26/10/2025
El pesebre bíblico más grande de América Latina ilumina la Basílica de Quito
Fuente: telam
La exposición busca rescatar el sentido espiritual de la Navidad y sostener la obra social que brinda atención psicológica y psiquiátrica a personas de escasos recursos
>La El montaje ocupa 280 metros cuadrados e incluye 90 edificaciones, un río artificial de 26 metros, efectos de día y noche, lluvia, nieve y una narración sonora que acompaña el recorrido. Las figuras humanas y animales provienen de talleres artesanales de Italia y España. En total, son 1.700 personajes, de los cuales 650 tienen movimiento, lo que le otorga una dimensión realista y cinematográfica.
Luis Alberca Torres, responsable del montaje, explicó a Ecuador Chequea que esta exposición “no busca el espectáculo sino la catequesis”. “Cada escena tiene un significado simbólico y pedagógico: los oficios, las costumbres y los pasajes bíblicos fueron pensados para recordar que la Navidad no es Papá Noel ni los regalos, sino el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo”, afirmó.Las figuras principales —el Niño Jesús, María, José y los tres Reyes Magos— llegaron desde Italia, donde fueron elaboradas a mano desde abril. Su instalación tomó 70 días de trabajo continuo de un equipo de seis personas, entre artistas, pintores y técnicos en electricidad y mecánica. Cada pieza fue intervenida cuidadosamente para evitar que los movimientos fracturen las figuras. “A veces se rompen las manitas o los deditos”, contó el restaurador Diego Campoverde al mismo medio. “Las rearmamos, lijamos, pintamos y cuidamos cada unión para que luzcan como nuevas”.La historia de los pesebres se remonta al siglo XIII. En 1223, san Francisco de Asís organizó en Greccio (Italia) la primera representación del nacimiento de Jesús utilizando animales reales y sin figuras humanas, como una forma de acercar el mensaje del Evangelio al pueblo. Aquella noche de Navidad, la misa se celebró frente a un pesebre vacío, acompañado solo del buey y la mula. Desde entonces, la práctica se difundió por toda Europa y se transformó en una de las expresiones más populares de la fe cristiana.El belenismo, más allá de la estética, se concibe como una forma de evangelización doméstica. “El pesebre es una catequesis visual”, explican los artesanos que lo construyen cada año. “Permite entender la humildad de Dios hecho hombre y el valor de la familia”.
En Ecuador, esta tradición adquirió fuerza gracias a comunidades parroquiales y grupos de arte sacro que mantienen viva la costumbre de armar nacimientos en templos, plazas y hogares. El belén “Padre Jimmy Arias” —que ahora se exhibe en la Basílica del Voto Nacional— es la expresión más grande y elaborada de ese legado espiritual.La historia del belén monumental comenzó hace más de dos décadas en Loja. Allí, el sacerdote Jimmy Arias Piedra —fallecido en 2021 por complicaciones derivadas del covid-19— decidió construir un pequeño pesebre de 10 metros cuadrados para enseñar a los niños el verdadero sentido de la Navidad. Aquel proyecto, nacido en una parroquia modesta, se transformó con los años en una obra de alcance continental.De esa iniciativa nació la Fundación Padre Jimmy Arias, que hoy continúa su misión de servicio. La organización brinda atención psicológica y psiquiátrica gratuita o de bajo costo a personas de escasos recursos y, solo en 2025, ha atendido a más de 6.000 beneficiarios. Parte de los ingresos recaudados por la exposición del pesebre se destinan a sostener esa labor social y al mantenimiento del templo.“El belén no solo es una muestra artística, es un acto de servicio”, explicó Alberca a Ecuador Chequea. “El padre Jimmy repetía que no hay mejor forma de celebrar la Navidad que sirviendo al prójimo. Este montaje es también una manera de continuar su misión”.La exposición permanecerá abierta al público hasta el 15 de enero de 2026, todos los días de 9:00 a 18:30. La entrada cuesta tres dólares para adultos y USD 1,50 para niños, adultos mayores y personas con discapacidad. Los fondos recaudados se destinan a financiar terapias, medicación y programas de acompañamiento familiar de la fundación.Entre los visitantes, la experiencia suele despertar una mezcla de asombro y recogimiento. Familias enteras recorren el circuito iluminado, acompañadas por una narración que describe los pasajes bíblicos y las condiciones de vida en la antigua Palestina. Al final del recorrido, cuando la luz violeta se enciende de nuevo sobre la nave central y la estrella de Belén vuelve a brillar, el mensaje queda claro: la Navidad —en Quito, como en Greccio hace ocho siglos— empieza con un gesto de fe y se renueva con uno de compasión.Fuente: telam
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