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19/09/2025

Señales de Beijing en el Caribe: buques hospital, plataformas petroleras y mensajes estratégicos a Washington

Fuente: telam

A través de medios en español y la diplomacia de la CELAC, China retrata a Estados Unidos como militarista mientras se presenta a sí misma como constructiva

>China ha comenzado a usar el Caribe como escenario para su señalización estratégica hacia Washington. Mientras los despliegues navales estadounidenses alrededor de Venezuela subrayan las líneas rojas de Estados Unidos, Beijing responde con diplomacia humanitaria, arraigo energético, amplificación mediática y retórica multilateral.

El Caribe siempre ha sido una primera línea de la seguridad nacional estadounidense. Hoy, China está poniendo a prueba la determinación de Estados Unidos en su propio patio estratégico. Buques hospital que se presentan como gestos de buena voluntad, plataformas petroleras que funcionan como anclas de influencia y operaciones mediáticas en español no son actos aislados: son componentes de una campaña más amplia para erosionar la legitimidad de Estados Unidos y normalizar la presencia de Beijing en el hemisferio. Si no se contrarrestan, estas acciones debilitarán la disuasión estadounidense, socavarán el dominio del dólar en el comercio regional y comprometerán la capacidad de Estados Unidos para establecer los términos de interacción en su propio hemisferio.

Este análisis continúa la serie del MSI² sobre la expansión hemisférica de China. Estudios previos destacaron el Canal de Panamá y Venezuela como campos de batalla estratégicos. Los trabajos de Marrero (América 2.0, 2022; La Última Frontera, 2025) establecieron que el avance de China representa un desafío directo a la primacía estadounidense en su propia retaguardia estratégica. Este artículo extiende ese análisis evaluando cómo el arraigo económico y los despliegues simbólicos de Beijing coinciden con la señalización de poder duro de Washington.

Durante demasiado tiempo, la crisis de Venezuela se ha enmarcado como un asunto bilateral. En realidad, es triangular: la disuasión estadounidense, el valor proxy de Venezuela y el creciente arsenal de Beijing. China ya no se contenta con permanecer en segundo plano: ahora envía señales activas a Washington.

El despliegue del Peace Ark bajo la Misión Harmony-2025 representa una de las herramientas de poder blando más sofisticadas de Beijing. Su primer viaje a Sudamérica, con escalas en México y Jamaica, envolvió la señalización estratégica en un atuendo humanitario (Xinhua, 2025).

El momento elegido es revelador. El viaje coincidió con operaciones navales estadounidenses frente a Venezuela. El mensaje: China puede proyectar influencia en el Caribe, mostrar “manos sanadoras” y presentarse como una alternativa benigna al poder de fuego de Estados Unidos.

La aprobación de Beijing de una plataforma petrolera de aguas profundas construida por China en aguas venezolanas no es solo un proyecto energético, sino un ancla geopolítica (Reuters, 2025). Al incorporar capital, tecnología y trabajadores, China indica su disposición a asumir riesgos en la zona cercana de Estados Unidos.

Más allá de la infraestructura, Beijing lucha por la dominancia narrativa. CGTN Español y Xinhua en Español saturan el espacio informativo con mensajes que presentan las acciones navales de Estados Unidos como militarización, mientras posicionan a China como respetuosa y constructiva (CGTN Español, 2025). Historias sobre la “resistencia” y la soberanía venezolana se difunden ampliamente en redes sociales latinoamericanas.

Esto es diplomacia económica a través del dominio de la información: moldear percepciones para normalizar la presencia de Beijing mientras se deslegitima a Washington.

China refuerza su contranarrativa mediante diplomacia multilateral. En los diálogos China–CELAC, Beijing enfatizó la no interferencia y prometió financiamiento para infraestructura (CELAC–China Joint Statement, 2025). Estos puntos de conversación otorgan a los gobiernos regionales cobertura retórica para rechazar la presión estadounidense y alinearse con la narrativa de Beijing.

La estrategia recuerda las tácticas soviéticas en Cuba durante la Guerra Fría: proyectos económicos que justificaban la presencia estratégica. Entonces, como ahora, la economía es el escudo del arraigo político-militar.

A medida que Washington indica el fin de la indulgencia frente al avance de Beijing, varias acciones están disponibles:

Presión económica y sanciones

    Contrataque narrativo

      Presión institucional

        Asociaciones con posicionamiento adelantado

          Las acciones de China no son periféricas: son centrales en su estrategia hemisférica. Buques hospital, plataformas petroleras y guerra mediática son cabezas de playa, no gestos de buena voluntad. El Caribe está siendo transformado en un terreno de prueba para el avance chino mediante diplomacia de doble uso y permanencia energética.

          Las “manos sanadoras” de China son una máscara para el arraigo estratégico. A menos que Estados Unidos responda con igual determinación, Beijing normalizará su presencia en el Caribe y erosionará la soberanía estadounidense en su propio patio. Como muestra la historia —del azúcar soviético en Cuba a las plataformas petroleras en Venezuela hoy—, los anclajes económicos rápidamente se convierten en cabezas de playa estratégicas.

          Fuente: telam

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