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23/09/2025

Es argentino y visitó Annobón, la isla africana que pidió ayuda al Gobierno nacional: “Todo es desolación y olor a basura quemada”

Fuente: telam

El influencer conocido en redes como “Un Topo por el Mundo” se mostró sorprendido por las deplorables condiciones en las que viven sus habitantes, la falta de servicios básicos y la escasez de comida. Las experiencias del primer argentino en visitar la isla

>Annobón es una isla de apenas 17 kilómetros cuadrados que pertenece a Guinea Ecuatorial. Se ubica a 600 kilómetros de parte continental del país y acumula un largo historial de aislamiento y denuncias de abusos de todo tipo por parte de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, quienDebido a lasEn medio de ese sombrío panorama, en mayo de 2025,Querríamos ser parte del país, quizás como estado asociado o como provincia”, dijo el primer ministro annobonés, Orlando Cartagena Lagar, quien recurrió a un pasado colonial común con Argentina. Además, pidió que el presidente Javier Milei “preste atención al pueblo de Annobón” y “les tienda la mano”, al hacer referencia de que Annobón “empezó siendo dominada por Portugal, pasó por manos holandesas y después pasó por manos españolas, y se integró dentro del Virreinato del Río de la Plata”.

Para conocer cómo viven sus 2.000 habitantes (eran más de 15.000 pero la mayoría optó por el exilio), un influencer argentino visitó la isla y contó cómo la crisis política y económica afecta gravemente a su supervivencia.

Todo es desolación y olor a basura quemada”, esa fue la primera impresión que tuvo “Un Topo Por el Mundo” (así prefiere que lo llamen, sin dar a conocer su verdadero nombre) al pisar la isla, donde permaneció una semana.

Consultado por Infobae acerca de qué lo llevó a visitar el lugar, el joven fue contundente: “Me interesa visitar los que son poco frecuentados, a pesar de que ello implique un riesgo. Incluso, me llama la atención de que hay lugares sobre los cuales muchas personas habla, como fue el caso de Annobón hace unos meses, pero que nadie visita”.

De hecho, por lo que le contaron los propios annoboneses, “Topo” se convirtió “en el único turista argentino en visitar Annobón”.

Llegar a ese punto perdido del mapa le demandó unas 35 horas de viaje. Partió de Buenos Aires hasta Malabo, la capital de Guinea Ecuatorial, con una escala previa en Etiopía. “Luego tuve que conseguir el vuelo hasta Annobón, algo que es novedoso, ya que Ceiba, la aerolínea local comenzó a operar estos vuelos semanales recién en junio de este año y no lo hace con frecuencia”, detalló.

Cuando el avión aterrizó, le llamó la atención que había mucha gente esperando el vuelo. “Es un hecho que mueve al pueblo y ni que hablar cuando llega el barco. Dicen que es una fiesta. Pero lo que se siente es la desolación y a la vez recuerdo el olor, que era el de basura quemada, que provenía desde la montaña”, describió.

Otra situación que lo sorprendió fue que, a pesar de estar dentro del mismo país, le sellaron nuevamente el pasaporte: “Te hacen un ingreso como si fuera Migraciones. No solo tenía el sello de Guinea Ecuatorial en Malabo, también me lo pusieron en Novo”.

Finalmente, lo buscó Celestina, otra vecina local, y lo llevó a su hostal. Allí descubrió otro de los grandes problemas de Annobón: la falta de agua corriente. “No hay bomba para darle presión al agua en toda la isla. Entonces, van a buscar el agua en la cuadra, la traen en baldes y con eso te duchás”, graficó sobre la falta de servicios públicos.

La habitación le costó 12.000 francos (21 dólares) por noche tras una negociación, mientras que el pasaje ida y vuelta le salió 175.000 francos, lo que equivalía a unos 600 dólares de gasto sin contar los vuelos hasta Guinea.

Pero una vez que entró en confianza, hasta lo invitaron a tomar Fernet en la costanera. “En un momento se acercó el comisario de la isla y me dijo ‘no estoy aquí como policía, sino como amigo’”, contó.

En esa escena curiosa, el joven relató la conversación que tuvo con él: “Yo le expliqué que en Argentina lo tomamos de la botella, doblando el pico para no lastimarse. Se sorprendió y dijo: ‘Muy bonito, muy bonito, vamos a probar’”.

El abastecimiento también es un desafío: “Había un solo supermercado, pero estaba desabastecido porque el barco mensual todavía no había llegado. Así que sobreviví con garbanzos y algunas compras mínimas”.

Esa dependencia es la que marca el pulso de la isla. “Un barco por mes trae todo: combustible, alimentos, hasta ropa. Si se atrasa, como ahora, la gente queda sin recursos básicos”, se lamentó “Topo”.

En cuanto a la electricidad, explicó: “Durante el día no hay. Corta a las siete de la mañana y vuelve a las seis de la tarde. Funciona un generador a gasoil que consume 80.000 litros por mes, enviados como subsidio desde Malabo”.

En su contacto directo con los annoboneses, “Topo” se animó a preguntarles “cómo estaban” y el común denominador de las respuestas era “mal”. Ese antecedente fue el que alimentó rumores de anexión argentina, aunque fue desmentido por los locales: “No quieren ser argentinos, sino que hay un grupo de Annoboneses independentistas que buscan que Argentina reconozca su independencia de Guinea Ecuatorial”.

Sin embargo, remarcó que “tienen un hotel de lujo, el cual todavía no ha sido inaugurado, a pesar de que hace dos años que fue terminada su obra y está listo para usarse”.

Mientras sus habitantes tratan de sobrevivir y sortear la miseria, ni Argentina ni ningún otro país se hizo eco del pedido de ayuda humanitaria. El único gesto que recibió fue por parte de la ONU, en 2024, que sumó a Annobón como miembro de la Organización de Naciones y Pueblos No Representados.

Fuente: telam

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