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14/09/2025

De la escuela al bolsillo: el avance de la educación financiera en el país

Fuente: telam

Con datos que reflejan un elevado desconocimiento de las finanzas personales, surgen programas de formación en aulas, bancos y plataformas digitales

>En un mundo donde las decisiones económicas definen la calidad de vida, la educación financiera se vuelve un recurso indispensable. Sin embargo, en Argentina este conocimiento sigue siendo escaso. El Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y el Banco Central (BCRA) ubicaron al país en el puesto 37 de 39 en un ranking global, con apenas entre 12% y 18% de la población que comprende conceptos clave como el interés compuesto o el retorno de inversión. Esas cifras exponen una fragilidad estructural que afecta la vida cotidiana de millones de personas.

La carencia de conocimientos financieros básicos se traduce en endeudamiento crónico, gastos sin planificación y dificultades para sostener un ahorro. En contraste, diversos estudios de la OCDE muestran que las personas con educación financiera sólida tienden a ahorrar con mayor regularidad, gestionan mejor sus deudas y logran mayor tranquilidad económica.

Para muchos especialistas, el déficit educativo en este terreno no solo responde a la ausencia de contenidos en las escuelas, sino también a una cultura económica marcada por la inestabilidad.

Elena Alonso, especialista en finanzas personales, destaca: “La Alonso enfatiza que la educación financiera no se trata solo de aprender a ahorrar, sino de incorporar la idea de planificación como un hábito de vida: “Podés ganar mucho o poco, pero si administrás mal tu dinero vas a terminar peor que alguien que gana menos. El ahorro debe entenderse como una parte obligada, una garantía de estabilidad, sin importar el contexto”.

Leguizamo coincide: “Entender cómo manejar el dinero no es un lujo, sino una necesidad. En la adultez, muchas personas se encuentran atrapadas en deudas, gastando sin planificación o sin saber cómo rendir su dinero”.

La enseñanza de conceptos como el presupuesto, el uso responsable del crédito, la diferencia entre gasto e inversión y la protección frente a fraudes digitales son elementos que pueden marcar la diferencia entre un futuro de incertidumbre y otro de previsibilidad.

En los últimos años, distintas iniciativas públicas y privadas buscaron cubrir este vacío.

Más de 20.000 docentes se inscribieron, llegando anualmente a cerca de 1.300.000 estudiantes. Hasta 2024 certificaron el curso más de 6.900 docentes que trabajaron con 201.048 estudiantes, quienes a su vez llevaron estos aprendizajes a su entorno familiar y comunitario, impactando en más de 128.000 personas.

Taller de Inversiones, la academia fundada por Leguizamo en 2017, ha capacitado a más de 30.000 personas con cursos y contenidos digitales. Desde la plataforma afirman: “La propuesta apunta a democratizar el acceso a la educación financiera, brindando herramientas prácticas y adaptadas a distintos niveles de conocimiento”.

El programa combina bancarización temprana, apertura gratuita de cuentas, uso de banca móvil y billeteras digitales con contenidos básicos sobre ahorro, inversión, presupuesto y ciberseguridad. Según Alicia María Fregonese, presidente del Consejo General de Educación entrerriano, “se trata de dotar a los jóvenes de conocimientos y habilidades financieras que les permitan desenvolverse con independencia y planificar su futuro”.

En paralelo, la provincia de La Rioja se convirtió en pionera en 2025 al aprobar la Ley 10.824, que incorporó de forma obligatoria la educación financiera en todas las instituciones educativas públicas y privadas. La norma exige enseñar nociones de economía, presupuesto, ahorro, inversión, crédito, consumo inteligente, digitalización financiera, impuestos, regímenes previsionales y seguros.

El programa busca mejorar la calidad de vida a través de la comprensión de las variables económicas cotidianas, fomentar el ahorro responsable, promover el crédito prudente y difundir instrumentos financieros para mipyme y sectores vulnerables. También incluye la prevención de fraudes virtuales y de ludopatía digital, temas centrales en un mundo atravesado por la tecnología.

Más allá de las políticas, distintas empresas acercan herramientas concretas para que las personas administren mejor sus recursos. Entre ellas, Brubank elaboró guías y recomendaciones que parten de un principio básico: la importancia de registrar ingresos y gastos.

El registro de ingresos puede hacerse en una hoja de cálculo, una aplicación de finanzas o incluso un cuaderno. Lo clave es la constancia. A su vez, llevar un control de gastos implica agruparlos en categorías (hogar, transporte, entretenimiento, “gastos hormiga”). Estos últimos, aunque parecen pequeños, pueden representar una diferencia considerable al final del mes.

El siguiente paso es elaborar un presupuesto mensual, que actúe como un “mapa” para guiar las decisiones financieras. Este debe ser flexible, revisable y alineado a metas concretas, como ahorrar para un viaje o comprar un vehículo. Una metodología extendida es la regla del 50-30-20, que sugiere destinar el 50% de los ingresos a necesidades, el 30% a deseos y el 20% al ahorro o inversión.

Armar un presupuesto implica identificar ingresos, listar gastos fijos, estimar gastos variables, asignar un porcentaje al ahorro y contemplar el pago de deudas. Brubank aconseja tratar el ahorro como un gasto fijo: apartarlo a comienzos de mes, antes de destinar el dinero a otros usos.

Con la digitalización, los bancos y fintech ofrecen aplicaciones que categorizan gastos automáticamente y permiten revisar patrones de consumo. En el caso de Brubank, la sección “Análisis” de su app facilita esa tarea con resúmenes mensuales.

La educación financiera dejó de ser un tema reservado a expertos o inversores para convertirse en una necesidad social. La evidencia internacional confirma que comprender la administración de ngresos, gastos, ahorro y deudas tiene impacto directo en la calidad de vida.

El reto radica en coordinar actores -Estado, escuelas, entidades financieras y sector privado- para cerrar la brecha existente. El norte está definido: cada persona, independientemente de su edad o nivel de ingresos, debe contar con las herramientas para tomar decisiones informadas, evitar el sobreendeudamiento y proyectar un futuro más seguro.

Fuente: telam

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