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26/09/2025

La trama detrás del triple femicidio en Florencio Varela y lo que se sabe a una semana del crimen narco

Fuente: telam

Lara Gutiérrez (15), Brenda del Castillo (20) y Morena Verdi (20) desaparecieron el viernes por la noche. Cinco días después, las encontraron descuartizadas y enterradas presuntamente por orden de un líder narco llamado “Pequeño J”

>A una semana de la desaparición de El fin de semana pasado, Lara, Brenda y Morena se habían preparado para asistir a una fiesta en el Bajo Flores, en la Ciudad de Buenos Aires. Para llegar a su destino, las chicas habrían solicitado un auto por aplicación, pero lo cancelaron. Les habían prometido que las pasarían a buscar.

En una esquina cercana a la rotonda de La Tablada, las tres esperaron a la llegada de una Chevrolet Tracker blanca. Luego de que abordaron el vehículo, fueron conducidas hacia una trampa mortal que les habían preparado en una casa de la zona sur del Conurbano bonaerense. Toda la secuencia fue captada por las cámaras de seguridad del municipio.

Durante los días siguientes, el fiscal Gastón Duplaá, de la UFI Nº 2 de La Matanza, dispuso una serie de medidas para dar con el paradero de las jóvenes. En las primeras 48 horas, la investigación no arrojó resultados significativos, mientras familiares y amigos de las víctimas se movilizaban con carteles que pedían el regreso de Lara, Brenda y Morena.

Por otro lado, una antena de telefonía detectó la señal del celular de Lara en una zona específica de Florencio Varela, a 33 kilómetros del lugar de la desaparición. El posterior análisis de las grabaciones del área permitieron confirmar que la misma camioneta había llegado a una vivienda situada entre las calles Río Jáchal y Chañar, en Villa Vatteone.

Con esta información, los agentes de la DDI de La Matanza realizaron un allanamiento en el lugar. Al ingresar, los efectivos percibieron un fuerte olor a cloro y sorprendieron a dos jóvenes, Magalí Celeste González Guerrero, de 28 años, y Andrés Maximiliano Parra, de 18, mientras limpiaban las paredes y pisos con lavandina. Ambos quedaron detenidos.

Las diligencias comenzaron el martes por la tarde, pero sería recién durante la madrugada del miércoles que los peritos darían con los restos descuartizados de las mujeres. Estaban enterrados en el patio. Fueron varias horas de excavación en un punto específico, donde los efectivos notaron que había tierra removida.

Así, cayó Iara Daniela Ibarra, de 19 años, y Miguel Ángel Villanueva Silva, de 27 años y de nacionalidad peruana. Este último fue señalado por las autoridades como un presunto narcotraficante vinculado a la Villa 1-11-14, de la Ciudad de Buenos Aires. Los cuatro detenidos fueron indagados este jueves, pero ninguno quiso colaborar con la causa y fueron trasladados hacia el penal de Melchor Romero.

El nexo entre el crimen y el narcotráfico derivó a las autoridades a plantear como hipótesis que se habría tratado de una venganza. Los resultados de las autopsias reforzaron esta línea: las víctimas fueron torturadas antes de morir. Además, habrían sido asesinadas por turnos, lo que las autoridades entiende que se trató de un acto de disciplinamiento.

El informe forense detalló que a Lara Gutiérrez le amputaron los cinco dedos de la mano izquierda antes de matarla, presentaba quemaduras compatibles con cigarrillos, una amputación parcial de la oreja izquierda y un corte en el cuello que le seccionó la arteria carótida. Su muerte ocurrió alrededor de las 3 del sábado, antes de que se denunciara su desaparición.

La reconstrucción de por sí era macabra, pero sumaría un elemento inédito en los crímenes inscriptos en la historia argentina: las torturas y asesinatos fueron transmitidos en vivo a través de una cuenta de redes sociales con pocos seguidores, presuntamente, todos miembros de un clan narco.

“Esto pasa si me robas droga”, habría dicho uno de los narcotraficantes durante la transmisión, según relató el ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, durante una entrevista con TN. La información recopilada indicaría que el móvil fue una represalia por el robo de droga a un miembro del clan narco, y que la transmisión de las torturas buscaba enviar un mensaje al resto de la organización.

De acuerdo con los datos de la investigación, la base de operaciones de la banda que manejaría “Pequeño J” estaría en la Villa Zavaleta. Esto derivó en una serie de allanamientos en el asentamiento ubicado al sur de la Ciudad de Buenos Aires, que dieron negativos. Se cree que huyeron minutos antes de que llegara la Policía.

Hasta el momento, no tienen información concreta de la ubicación del supuesto líder narco. No obstante, fuentes que conocen de cerca a los clanes que operan en la Villa 1-11-14 y la Villa Zavaleta desconocen a este sospechoso y su actividad dentro del territorio.

Incluso, apuntaron que la banda pudiera tener conexiones en el Bajo Flores y Barracas, pero que su zona de influencia sería en el sur del Conurbano. Esta hipótesis buscaría entender la razón por la que el narcofemicidio se cometió en territorio bonaerense y entablaría una conexión entre el líder narco y las víctimas, quienes habrían frecuentado la zona de Flores para ofrecer servicios de prostitución. De igual forma, todo aún es materia de investigación.

Fuente: telam

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