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05/11/2025

“Marcela encubrió a su hijo”: los secretos de la tía de César Sena en medio del juicio por el femicidio de Cecilia Strzyzowski

Fuente: telam

Patricia Acuña fue quien entregó a su sobrino a la Policía el 10 de junio de 2023. “Está desesperado y con mucha culpa. Dice que quiere asumir los cargos”, agrega. Ella oficia de puente entre el clan y el mundo exterior

>Resistencia, Chaco (enviada especial). Patricia Acuña (58) recibe a Infobae en su departamento de la calle Obligado, donde convive junto a su pareja, Ricardo Goya (60), y su perro Ñery. En esa misma vivienda, su sobrino César Sena pasó sus últimas horas en libertad antes de entregarse a la Comisaría 3ª en la causa que derivó en el femicidio de Aunque pasaron más de dos años y medio de aquel 10 de junio de 2023, Patricia lo recuerda con nitidez. “Yo lo llevé. Fui la que lo entregó”, suelta. Desde entonces nada volvió a ser igual. “Nos cancelaron. Ni mi pareja ni yo pudimos volver a tener trabajo. Vivimos de la caridad”, cuenta.

Patricia es la hermana mayor de Marcela Acuña, una de las tres principales imputadas por el femicidio de Cecilia, junto a César y Emerenciano Sena, y que son juzgados en los tribunales de Resistencia por un juicio por jurados.

Desde que arrancó el juicio por jurados, Patricia es la única del clan que asiste a las audiencias en la sala del Centro de Estudios Judiciales. “Emerenciano fue abandonado por su familia”, sostiene.

Entre Patricia y su hermana hubo años de distancia. “Con Marcela no me hablé durante mucho tiempo. Fabiana (González) tenía más relación con ella que yo”, admite. “Después de que conoció a Emerenciano, empezó su aventura piquetera. Es una traidora a su clase de origen: se fue a cortar rutas, pero en el fondo es una chica bien”, suma Ricardo, cuñado de la imputada.

Sin embargo, cuando estalló el caso, Patricia volvió a ocupar el lugar que siempre tuvo en los momentos límite: el de sostén. “Tuvimos peleas, pero en los momentos difíciles siempre estamos. Cuando ella estaba con lo de su candidatura a intendente de Resistencia, yo le decía: ‘Ahora estás rodeada de gente, pero cuando estés tirada en el piso vas a ver dos manos que te van a alzar, y esas van a ser las mías’. Y es lo que está pasando ahora”, subraya la mayor de las Acuña.

Al día siguiente, ella lo llevó hasta la comisaría. Sobre él pesaba una orden de captura nacional e internacional desde la noche anterior, cuando fueron arrestados sus padres. “Durante las horas previas a que se entregara, César negó todo. “Me juró mil veces que no había pasado nada, que se había peleado con Cecilia y que ella se había ido. ‘Eso lo va a demostrar la cámara que está enfrente de casa’, decía”, cuenta ahora Ricardo, y sigue: “Me lo dijo tres veces. Yo le contesté: ‘Hermano, estamos hasta las manos con vos. Decime qué pasó’. Pero no habló”.

Según cuenta la pareja, la tensión política también los confundía. “Nosotros estábamos en nuestro mundo —recuerda Ricardo—. En la vorágine electoral, el movimiento siempre era atacado, así que pensamos que era una movida política en contra. Yo no podía creerlo. ‘Ojalá que aparezca viva’, pensaba”.

“¿Sabés cuándo caímos? Cuando en la tele dijeron que había un pedido de captura internacional. Ahí llamamos a un abogado”, agrega Patricia. Y sigue: “Me acuerdo de que César estaba ahí, en la pieza. ‘Tenés que entregarte’, le dije así, seca. ‘Sí, tía, quedate tranquila, me voy a entregar’, me contestó”.

A pesar de haber estado en el ojo del huracán, Patricia y Ricardo nunca pensaron en irse de Chaco. “¿Por qué vamos a dejar la provincia, si nosotros no hicimos nada?”, lanza ella, encogiéndose de hombros.

“A mí me pasó de todo. Después de la muerte de mi hijo (NdR: Jeremías, falleció a los 5 años), nada me asusta. En su momento tenía miedo de salir a la calle, pero ahora lo perdí”, sigue Patricia.

Patricia visita a su hermana los lunes y los miércoles. Los martes va a ver a César al Complejo Penitenciario I de Villa Barberán, donde también está Emerenciano, pero no puede visitarlo porque no es “familiar directo”. A veces hablan de libros y juegan a las cartas. En algunas charlas, dice, su sobrino le confió que “no fue un femicidio, sino una emoción violenta”.

“Está desesperado y con mucha culpa. Dice que quiere asumir los cargos, que lo que le preocupa es el padre, porque no tenía nada que ver”, acota.

Marcela pasa sus días leyendo, escribiendo y cosiendo bolsos que su hermana vende para pagar los pasajes de colectivo hasta la Alcaidía. “Aun en ese contexto tiene una fortaleza… Es impresionante”, señala Patricia.

Si llega a salir en libertad, Patricia dice que su hermana ya tomó una decisión: “Me planteó que al barrio no vuelve más, tampoco sabe si vuelve con Emerenciano. En este tiempo se replanteó un montón de cosas. Quiere empezar a trabajar en la docencia y a militar también”.

En 15 días, el jurado popular deberá decidir si el clan Sena es culpable o no del femicidio. “Que pase lo que tenga que pasar, pero que pase. Si las cosas salen negativamente iremos a Casación. Si mi hermana sale en libertad, acá en mi casa hay una pieza para ella”, avisa Patricia.

Ricardo interviene: “Yo creo que de alguna manera habrá que considerar la condición psicológica de César. No sé si eso le llegará al jurado, pero para mí tiene que ser un atenuante. No digo que no tenga responsabilidad, pero no fue una planificación fría para decir: ‘La voy a matar’. No pudo manejar la situación que había creado. Era un mitómano”.

Fuente: telam

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