14/10/2025
El libro de Philippe Sands que expone la impunidad de Augusto Pinochet y su vínculo con el pasado nazi

Fuente: telam
La nueva obra del reconocido autor indaga en los oscuros nexos entre la dictadura chilena y figuras del hitlerismo, aportando testimonios y hallazgos que invitan a repensar la memoria histórica
>El 3 de marzo de 2000, tras el aterrizaje en Santiago de Chile del avión que transportaba al general Augusto Pinochet, su séquito lo subió en silla de ruedas a un elevador mecánico mientras sonreía ante la jubilosa escena que tenía ante sí. Pinochet, dictador de Chile de 1973 a 1990, había estado detenido en Gran Bretaña mientras sus abogados luchaban contra los intentos de extraditarlo a España, donde un juez había emitido una orden de arresto internacional por violaciones a los derechos humanos cometidas por su régimen.
Años después, una mujer cuyo marido desapareció en 1974 recordó una transmisión del momento como si mostrara a alguien literalmente saliéndose con la suya tras un asesinato: “Sentí consternación y rabia, y una profunda sensación de impunidad”.
El título del libro de Sands es la dirección que sirvió como sede del Partido Socialista en Santiago, antes de convertirse en uno de los centros de tortura y desaparición de la dictadura militar. Sands califica el proceso contra Pinochet como “el caso penal más significativo desde Núremberg”. Nunca antes un exjefe de Estado había sido arrestado en otro país por crímenes internacionales.
Pero es la conexión de Sands con el otro hilo narrativo de 38 Londres Street [Calle Londres 38] lo que le da a este libro su forma inimitable. En 1962, más de tres décadas antes de que Pinochet fuera arrestado en Londres, un hombre llamado Walther Rauff fue arrestado en Punta Arenas, Chile, y se enfrentó a la extradición a Alemania Occidental. Rauff, excomandante nazi de las SS, supervisó el desarrollo de los camiones de gas móviles, precursores de los campos de exterminio. Sands se enteró de que Herta, prima de su madre, probablemente fue una de los miles de personas asesinadas en los camiones de Rauff. Herta tenía 12 años.
“No se me había ocurrido que Pinochet y Rauff pudieran estar relacionados, pero resultó que las vidas de ambos hombres estaban profundamente entrelazadas”, escribe Sands. Después de la Segunda Guerra Mundial, Rauff escapó a Ecuador, donde conoció a Pinochet, y durante un tiempo sus familias se hicieron cercanas. Además de su virulento anticomunismo, compartían un interés común por el nazismo. Rauff, quien tras su arresto vivió con el temor de una extradición que nunca se produjo, se emocionó con el golpe de Pinochet. Por fin, pensó Rauff, estaba a salvo. Como presumía en una carta a un sobrino: “Estoy protegido como un monumento cultural”.El libro avanza y retrocede en el tiempo, mientras Sands busca documentos y personas para entrevistar, intentando determinar si los rumores sobre Rauff eran ciertos. ¿Estuvo Rauff involucrado con la policía secreta de Pinochet? ¿Participó en la tortura de prisioneros, como atestiguó uno de ellos? ¿Ayudó a diseñar un campo de concentración chileno cuyo diseño guardaba un asombroso parecido con Auschwitz?38 Londres Street es el tercer libro de una trilogía que Sands inició con la publicación de East West Street (2016) y continuó con The Ratline (2021). Los tres libros giran en torno a grandes preguntas sobre el mal, el poder estatal, la inmunidad y la impunidad. Pero Sands también es un narrador consumado, que desenreda con delicadeza sus temas más complejos y las complejidades legales que los acompañan a través de los inolvidables detalles que desentierra y de las numerosas personas —la familia de Rauff, exreclutas militares, expertos en derecho británicos— que se sinceran con él.
Hay cierta esperanza en este libro, pero Sands demuestra que, incluso ante la abrumadora evidencia, la Justicia nunca es inevitable, especialmente cuando se trata de exigir responsabilidades a los poderosos. En el epílogo, un confidente de Pinochet le cuenta a Sands que la Fundación Pinochet recibió un cheque por casi 980.000 libras del Gobierno británico, a nombre de Pinochet, para reembolsarle los gastos durante su estancia en Londres. Los críticos de Pinochet quedaron horrorizados, pero su abogado no se disculpó. “Así es el sistema”, dijo.
Fuente: The New York Times. Fotos: Crédito: Alejandro Guyot/gentileza prensa Malba, por la foto de Philippe Sands; Reuters/ Rickey Rogers (archivo).Fuente: telam
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