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13/10/2025

El esfuerzo fiscal argentino se ubica entre los más altos del mundo

Fuente: telam

La función de los paraísos fiscales suele estar rodeada de mitos, pero su existencia responde a la búsqueda de protección patrimonial frente a contextos de alta carga impositiva y baja seguridad jurídica

>En Argentina, el debate sobre la presión fiscal suele centrarse en el porcentaje que representa la recaudación de impuestos respecto al producto bruto interno (PBI). A primera vista, este indicador sugiere que los contribuyentes argentinos soportan una carga menor que la de países como Brasil o Alemania.

La diferencia entre presión fiscal y esfuerzo fiscal es esencial para comprender la realidad tributaria. Mientras la presión fiscal mide únicamente la proporción de impuestos recaudados respecto al PBI, el esfuerzo fiscal incorpora variables que afectan directamente la capacidad de los ciudadanos para afrontar esa carga.

La comparación internacional evidencia esta disparidad. En Alemania, la presión fiscal ronda el 42% o 43%, considerablemente superior al porcentaje argentino, que se sitúa por debajo del 30%. Sin embargo, los contribuyentes alemanes, gracias a un PBI per cápita elevado y a instituciones sólidas, pueden afrontar esa carga sin que ello comprometa su calidad de vida. Muchos alemanes mantienen una segunda vivienda, poseen varios automóviles y pueden costear la educación universitaria, todo ello después de cumplir con sus obligaciones fiscales.

A partir de la relación entre impuestos y seguridad jurídica, es posible clasificar a los países en cuatro grandes grupos. El primero lo conforman aquellos con impuestos elevados y alta seguridad jurídica, como los países europeos y escandinavos, donde la institucionalidad compensa la carga tributaria.

El segundo grupo incluye a los países con impuestos bajos y también alta seguridad jurídica, conocidos como paraísos fiscales o jurisdicciones offshore, que ofrecen condiciones atractivas tanto para residentes como para inversores. En ambos casos, la calidad de vida y la previsibilidad institucional permiten que los ciudadanos vivan con tranquilidad, independientemente del nivel de impuestos.

Por último, los estados fallidos presentan tanto baja recaudación impositiva como ausencia de seguridad jurídica, lo que impide cualquier expectativa de bienestar o estabilidad para sus habitantes.

En este contexto, los paraísos fiscales cumplen una función que suele estar rodeada de mitos y malentendidos. Contrario a la creencia popular, su principal objetivo no es facilitar la evasión o el lavado de dinero. De hecho, la evasión fiscal ocurre en países con impuestos, no en aquellos donde la tributación es baja o nula. Tampoco son el escenario preferido para el financiamiento del terrorismo, ya que la mayoría de las sanciones por este motivo han recaído sobre bancos y entidades en jurisdicciones onshore.

La experiencia tributaria argentina resulta especialmente gravosa porque combina una presión fiscal significativa con un entorno económico e institucional adverso. Para que los contribuyentes locales pudieran experimentar una situación similar a la de sus pares en países desarrollados, no bastaría con mantener la presión fiscal actual: sería necesario reducirla drásticamente. Solo así el esfuerzo requerido para cumplir con el fisco se asemejaría al de quienes viven en economías más prósperas y estables.

Fuente: telam

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