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01/10/2025

La solidaridad no tiene edad: 80 adultos mayores trabajan como voluntarios en el Banco de Alimentos de Buenos Aires

Fuente: telam

En el marco del Día Internacional de las Personas de Edad, historias de quienes siguen poniendo el cuerpo para ayudar a quienes menos tienen

>Cada mañana, el depósito del Banco de Alimentos de Buenos Aires se transforma en un punto de encuentro donde la solidaridad traspasa generaciones. En el marco del Día Internacional de las Personas de Edad, la actividad adquiere un matiz especial: ochenta adultos mayores, con edades entre 65 y 86 años, dedican parte de sus jornadas a organizar productos, clasificar alimentos y acompañar distintas áreas de la organización. Para muchos de ellos, el voluntariado representa no solo una oportunidad de ayudar, sino también de mantenerse vinculados con la comunidad y con causas que consideran esenciales.

El Banco de Alimentos, con veinticuatro años de labor constante, se ha consolidado como un puente fundamental entre la necesidad y la colaboración social. La presencia activa de voluntarios mayores revitaliza su misión y refuerza el mensaje de que la solidaridad no tiene límite de edad. Son estas historias de entrega silenciosa las que hoy cobran visibilidad, reforzando el valor del compromiso comunitario en una coyuntura marcada por la demanda social.

Para Liliana Rodríguez, de 72 años, la decisión de sumarse al voluntariado fue espontánea y hoy destaca tanto el impacto personal como las relaciones creadas. “Ayudar a quien lo necesita, comunicar y ayudar. Al salir de acá me siento un poco cansada y llena de satisfacción por ser útil y a la vez ayudar. Vivo cerca y veía cómo se construía el Banco de Alimentos. Cuando se abrió la convocatoria de voluntarios en vacaciones de invierno, dije ‘¡voy!’, y estoy trabajando como voluntaria hace 1 año y medio, vengo 3 veces por semana. Animo a otra gente a que lo haga para estar en movimiento, dar y sentir que estás viva. Además, se generan vínculos porque nos une la misma iniciativa”, resalta.

La arquitecta Clara Auguste, que hoy tiene 74 años, encontró el sentido de continuar participando a partir de la recomendación de amigos y del entusiasmo por colaborar en talleres interdisciplinarios. “El Banco nos propuso hacer el taller de juguetes porque decía que para jugar hay que comer... entonces, daban comida y juguetes. Dirigí el taller de juguetes, venía todo el día y nos hicimos un grupo re lindo. Como nos gusta lo que hacemos, colaborar, ayudar, una vez que empecé, no lo quise largar más”, comparte, describiendo el valor de estas iniciativas como motor de integración y pertenencia.

La responsable de RRHH y Voluntariado de la institución, Anabella Blanco, subraya la apertura permanente a quienes deseen participar: “El Banco es un espacio de puertas abiertas donde toda persona que quiera sumarse a colaborar siempre es bienvenida. Así llegaron los voluntarios de la tercera edad, cuando sintieron que querían transformar su tiempo en ayuda. Con el paso de los años, se fueron formando grupos de amistad que aún perduran, y algunos de ellos colaboran con nosotros desde hace más de 10 años. La propuesta central del voluntariado es contribuir a la clasificación de alimentos y productos de higiene y limpieza, garantizando que lleguen en óptimas condiciones a quienes más lo necesitan. En esa tarea existe la oportunidad no solo cubrir una necesidad concreta de la organización, sino también generar un espacio de encuentro”.

La importancia del trabajo voluntario en la tercera edad es señalada por especialistas en salud y envejecimiento. Mariana Kesselman, psicóloga y máster en gerontología social, considera: “La Organización Mundial de la Salud define el envejecimiento activo como el proceso de optimizar las oportunidades para la salud, la participación y la seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen. El voluntariado está considerado como una herramienta clave para el envejecimiento activo y saludable. Esta actividad contribuye a la salud física y mental, combatiendo el aislamiento y la depresión. El trabajo social preserva y mejora las capacidades cognitivas y sociales. Al compartir experiencia y conocimiento, los adultos mayores se sienten reconocidos y valorados”.

El Banco de Alimentos ofrece una variedad de alternativas para quienes deseen sumarse: las tareas van desde la recepción de donaciones y clasificación de productos, hasta la organización de eventos, apoyo administrativo, decoración, fotografía y visitas a otras entidades. Gran parte de los nuevos voluntarios llegan por contacto directo con integrantes activos, aunque también existen convocatorias a través de redes sociales como Instagram (@bdalimentos) y canales de difusión y eventos. Cualquier persona interesada en donar su tiempo —sea de manera temporal o permanente— puede hacerlo contactando a través del sitio web o por WhatsApp.

Fuente: telam

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