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12/09/2025

Persecución en Rusia: la vida bajo condena de trabajo forzado en Norilsk, la ciudad más contaminada del país

Fuente: telam

Una militante debe adaptarse a un sistema punitivo que crece en regiones remotas, donde las condiciones extremas y la herencia del pasado reflejan las nuevas formas de castigo tras la disidencia en tiempos de guerra

>Durante la primavera, Yekaterina Fatyanova, quien cumplía un arresto domiciliario, vio su rutina en Krasnoyarsk interrumpida por una notificación inesperada. Por la noche, agentes penitenciarios le entregaron en su casa la orden para que, al día siguiente, se presentara y fuera trasladada a otra ciudad.

A la mañana siguiente, viajó a Norilsk, ciudad al norte del círculo polar ártico, donde viven más de 175.000 personas. Es considerada la más contaminada de Rusia, según el diario oficial Rossiyskaya Gazeta, y sufre una de las crisis climáticas más severas del país.

La temperatura promedio se mantiene por debajo de cero durante ocho meses al año y, en invierno, los termómetros pueden descender a -50°C, con semanas de “noche polar”. Norilsk aún conserva huellas de su origen como bastión del sistema Gulag: fue fundada por prisioneros forzados bajo el régimen de Stalin y, hasta la actualidad, mantiene una colonia penal masculina. En abril de este año se inauguró un centro correccional femenino donde Fatyanova ingresó como nueva interna.

Su condena se originó cuando una corte local la declaró culpable de “desacreditar a las fuerzas armadas rusas”. La acusación surgió por su labor como editora de un artículo sobre la guerra de Ucrania, publicado en un pequeño periódico comunista.

Durante meses tuvo que permanecer en su casa, vigilada por una tobillera electrónica, sin acceso a internet ni teléfono, aguardando la notificación sobre la fecha y lugar de cumplimiento. Según contó a Reuters, aquel mensaje llegó sin previo aviso.

El sistema de “trabajo correccional” al que fue asignada está diseñado para condenados por delitos menores como hurtos, deudas o tenencia de drogas.

El Ministerio de Finanzas estima que esta política generará aproximadamente 50.000 millones de rublos (USD 590 millones) en ingresos estatales durante el año.

El gobierno ruso implementó la versión actual del sistema en 2011 y su expansión se aceleró por la escasez de mano de obra a raíz de la guerra en Ucrania.

Entre 2022 y hoy, el número de personas sancionadas con trabajo forzado creció de 15.000 a un objetivo de 80.000. Esto responde a la movilización militar, con el alistamiento o la salida al extranjero de cientos de miles de personas, y al rechazo de muchos rusos a mudarse a regiones remotas o ambientalmente dañadas como Norilsk. La administración local informó que, en julio pasado, había casi 3.800 vacantes en la ciudad y únicamente 172 desocupados registrados.

Según mencionó a Reuters, la rutina comenzaba puntualmente a las 06:00: disponían de cincuenta minutos para asearse, limpiar, ordenar la ropa, hacer la cama, desayunar y dejar todo listo para la inspección.

La suma final recibida por las internas suele ser menor, ya que el Estado puede deducir hasta el 75% del salario por manutención y otras cuotas judiciales.

Estas deducciones y la imposibilidad de elegir empleador han generado críticas frecuentes. Organizaciones como OVD-Info, vinculada a Fatyanova a través de su abogada Eva Levenberg, denuncian que las reclusas viven prácticamente sin libertad real para organizarse ni defender sus derechos laborales.

Según Levenberg, la lógica obedece más a criterios económicos que de reeducación. Empresas privadas, como la tienda online Ozon, reconocieron el empleo de más de 230 convictos en este esquema, mientras que la fábrica Uralvagonzavod incorporó a 250 personas condenadas en noviembre de 2022, según la agencia estatal TASS.

“Me amenazaron con sanciones por cuestiones mínimas, desde el uso de un trato inadecuado hasta llegar unos minutos tarde al ejercicio”, expuso a través de mensajes escritos que compartió la activista Olga Suvorova, encargada de presentar reclamos y peticiones ante autoridades regionales y federales por su caso.

A la dureza de las condiciones penitenciarias se suma el propio entorno de Norilsk. La contaminación por metales pesados, consecuencia directa de las emisiones industriales de Nornickel, mantiene niveles de smog elevados incluso en verano. El frío extremo, el aislamiento y la precariedad habitacional intensifican el estrés de quienes permanecen en la ciudad obligados por la Justicia.

Si bien la mayoría de las reclusas fue condenada por delitos comunes, los casos de tinte político aumentaron. OVD-Info contabiliza al menos 68 personas condenadas a trabajos forzados desde 2022 por protestas, publicaciones o posiciones contrarias al gobierno.

(Con información de Reuters)

Fuente: telam

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