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17/09/2025

Los datos del primer censo del país: catorce preguntas para saber que había menos de dos millones de habitantes y 77% de analfabetos

Fuente: telam

Entre el 15 y el 17 de septiembre de 1869, por decisión de Domingo Faustino Sarmiento, se realizó el primer relevamiento oficial de población y vivienda del país. Se movilizaron más de tres mil censistas que visitaron casa por casa. Los datos alarmantes, una expectativa de vida de apenas 29 años y apenas un 1% de graduados universitarios

>Parecía una tarea titánica, pero se hizo. Hacía 16 años que la Argentina se había dado su Constitución Nacional y su territorio distaba mucho de ser el actual. Corría 1869 y Domingo Faustino Sarmiento llevaba un año en la presidencia cuando decidió realizar el primer censo de población y vivienda del país, un objetivo que se había fijado su antecesor, Bartolomé Mitre, pero que no pudo concretar durante su gestión. El sanjuanino, en su afán modernizador, tenía claro que para implementar las políticas que consideraba necesarias para desarrollar la nación era imprescindible tener un panorama claro sobre las personas que lo habitaban.

El operativo censo se realizó finalmente entre el 15 y el 17 de septiembre de 1869, planificado y dirigido por Diego de la Fuente, un médico nacido en Pergamino que se recibió muy joven y había estado en el frente de guerra atendiendo heridos de las batallas de Caseros y Cepeda. Años después, sería senador por la provincia de Buenos Aires y más tarde, también diputado.

“Constituyen los censos el primer inventario de los elementos vivos de que se integran las naciones. Enumerando, clasificando, descomponiendo al hombre, su materia prima, llegan las sociedades a tener plena conciencia de su debilidad o de su fuerza, sustituyendo en orden a sus fundamentos administrativos, en vez de lo incierto e hipotético, la realidad incontestable de los hechos. Son así, para las naciones, la verificación útil y fecunda del conócete a ti mismo, que la sabiduría griega había inscrito a la entrada del templo de Delfos. Las cifras estadísticas descubren, al que sabe interpretarlas, condiciones orgánicas, físicas y morales, sociales y políticas, penetradas de revelaciones para el gobierno de los pueblos. Porque cada cifra representa hechos existentes, condiciones individuales, fenómenos sociales, que entran como resortes, y tienen su papel en el mecanismo activo y todo solidario de la colectividad (…). Analizar los números, dando con su justa aproximación a la verdad, saber contrastarlos, descubrir su enlace, esplicar (sic) su origen, fijar su sucesión, es como penetrar con una luz dentro del laberinto eminentemente complexo (sic) de la organización de un estado”, dejó escrito el doctor de la Fuente en su introducción al informe final.

El método fue de entrevista directa: la población fue censada allí donde se la encontraba. El cuestionario incluía tan solo ocho preguntas, y la información se organizó a través de una “lista nominativa” en la cual cada línea de la cédula censal correspondía a una persona. Con esas preguntas se pudo medir la calidad de vida de los habitantes a partir de la cuantificación de las condiciones de educación, salud y vivienda.

El Censo arrojó que la población era de 1.830.214 habitantes, con un porcentaje apenas mayor de los hombres sobre las mujeres. La proporción era de 1.055 hombres por cada mil mujeres. Entre las mujeres mayores de 14 y más años, la mitad era soltera, el 38% se declaraban casadas y el 12%, viudas. Había un 12% de extranjeros, 9 de cada 10 de ellos hombres que habían venido a probar suerte al país. La expectativa de vida se calculó en apenas 29 años y había 234 personas que superaban los 100 años.

La cantidad de analfabetos era enorme, cerca del 77% de la población, y la miseria y las condiciones habitacionales también: el 75% de las familias vivía en la pobreza. De los 413.465 niños de 6 a 14 años, apenas 82.671 asistía a la escuela. Solamente el 1% de los argentinos había podido graduarse en alguna carrera universitaria. Sólo 300.000 ciudadanos estaban en condiciones de votar.

Alarmado por los datos de desigualdad y la gran cantidad de analfabetos, Sarmiento impulsó en su gobierno la educación en sus diferentes niveles y más tarde, durante la presidencia del Julio A. Roca, fue el autor intelectual y principal promotor, en 1884, de la Ley 1420 de educación primaria, laica, gratuita y obligatoria a cargo del Estado Nacional para todos los habitantes, sin distinción de sexos ni nacionalidades.

Los resultados fueron aprobados por la Ley 565 de 1872 y publicados ese mismo año. Recién en 1895, durante la presidencia de José E. Uriburu, se volvió a relanzar un censo poblacional en la Argentina. La población se había duplicado y ascendía a 4.094.911 personas, de las cuales 921.168 vivían en la provincia de Buenos Aires y 663.854 en la Capital Federal. Gracias a las políticas educativas de Sarmiento, el analfabetismo había descendido más de veinte puntos pero seguía todavía alto, con un 54,4%.

Fuente: telam

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