Pérez Gómez, a pesar de la ausencia de pruebas materiales de violencia o daños. El fallo judicial sostiene que los acusados “afectaron la tranquilidad ciudadana” y pretendían “apabullar a los funcionarios”, lo que, según el informe, evidencia el uso del sistema penal como herramienta para castigar el ejercicio pacífico de derechos fundamentales.

Otro caso relevante es el de Leonard Richard González Alfonso, detenido en junio pasado en La Habana por el delito de “propaganda contra el orden constitucional”, tras colocar carteles con mensajes como “¿Hasta cuándo?... ¡Nos están matando!”.

La represión también alcanzó a los hermanos Manuel Caballero Oduardo y Yunia Jazmín Caballero Oduardo, de 21 y 19 años, respectivamente. Ambos fueron detenidos tras un desalojo forzoso en un contexto de vulnerabilidad habitacional y enfrentan condenas de cuatro y dos años de prisión por “desacato” y “atentado”, delitos que, según la organización, son utilizados para criminalizar la protesta y castigar a ciudadanos en situación de precariedad. Los testimonios recogidos indican que la policía actuó con violencia desproporcionada y que el proceso se desarrolló sin garantías judiciales.

El caso de Luis González Martínez ilustra la extrema vulnerabilidad de los presos de conciencia en Cuba. Detenido sin tutela judicial, González Martínez padece dengue y hematuria, y ha sido víctima de agresiones físicas dentro de la prisión. Su esposa manifestó temor por su vida, mientras las autoridades penitenciarias le niegan los cuidados médicos urgentes que requiere. El reporte denunció que “fue golpeado por agentes y por reclusos bajo órdenes de la seguridad del penal, lo que constituye un acto de tortura y tratos crueles, inhumanos y degradantes, prohibidos por el derecho internacional”.

El activista Virgilio Mantilla Arango, de la Unidad Camagüeyana por los Derechos Humanos, fue víctima de reiteradas detenciones y procesos judiciales politizados. Su última detención, en octubre, está vinculada al delito de “propaganda contra el orden constitucional” tras difundir videos sobre la situación social y económica del país. Mantilla, que padece problemas de salud crónicos, denunció negaciones en la atención médica y condiciones de reclusión paupérrimas.

El informe también recoge los testimonios de José Daniel Ferrer y Luis Robles Elizástigui, dos de las voces más reconocidas del exilio cubano. Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), fue liberado y desterrado el 14 de octubre de 2025 tras cumplir una condena de cuatro años y seis meses de prisión. Su salida de la isla fue una expatriación forzosa, no voluntaria.

Robles, conocido como “el joven de la pancarta”, llegó a Madrid el 13 de octubre junto a su madre y su hijo, tras casi cinco años de prisión por portar una pancarta que pedía libertad y el fin de la represión. Durante una conferencia en la Asociación de la Prensa de Madrid, Robles describió las prisiones cubanas como “centros de exterminio” y denunció que “la tortura es algo normal y el silencio, algo impuesto”. Ferrer, por su parte, calificó su salida del país como “una deportación política, no una liberación real”.

La crisis en las cárceles cubanas se ha visto agravada por brotes de enfermedades infecciosas como dengue, tuberculosis, fiebre de oropouche y chikunguña, así como por la falta de alimentación y atención médica.

El huracán Melissa empeoró las condiciones sanitarias en las provincias orientales, obligando a evacuar parcialmente la prisión de Aguadores en Santiago de Cuba ante el riesgo de derrumbe.

En este contexto, decenas de presos políticos han iniciado huelgas de hambre como último recurso de protesta. Yosvani Rosell García Caso, de 37 años, cumple 13 días en huelga de hambre en la prisión El Yayal - Cuba Sí, en Mayarí, Holguín, en protesta por el “injusto encierro de los presos políticos que llevan más de cuatro años detenidos sin cambios en su situación”, según denunció su esposa, Mailín Rodríguez Sánchez.

También Daniel Alfaro Frías, condenado a nueve años de prisión, se declaró en huelga de hambre y sed en la prisión de Guanajay, Artemisa, para denunciar las constantes violaciones de derechos humanos.

Al 31 de octubre, la lista de prisioneros políticos en Cuba asciende a 1.179 personas, todas ellas sufriendo sentencias judiciales o limitaciones de libertad impuestas por las “Fiscalías” sin supervisión judicial ni debido proceso, denunció Prisoners Defenders.

El informe detalló que 35 menores de edad permanecen detenidos por motivos políticos, 15 de ellos condenados por “sedición” con una pena media de cinco años de prisión. Además, 221 manifestantes fueron condenados por “sedición” con un promedio de 10 años de privación de libertad, y 123 mujeres continúan sufriendo autos y condenas políticas.

La clasificación de los prisioneros políticos se divide en 693 convictos de conciencia, 450 condenados de conciencia y 36 otros presos políticos, según los criterios de violación de derechos fundamentales, presunción de inocencia y derecho a la defensa.

Fuente: telam

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