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05/10/2025

“Rompemos las leyes pero hacemos milagros”: después de “El mago del Kremlin”, Giuliano Da Empoli desmenuza la alianza entre política y tecnología

Fuente: telam

El analista ya mostró la manipulación en el poder y en su nuevo libro “La hora de los depredadores” habla de acuerdos que están cambiando el mundo. Pero ¿se los puede parar?

>Al final de su nuevo libro, La hora de los predadores, y al final de esta entrevista con Infobae, Giuliano Da Empoli va a contar un caso un poco descorazonador que tiene que ver con una aplicación que muchos usamos todos los días. La cosa es así: un pueblo francés tranquilísimo, de pronto empieza a ser atravesado por miles de autos y camiones. Una locura: ya no se puede caminar mirando las nubes ni dejar que los chicos se muevan sin preocupaciones en bici. El intendente, que lleva 25 años en el cargo, no tarda en averiguar qué pasa: Waze ha descubierto que por ese camino el viaje a París se hace unos minutos más corto. Y, claro, Waze no conoce paseos en bici ni vuelta al perro por la plaza: unos minutos menos, adelante. Al hombre se le ocurren soluciones ingeniosas, como cambiar el límite de velocidad para que el trayecto ya no convenga, pero no funciona. El punto es: el intendente tarda mucho en tener con quién hablar. Waze está en todas partes pero también en ninguna. ¿Se soluciona el tema? Ya veremos.

¿Por qué hablamos de esto? Da Empoli es un ensayista, un asesor político que supo trabajar con el ex primer ministro italiano Matteo Renzi. Y es el autor de El mago del Kremlin, una novela de ¿ficción? donde describe a un comunicador, asesor de Vladimir Putin, que logra borrar los límites entre lo que es real y lo que no. Así, hace de la política un escenario y del poder, manipulación. En los juegos de las redes algunos gustaron comparar al personaje con Santiago Caputo.

Por eso, quizás, Giuliano Da Empoli llegó a Buenos Aires unos días antes de la presentación del libro y ¿qué hizo? No -dice-, no vio a ningún político. ¿Nada de nada? Buenos, a algunos diplomáticos sí. Se reunió con diplomáticos en la Argentina. Está trabajando, dice. Sonríe.

El libro, sin embargo, no es un ensayo clásico sino un montón de viñetas, pequeñas historias, anécdotas de alguien que ve el poder de muy cerca.

-¿Qué cambió entre El mago del Kremlin y La hora de los depredadores?

-Lo que creo que esos libros tienen en común, en realidad desde Los ingenieros del caos, es este tipo de alianza entre algo muy antiguo -líderes verticales, muy agresivos, con valores tradicionales y mucha masculinidad- con la tecnología posmoderna, los estrategas de comunicación, las realidades paralelas, esas cosas. Eso ya estaba en El mago del Kremlin y ahora está en La hora de los depredadores, pero con una nueva dimensión completamente nueva.

-¿Por qué a la nueva tecnología le sirven los viejos valores?

-¿A quién le sirve esto?

-¿Por qué se alían? ¿Quieren lo mismo?

-No, no quieren lo mismo. Los tecnológicos quieren ir hacia el futuro, Marte, esas cosas. Y los líderes políticos usualmente son más conservadores y tradicionales. Lo que tienen en común es que ninguno quiere reglas. No quieren límites. No quieren élites políticas que los detengan. No sólo no les gustan las viejas élites políticas, tampoco los medios, los periodistas... Así que la democracia liberal no es muy buena para ellos. Les gustaría otra cosa, un sistema un poco más autoritario. Y así los líderes nacional-populistas, y la gente de la tecnología han formado una alianza para borrar a todas las viejas élites. Derecha, izquierda... no importa.

-Para ellos, no importa. Quieren simplemente deshacerse de todo el sistema. Por supuesto, usualmente están en la extrema derecha porque hoy la insurgencia viene de ahí y el empuje autoritario también.

-En última instancia, las reglas son buenas para los débiles. Los ciudadanos comunes las necesitamos.

-Y eso le resulta atractivo a mucha gente.

-Sí, esto es muy poderoso en un sistema que mucha gente piensa que está en crisis. Piensan que es lo mismo votar por uno o por otro. Entonces, los depredadores aparecen y prometen una especie de milagro. En teología, el milagro lo hace Dios rompiendo las reglas para producir un resultado, algo concreto que se puede ver. Con los depredadores políticos es lo mismo. Dicen: “Rompemos las reglas, rompemos las leyes de vez en cuando, pero lo hacemos porque queremos producir un efecto en la realidad que no se consigue producir de otra manera.”

-En Estados Unidos, puede ser la inmigración: “Rompemos las leyes, pero los devolvemos. Bien, ¿hay alguien que no debería ser devuelto? No importa, estamos resolviendo el problema, estamos produciendo un milagro”. En El Salvador es el crimen: “Rompemos las reglas, cancelamos el estado de Derecho y, sin abogados y sin proceso, metemos a 80.000 personas en la cárcel y el crimen baja. Porque sí, baja. Y aquí, en Argentina, tienen a Milei prometiendo bajar la inflación. Un milagro: rompemos las reglas y los tabués y producimos un milagro.

-Es una promesa poderosa. La idea es, justamente, que sólo luchando contra las viejas élites se puede conseguir. Y, del otro lado, el partido de los abogados.

-Claro. Entonces, desde el otro lado de los depredadores dicen: “Sí, pero las leyes, las reglas, no puedes hacer esto, no puedes hacer aquello”... Y no es un argumento muy fuerte... Cierto que la democracia son las leyes, las instituciones, pero el depredador dice: “Bien, pero esa es la forma de hacer las cosas. Lo que me interesa es la sustancia, los problemas de la gente” Y si tu única respuesta es que hay que seguir las reglas...

-Se ve algo no estaba bien en las democracias liberales.

-¿No es como Trump?

-Pero está teniendo algunos reveses, tanto electorales como en el Congreso. Aparecen límites.

-¿En qué casos?

-¿Vamos hacia democracias al estilo Bukele?

-¿Otra cosas como qué?

-Es decir...

-Y el futuro no es el pasado, es algo nuevo.

Siempre es una combinación de dos fuerzas: Trump y la parte política, por un lado, y las tecnológicas, por el otro. Empujan en la misma dirección porque no quieren reglas. Quieren avanzar hacia otra cosa. Lo llaman pedal to the metal, o sea, acelerar sin límites —en la inteligencia artificial o en cualquier otro ámbito—.”

-Nuestras vidas se están moviendo hacia lo digital. No es solo nuestra vida política, es todo. Esta es nuestra interfaz global con el mundo, con nuestros amigos y con nuestra familia y con todo lo que nos gusta. Y esto nos da muchas ventajas, sería estúpido decir que estamos en contra de la tecnología porque eso no tiene sentido. Pero hay un gran problema con el gobierno de la tecnología. ¿Quién la controla? ¿De quién son las reglas que se imponen? Apenas entrás en esa dimensión, quedás fuera de las normas de la democracia, fuera de las reglas que rigen el mundo físico. Entrás en otro universo, y yo llamo a eso una Somalia digital.

-Es decir..

-Pero...

-¿Sos pesimista?

-Es un poco desesperanzadora la historia de Waze, en el libro. Algo que parece simple, una aplicación de tránsito. Y de pronto... le complica la vida a un pueblo y no hay cómo pararla.

-No hay diálogo posible.

-Pero eso no pasa.

-¿Y somos tan débiles?

-¿Cómo?

(Fotos: Gustavo Gavotti)

Fuente: telam

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