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21/09/2025

A 70 años del golpe de 1955 y la guerra civil que no fue

Fuente: telam

El peronismo gobernó con mano dura, pero siempre en el marco de la legislación vigente. A pesar de las permanentes conspiraciones golpistas y actos de terrorismo de los comandos civiles, siempre eludió la violencia. Y, en septiembre de 1955, Perón optó por evitar el derramamiento de sangre

>Este 19 de septiembre se cumplen 70 años del golpe cívico-militar auto denominado “Revolución Libertadora”.

Contrariando el apotegma marxista de que “la violencia es la partera de la historia”, la Revolución Justicialista fue una revolución totalmente pacifica, que fue modificando y adaptando las normas jurídicas para impulsar las grandes transformaciones políticas, culturales y económico-sociales que se produjeron durante sus diez años de gobierno.

En un contexto de época en el cual las libertades democráticas no eran las que hoy conocemos, el peronismo gobernó con mano dura, pero siempre en el marco de la legislación vigente. A pesar de las permanentes conspiraciones golpistas y actos de terrorismo de los comandos civiles, solo se conoció un muerto por la acción ilegal de policías rosarinos contra el militante comunista Juan Ingallinella el 18 de junio de 1955, dos días después del salvaje bombardeo a Plaza de Mayo.

En enero de 1951 los gremios socialistas declaran una huelga general ferroviaria, que la misma Evita intenta personalmente desactivar. El 11 de junio la FUA lanza una huelga nacional por el estudiante Mario Bravo que aparece sano y salvo.

El 22 de junio es detenido un grupo de oficiales militares jóvenes por conspiración. El 1° de agosto hay atentados contra líneas ferroviarias.

El 28 de septiembre, el gobierno sofoca el primer alzamiento militar de Menéndez, Lanusse y otros.

En febrero de 1952 Perón anuncia un nuevo plan económico. La importación de petróleo por 300 millones de dólares está desequilibrando la economía. Hay cortes de luz, se raciona la energía eléctrica. El 3 de abril fallece Quijano. El 26 de julio fallece Evita.

En 1953 ante las alzas en el costo de la vida, el gobierno lanza una enérgica campaña contra la especulación con clausuras de pequeños y medianos negocios, que lleva a más de 800 comerciantes a la cárcel de Devoto. Este es otro golpe contra la clase media que se identifica con los comerciantes.

El 25 de abril de 1954 se realizan elecciones parlamentarias y de vicepresidente, el peronismo repite el 63%. Son las últimas elecciones libres antes del golpe y muestran que el peronismo sigue manteniendo un enorme apoyo popular.

El punto de quiebre con Perón, es la creación en julio de 1954, del Partido Demócrata Cristiano. Su fundación venia inspirada desde el Vaticano y apoyada por EEUU, para contrarrestar la influencia de los movimientos populares en América Latina.

El conflicto se fue agudizando, hasta que el 10 de noviembre de 1954, en un discurso, Perón acusó a un sector de la Iglesia de conspirar para derribarlo. Nombró a varias organizaciones católicas, tres obispos (Laffitte, Fasolini y Ferreira Reinafe) y veinte sacerdotes (Bordagaray, José López, Julio Treviño, Moreno, Bonamin, entre otros), algunos de los cuales fueron arrestados en los días siguientes.

En el mes de diciembre de 1954 el gobierno produce una batería de medidas administrativas que aceleran y profundizan el conflicto: disolución de la Dirección General de Enseñanza Religiosa, cesantía de los sacerdotes de las cátedras de religión, supresión de los subsidios a los colegios e institutos católicos, clausura del diario católico argentino “El Pueblo”, y reducción de los feriados religiosos.

Respecto el golpe de 1955, el historiador y economista Mario Rapoport ha dicho: “Si excluimos la polémica sobre la firma de un contrato petrolero con la Standard Oil, la caída de Perón en 1955 no se debió a cuestiones económicas sino, ante todo, a una espiral de enfrentamientos políticos con diferentes fuerzas opositoras.”

“A principios del 55 los indicadores macroeconómicos eran favorables. Es cierto que entre 1950 y 1952, debido a políticas erróneas del gobierno, a desequilibrios en la balanza de pagos y a dos fuertes sequías, se produjo una seria crisis. Sin embargo, desde 1953, con un cambio en las políticas económicas y en el ciclo productivo, la economía se había recuperado. El PBI crecía a un promedio anual del 4,5 por ciento y el proceso inflacionario fue contenido: la tasa de inflación bajó del 4 por ciento en 1953 y al 3,8 en 1954. A su vez, la participación de los asalariados en el ingreso nacional alcanzó en ese último año un pico histórico máximo del 50 por ciento.”

El académico Alejo Serrano Barbaran publicó hace poco, un muy documentado libro, El Golpe Inglés, sobre la participación de Inglaterra en el golpe de 1955.

Una de las primeras medidas de la “Libertadora”, el 29 de septiembre, fue anular el contrato con la Standard Oil y mantener las importaciones inglesas.

Perón también había firmado un convenio entre IAME y Kaiser Motors Corps para crear una sociedad mixta que fabricaría autos en Santa Isabel. Y el Eximbank otorgaba un préstamo de 60 millones de dólares para una acería en San Nicolás. El embajador Nufer de EEUU había establecido una relación muy amigable con el gobierno, al punto de ser criticado por peronista.

Gran Bretaña, hasta fines de la Segunda Guerra Mundial, había sido la potencia imperialista con mayor influencia en la economía argentina. Influencia que comienza a perder con la llegada del peronismo al poder. Si bien ferrocarriles, carnes, petróleo, fueron temas de conflicto con los ingleses, hay un tema poco difundido pero que Barragan expone con mucha claridad, tanto o mas importante que los anteriores: la cuestión Malvinas y su proyección antártica.

Entre 1946 y 1948 Argentina desplegó un plan de ocupación del territorio antártico y firmo acuerdos con Chile para realizarlos de forma conjunta. Esto dio inicio a una fuerte disputa con los intentos británicos de ocupación, que tuvo episodios de incidentes militares. En 1949, el coronel Hernán Pujato, presentó a Perón un detallado plan de acción que incluía la instalación de bases científicas y poblacionales en la Antártida, así como la creación de un instituto científico a efectos de investigación. Como resultado de la labor de Pujato para 1955 Argentina en colaboración con Chile tenia 30 bases científico-militares en la Antártida. En septiembre de 1954 Churchill pidió un plan para expulsar las bases argentinas y chilenas de la Antártida que entre las opciones incluía eliminarlas en una operación de guerra. Plan que no fue necesario porque en 1957 las bases argentinas se habían reducido de las 30 existentes en 1955 a solo 8. La “Libertadora” había cumplido con los deseos de su real majestad británica.

Según documenta Barbaran quien manifestó un apoyo activo a la “libertadora” fue el gobierno uruguayo, para el cual el derrocamiento de Perón se convirtió en una política de estado, al punto que el canciller uruguayo Santiago Rompani intentó armar un bloque regional antiperonista con otros países de la región. Sin lugar a dudas, la diplomacia británica estuvo detrás de esa política uruguaya, según toda la información presentada en el libro El golpe inglés.

En 1955 la confrontación Peronismo-Iglesia ya no tenia retorno. Los sacerdotes usaban los púlpitos para dedicar discursos contra el gobierno. El gobierno devolvía la gentileza con denuncias y detención de los más díscolos.

El 11 de junio se realiza la procesión del Corpus Christi, que se transforma en una masiva manifestación opositora. La gran participación popular en este acto da la señal de que la situación está madura para el golpe.

El bombardeo comenzó a las 12:40 hs cuando el capitán Néstor Noriega arrojó la primera bomba de 100 kg. sobre la Casa Rosada, y la segunda sobre un trolebús en Paseo Colón frente al actual Ministerio de Economía. Luego los pilotos navales, al paso de tres oleadas con sus aviones, en un total de 28 naves, arrojaron 14 toneladas de explosivos sobre la Casa de Gobierno y otros sectores de la Ciudad de Buenos Aires.

Esa noche, producto de la brutalidad y el ensañamiento demostrado por el antiperonismo, grupos espontáneos reaccionaron prendiendo fuego algunas iglesias del centro de Buenos Aires.

A partir de allí, Perón ingresa en un terreno de dudas sobre cual actitud tomar. La primera es un llamado a la pacificación, con la intención de sacarle el apoyo civil y eclesial a los conspiradores militares. En julio y agosto se abren los micrófonos de la cadena nacional la dirigencia opositora, Frondizi, Balbín, Alende y Solano Lima usan la oportunidad para seguir criticando al gobierno y apañando a los violentos.

Los cambios de gabinete y los pedidos de pacificación no dan frutos. Los conspiradores lo toman como síntoma de debilidad. El 8 de agosto la CGT ofrece al Ejército sumar trabajadores como reservistas. Es mas un gesto, que una opción real de crear “milicias obreras”. Para Perón, desde su formación militar, la violencia y la guerra eran tarea de profesionales y no de grupos voluntariosos improvisados.

Vuelvo a recordar el inicio de esta nota. De 1943 a 1955 Perón había transitado muchos momentos de oposición y tensión extrema, pero siempre los había resuelto sin tener que apelar ni a la violencia, ni a poner vidas en riesgo de propios o de sus adversarios. Hasta el final de su vida en 1974 no se cansará de repetir: “Los ingredientes de la revolución son siempre dos: sangre o tiempo, si se emplea mucha sangre se ahorra tiempo, si se emplea mucho tiempo se ahorra sangre…. Pero siempre es una lucha y yo soy partidario de gastar tiempo y no gastar sangre inútilmente.”

El 16 de septiembre de 1955 a las 00:00 horas el general Eduardo Lonardi sublevó la Escuela de Artillería de Córdoba, dando inicio a la rebelión.

“En Curuzú Cuatiá (Corrientes), habíase producido un conato de sublevación en la Escuela de Blindados, siendo sofocada y dominada inmediatamente.”

“El día 18, en Bahía Blanca las fuerzas de Infantería de Marina han ocupado la ciudad (…). La escuadra, ha bombardeado la ciudad de Bahía Blanca, destruido las plantas compresoras de gas, las usinas y parte de la población.”

“El día 18 de septiembre a la noche la escuadra sublevada amenaza con el bombardeo de la ciudad de Buenos Aires y la destilería de Eva Perón. Lo primero de una monstruosidad sin precedente, y lo segundo, la destrucción de diez años de trabajo y la pérdida de cuatrocientos millones de dólares.”

“La situación militar era ampliamente favorable, pues desplegadas las fuerzas sólo era cuestión de tiempo y de lucha para someter a los focos rebeldes de Córdoba y Bahía Blanca.”

“Influenciaba también mi espíritu la idea de una posible guerra civil de amplia destrucción y recordaba el panorama de una pobre España devastada que presencié en 1939. Muchos me aconsejaron abrir los arsenales y entregar las armas y municiones a los obreros que estaban ansiosos de empuñarlas, pero eso hubiera representado una masacre y, probablemente, la destrucción de medio Buenos Aires. ”

“En nuestra doctrina habíamos establecido claramente que la escala de valores justicialista era: primero, la Patria; luego el movimiento y después los hombres. Se trataba simplemente de cumplirlo.”

Sobre el golpe de 1955, existe un debate entre dos interpretaciones, el de los pensadores de izquierda que critican la decisión de Perón por no “darle armas al pueblo”. Y la de quienes entendemos como correcta la decisión de Perón, de no haber iniciado una guerra civil en nuestra patria.

Muchos de los intelectuales de izquierda que cuestionan a Peron por no haber ahogado en sangre la rebelión, en 1955, militaban en la oposición al peronismo y hubieran sido los primeros en sufrir las consecuencias de la represión. Solo en Córdoba había entre 1500 a 3000 jóvenes estudiantes secundarios y universitarios en armas apoyando la rebelión. El general Iñiguez tenia la ciudad cercada y el golpe final era masacrar a esos jovencitos alzados en armas.

Peróon, entre el tiempo y la sangre, optó por el tiempo. Dieciocho años después regresó a la Argentina y al poder con la propuesta de construir la unidad nacional y un proyecto común que dé cabida a la gran mayoría de los argentinos, por encima de las banderías políticas. Balbin, Frondizi, Alende, Solano Lima, justamente los principales dirigentes opositores en 1955, también habían madurado en su pensamiento y depuesto viejos odios y rencores.

Fuente: telam

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