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30/10/2025

Grisélidis Réal, la poeta que lideró la “revolución de las prostitutas” y desafió la moral de su época

Fuente: telam

Nacida en una familia de intelectuales, estuvo presa por vender marihuana y ejerció la prostitución. Pero además escribió una obra intensa y llena de sensibilidad, palpable en la antología poética “La catedral interior”

>“Enterrarme desnuda / Como he venido / Al mundo fuera del vientre / De mi madre desconocida”, comienza uno de los poemas más bellos de Grisélidis Réal. Se titula “Muerte de una puta” y está dedicado “a Gabrielle Partenza, a todas, a los demás” y forma parte de La catedral interior, antología de su obra poética que acaba de editar el sello Serapis con traducción e introducción de Vivian Lofiego.

Nacida en Lausana, Suiza, en 1929, Réal creció en el seno de una familia de intelectuales acomodados. Su infancia transcurrió entre Egipto y Atenas, donde su padre dirigía la Escuela Suiza de Alejandría hasta su fallecimiento cuando ella tenía nueve años. Tras la muerte de su padre, regresó a Lausana, donde la relación conflictiva con su madre marcó su adolescencia. Se formó en la Escuela de Artes Decorativas de Zúrich, obteniendo su diploma en 1949, e intentó abrirse camino como pintora.

En Alemania, intentó subsistir como pintora y se trasladó a Múnich junto a un amante afroamericano esquizofrénico y dos de sus hijos. La violencia de su pareja y la precariedad económica la llevaron en 1961 a iniciarse en la prostitución, actividad que le permitió alimentar a sus hijos y que, con el tiempo, se transformó en el eje de su militancia. Réal ejerció la prostitución hasta 1995, convirtiéndose en la trabajadora sexual más reconocida y mediática de Suiza.

Su obra literaria, iniciada con publicaciones en la revista Escritura, se nutre de su experiencia como prostituta y constituye tanto un testimonio como una defensa del reconocimiento de un estatus social. Sus libros, que combinan poesía y denuncia, exploran la tensión entre el orden burgués y la espontaneidad marginal. El negro es un color (1974) destaca por su mezcla de lirismo violento, elementos escatológicos, hiperrealismo y onirismo. Más tarde, en 1992, publicó Un turno imaginario, manteniendo ese mismo registro.

Durante la década de 1970, Grisélidis Réal se consolidó como activista, participando como una de las líderes de la llamada “Revolución de prostitutas” en París. En junio de 1975, quinientas mujeres ocuparon el distrito 18 de la capital francesa para exigir el reconocimiento de sus derechos. Réal rechazaba la idea de que la prostitución fuera siempre una imposición y defendía que podía ser una elección personal.

En 1982, fue una de las fundadoras de la Asociación de Defensa de las Prostitutas (Aspasie, Ginebra). Su defensa del trabajo sexual la llevó a participar en conferencias internacionales, universidades, entrevistas y reuniones públicas. En su pequeño apartamento del barrio de Paquís, en la zona roja de Ginebra, creó el Centro Internacional de Documentación sobre la Prostitución.

A lo largo de su vida, Réal defendió el valor social de la prostitución, a la que consideraba una actividad capaz de aliviar las miserias humanas y dotada de una dignidad propia. En 1977, escribió: “la prostitución es un acto revolucionario”. En el prefacio de su obra Carnet de baile de una cortesana, publicado en enero de 2005, la describió como “un arte, un humanismo y una ciencia”. No obstante, reconocía también el lado oscuro de su oficio, sobre el que hablaba con crudeza.

Tras su fallecimiento el 31 de mayo de 2005 en Ginebra, a los 75 años, sus hijos hallaron varios manuscritos inéditos, entre ellos el de su primera obra escrita durante su reclusión en Alemania, que vio la luz en octubre de 2008 bajo el título ¿Estoy todavía viva? Diario de prisión.

Ahora, con la publicación de La catedral interior esta gran poeta vuelve a encontrarse con sus lectores hispanohablantes. Es una oportunidad de saborear su lirismo intenso lleno de sensibilidad. En “Muerte de una puta”, agrega: “Enterrarme derecha / Sin dinero sin ropa / Sin joyas sin lujos / Sin maquillaje sin adornos / Sin velo sin anillo sin nada / Sin collar ni aros de oro fino / Sin lápiz labial ni color negro en los ojos”.

Fuente: telam

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