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22/10/2025

Cómo es el misterioso asteroide que estaba oculto por la luz del Sol y sorprendió a los científicos

Fuente: telam

Un trabajo científico reciente reveló la existencia del cuerpo celeste 2025 SC79. El descubrimiento amplía el mapa de los objetos más esquivos del Sistema Solar

>El hallazgo de un Los astrónomos la nombraron 2025 SC79 y su hallazgo actualiza la lista de los cuerpos más cercanos a la Tierra. El hallazgo fue realizado por el astrónomo Scott S. Sheppard del Instituto Carnegie para la Ciencia.

Los asteroides más peligrosos son los más difíciles de detectar”, explicó Sheppard en el comunicado que acompañó la noticia. “La mayoría de las investigaciones sobre asteroides encuentran estos objetos en la oscuridad de la noche, donde son más fáciles de detectar >“Los asteroides que acechan cerca del Sol solo pueden observarse durante el crepúsculo, cuando el Sol está a punto de salir o ponerse. Si estos asteroides ‘crepusculares’ se acercan a la Tierra, podrían representar un grave riesgo de impacto”, aseguró el astrónomo.

El 27 de septiembre de 2025, el cielo del desierto chileno ofreció el escenario perfecto para un descubrimiento que parecía improbable.

Entre esos destellos, el astrónomo distinguió un movimiento casi imperceptible, una pequeña mancha que no encajaba con ninguna estrella conocida. Era 2025 SC79, una roca de unos 700 metros de diámetro, el tamaño de un estadio de fútbol, que se desplazaba en una órbita interior a la de Venus. Su descubrimiento marcó un hito: solo se conoce otro asteroide con una trayectoria tan próxima al Sol.

Este nuevo objeto pertenece al grupo de los asteroides Atira, un conjunto diminuto dentro de los objetos cercanos a la Tierra (NEOs). A diferencia de la mayoría, los Atira giran alrededor del Sol en órbitas que se mantienen siempre dentro de la órbita terrestre. Hasta ahora se registraron apenas 39 miembros en este grupo, y 2025 SC79 se convirtió en el número 39.

Su órbita es particularmente extrema. Cruza la de Mercurio, se interna en la de Venus y completa una vuelta alrededor del Sol cada 128 días, lo que lo ubica entre los cuerpos más rápidos conocidos. Solo dos asteroides tienen un año más corto, de apenas 115 días, lo que convierte al nuevo visitante en uno de los corredores más veloces del vecindario cósmico.

Esta resistencia despierta interrogantes sobre su composición, que podría ofrecer pistas sobre cómo ciertos materiales soportan el intenso calor solar. Los científicos esperan nuevas observaciones cuando reaparezca detrás del Sol en los próximos meses.

Sheppard y su equipo no lo encontraron por casualidad. Su trabajo forma parte de un programa de búsqueda sistemática de objetos potencialmente peligrosos para la Tierra.

Estos cuerpos, llamados asteroides crepusculares, son los más esquivos. Su descubrimiento exige paciencia, precisión y la capacidad de mirar en dirección al Sol, un territorio prohibido para la mayoría de los instrumentos astronómicos. Cada detección abre una ventana al pasado del Sistema Solar y, al mismo tiempo, una advertencia sobre los peligros que acechan en su interior.

Afortunadamente, el nuevo visitante no representa una amenaza inmediata. Su órbita se mantiene estable, aunque su proximidad al Sol impide seguirla con continuidad. Durante varios meses permanecerá oculto detrás del astro, y recién entonces podrá volver a observarse. Cuando reaparezca, los científicos planean medir su composición y densidad, además de buscar indicios sobre su origen.

Una hipótesis sugiere que podría haberse desprendido del cinturón principal de asteroides, ubicado entre Marte y Júpiter, y que luego fue empujado hacia el interior del sistema por interacciones gravitacionales. Si esto se confirma, su estudio permitirá entender cómo las perturbaciones planetarias alteran las trayectorias de las rocas espaciales y las envían hacia regiones donde la detección resulta casi imposible.

El descubrimiento de 2025 SC79 no solo aporta un nuevo objeto al catálogo de asteroides conocidos. También desafía la manera en que los astrónomos buscan amenazas potenciales. Hasta ahora, la mayoría de los programas de vigilancia se concentraron en el cielo nocturno, donde la oscuridad facilita el rastreo de puntos luminosos en movimiento. Pero los asteroides interiores, los que orbitan entre la Tierra y el Sol, permanecieron fuera del alcance de esas búsquedas.

Con este hallazgo, se refuerza la necesidad de ampliar las estrategias de observación hacia las zonas más próximas al astro rey. Instrumentos especializados, cámaras de gran sensibilidad y programas de observación crepuscular se vuelven esenciales para mapear esa región desconocida.

Fuente: telam

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