20/09/2025
Censura artística: la retirada del mural de Banksy en Londres reaviva la historia de obras prohibidas
Fuente: telam
Este episodio reabrió el debate sobre la prohibición en el arte, una práctica que atraviesa siglos y ha marcado a Michelangelo, Goya y Daumier, entre otros
> La censura nunca logra silenciar del todo al arte; al contrario, suele convertirlo en un estandarte aún más poderoso de resistencia cultural. Eso mismo ocurrió el 7 de septiembre en Londres, cuando un mural de La obra mostraba a un juez británico, con peluca y mazo, arremetiendo contra un manifestante caído, y fue retirada tan solo tres días después, tapada con plásticos negros y barreras metálicas. La policía metropolitana consideró el mural como posible “daño criminal”, según la Ley de Daños Criminales de 1971, limitó el acceso y dejó apenas una huella fantasmal en la pared.
Este episodio se inserta en una larga tradición donde el arte se volvió objeto de censura, destrucción o alteración debido a su capacidad de incomodar o desafiar al poder.La historia del arte quedó marcada por episodios en los cuales los poderes religiosos, políticos o judiciales ejercieron control sobre la imagen y el mensaje artístico. Desde la iconoclasia bizantina de los siglos VIII y IX, que destruyó imágenes religiosas consideradas heréticas, hasta los casos actuales, la censura dejó una huella decisiva en la producción y circulación de obras. La intervención sobre el mural de Banksy formó parte de una secuencia histórica de restricciones y supresiones.
Uno de los casos más emblemáticos es el fresco El Juicio Final de Michelangelo, que desde 1541 cubre la pared del altar de la Capilla Sixtina en el Vaticano. La presencia de numerosas figuras desnudas suscitó críticas desde el comienzo, por considerarse indecente. En 1563, el Concilio de Trento prohibió representaciones artísticas que pudieran excitar la lujuria; poco después, Daniele da Volterra recibió el encargo de cubrir los desnudos con telas y vestimentas, lo que le valió el apodo de “Il Braghettone” (“el hacedor de calzones”). Aunque restauraciones recientes eliminaron algunos añadidos, la mayoría de sus intervenciones permanecen, transformando la visión original de Michelangelo.Mientras la obra de Michelangelo fue modificada pero sobrevivió, otras sufrieron daños irreparables. En 1566, iconoclastas protestantes asaltaron la catedral de Amberes y destruyeron el retablo La caída de los ángeles rebeldes de Frans Floris, realizado poco antes.La censura no siempre implicó destrucción física. A comienzos del siglo XIX, la Inquisición española confiscó las pinturas La maja desnuda y La maja vestida de Francisco de Goya, acusadas de atentar contra la decencia pública.
Tras la caída de Manuel Godoy, entonces propietario de los cuadros, la Inquisición mantuvo los cuadros fuera de la vista pública durante décadas. Goya fue interrogado, pero no castigado, y las obras permanecieron ocultas hasta 1836. Finalmente, en 1901, ingresaron en el Museo del Prado.
No todos los artistas tuvieron la misma suerte. Mientras Goya y sus cuadros evitaron la destrucción, el francés Honoré Daumier sufrió consecuencias más severas por la litografía Gargantúa, publicada en el periódico satírico La Caricature. En la imagen, inspirada en Rabelais, retrató al rey Luis Felipe como un gigante glotón que devoraba recursos de sus súbditos.
Fuente: telam
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