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27/10/2025

Milei ante un escenario ideal y una prueba central que supera el discurso

Fuente: telam

El oficialismo logró un resultado sorpresivo incluso para Olivos. En su mensaje inmediato, el Presidente convocó a gobernadores y otros espacios para negociar acuerdos. Está a tono con el mensaje de Washington. Y si no hay idea de subordinación, el primer test será el Presupuesto

>Todo fue muy cuidado en la noche de festejo violeta. Javier Milei celebró el triunfo -sorpresivo por su alcance incluso para Olivos- con un giro diferente al sello de campaña. Lo hizo con imagen inhabitual -saco y corbata-, mensaje preciso y medido, y foto equilibrada de poder, flanqueado por Santiago Caputo y Karina Milei. Frente al escenario ideal expresado en el recuento de votos, evitó el verbo arrasar -insinuado en alguna etapa electoral- y prefirió una lectura que sólo dejó afuera al peronismo/K y que utilizó para convocar a otros espacios políticos, a tono con esta especie de polarización atenuada.

El cuadro incluye otros trazos fuertes. El peronismo entra en un proceso agudo de internas, especialmente en el kirchnerismo. Anoche, en el demorado escenario de Buenos Aires, fueron notables las tensiones, acentuadas por números que apenas unas horas antes eran descartados: se analizaba, en todo caso, cuánto podría recortarse la ventaja sobre LLA y no se hablaba de derrota hasta que llegaron los resultados reales.

Milei envió un mensaje que alcanzó a gobernadores del golpeado proyecto de Provincias Unidas, a provinciales y también a peronistas que tenían buen trato con el Gobierno. Eso, con el eco de la etapa acuerdista: fueron fundamentales para aprobar leyes o frenar avances de la oposición dura. Esa invitación a las negociaciones -es decir, a reconstruir puentes dañados por voluntad propia- corrió a la par de una interpretación posible pero no única del voto que no fue a LLA y tampoco al kirchnerismo. El discurso presidencial se afirmó en esta lectura: dos de cada tres personas votaron por no volver al pasado. Por supuesto, la réplica peronista dice que seis de cada diez votaron en contra del Gobierno.

La cuenta nacional, en base al rubro diputados, marcó 40,7 por ciento para la LLA y 31,7 para Fuerza Patria y otras vertientes peronistas. Nueve puntos de diferencia, dato central. El conglomerado que quedó por afuera de esas dos expresiones -desde Provincias Unidas hasta la izquierda, además de espacios provinciales- sumó unos 28 puntos. Un conjunto nada despreciable. Y a la franja más inclinada al diálogo apuntó precisamente Milei, como lectura política antes que matemática.

Las experiencias previas a la elección nacional, con significativo registro de ausentismo, fueron interpretadas por Olivos como un dato preocupante. Pensaba, con cierta razón, que parte del “no voto” exponía una pérdida de votantes que hace dos años acompañaron el discurso anti-casta, como canal del disgusto con “la” política. Y por eso mismo, puso énfasis en la convocatoria a votar, algo que, de manera lamentable, no hicieron sectores de la oposición dura. La caída en el porcentaje de votantes fue algo menos a la esperada, pero significativa. La participación fue del 67,9 por ciento, casi cuatro puntos menos que la marca más baja en el historial de elecciones de medio término: fue en el 2021, aún con los efectos de la muy extensa cuarentena.

Está claro además el peso del reclamo que acompañó la asistencia, crucial, decidida por Donald Trump y ejecutada por Scott Bessent. Más allá de la real dimensión y de la expresión concreta del apoyo -en términos de reciprocidad-, el mensaje estuvo en línea y profundizó las señales iniciales del FMI: la necesidad de mayor sostén político para los planes del Gobierno. La traducción es desde entonces la demanda de consenso para la reformas tributaria, previsional, laboral.

Por supuesto, son temas sensibles. Y eso remite a la voluntad y capacidad de negociación en el Congreso. Vale recordarlo: en su momento dialoguista, Olivos logró -con reformas, fruto de la negociación- la Ley Bases y el aval al mecanismo del decreto para allanar el acuerdo con el FMI, además de sostener un par de vetos.

El resultado electoral puede cambiar el sentido de los posibles cambios o por lo menos, distender el clima. Milei ratificó con varios gestos a Guillermo Francos como jefe de Gabinete. Repartió elogios a otros funcionarios -en lugar destacado, Luis Caputo- y ratificó como piezas centrales a Santiago Caputo y Karina Milei.

Eso hace a los intentos de equilibrar la interna. Pero la cuestión de fondo supera el foco doméstico, porque hace al modo de entender el ejercicio de la negociación, sin apostar a la subordinación política. Los movimientos podrían ser advertidos bastante antes del recambio legislativo de diciembre. Primera prueba: el Presupuesto, después de dos años sin ley y con extensiones de dibujos heredados de la última etapa K. El proyecto ya está en el Congreso.

Fuente: telam

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