07/09/2025
Hallan en Serbia la primera evidencia del uso de osos pardos en los juegos romanos

Fuente: telam
El hallazgo arqueológico en Viminacium aporta pruebas inéditas sobre las luchas entre fieras y combatientes en la antigua Roma. El análisis forense del espécimen revela huellas de cautiverio, heridas mortales y un entierro singular que abre nuevos interrogantes
>Durante siglos, la imagen de Según publicó la revista Muy Interesante, el El hallazgo, difundido en la revista Antiquity y liderado por Nemanja Marković, se produjo en las inmediaciones del antiguo anfiteatro de Viminacium, una ciudad militar romana ubicada en la actual Serbia, dentro de la provincia de Moesia Superior.
El cráneo, perteneciente a un macho de unos seis años, apareció junto a restos de otras especies, como un leopardo, en lo que los investigadores describen como un antiguo “cementerio de fieras”. Para Muy Interesante, este hallazgo añade una evidencia inédita sobre los juegos romanos, ofreciendo detalles singularmente reveladores sobre el trato y la percepción de los animales utilizados en estos espectáculos.En el siglo II d.C., Viminacium era mucho más que un asentamiento provincial. Se trataba de una base militar estratégica en la frontera del Danubio y contaba con una infraestructura urbana avanzada y un anfiteatro para unos 7.000 espectadores. En ese entorno, además de enfrentamientos entre gladiadores humanos, se celebraban las denominadas venationes: luchas entre hombres y animales salvajes, concebidas para exhibir el dominio de Roma sobre la naturaleza. En contraposición a los fastuosos espectáculos de la capital, donde se importaban fieras exóticas desde África o Asia, en las provincias se recurría principalmente a la fauna local. En los bosques de los Balcanes, el oso pardo era el animal más temido y, por tanto, se convertía en el protagonista ideal de estos combates.El análisis forense del cráneo reveló detalles sobre los últimos días del animal. Los investigadores identificaron una fractura parcial en el hueso frontal, cicatrizada, señal de que el oso sobrevivió a una herida grave. Sin embargo, la infección causada por ese golpe, probablemente producida por una lanza o arma empleada por los venatores —gladiadores especialistas en fieras—, fue la causa de la muerte. Además, el desgaste extremo de los colmillos resulta inusual para un ejemplar de esa edad, lo que sugiere que pasó largos periodos en cautiverio; el oso intentó roer los barrotes de su jaula, una conducta observable aún en osos cautivos.El hecho de que el oso fuera enterrado completo y con cierta intención funeraria, en vez de ser despedazado y consumido después de los juegos como otros animales, plantea nuevas preguntas sobre la percepción y el valor atribuido a estas fieras.
Muy Interesante resalta que este acto es insólito y sugiere que, en ciertos casos, los organizadores o el público reconocían a los animales un estatus especial, ya fuera por respeto, superstición o motivos aún inexplicados.Este hallazgo abre nuevas vías de investigación sobre la economía y la organización de los juegos en provincias. Surgen interrogantes en torno a la existencia de cazadores oficiales, el grado de domesticación de los animales empleados y los criterios para determinar qué ejemplares merecían un entierro singular.El cráneo del oso de Viminacium no es solo un fósil, sino un testimonio de cómo la cultura romana convirtió el sufrimiento y la muerte en espectáculo, una realidad que sigue provocando asombro y estremecimiento.
Fuente: telam
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