07/09/2025
Damián Falcone, del IAE: “La estabilidad cambiaria eleva el uso del dólar como moneda de pago”
Fuente: telam
En diálogo con Infobae el economista analizó la coyuntura, los riesgos financieros y empresariales en un año electoral, y advirtió que la persistente falta de acuerdos estructurales explica buena parte de la volatilidad actual
>Los fundamentos económicos muestran resultados mejores que hace un año: Sin embargo, la incertidumbre propia del proceso electoral en Argentina y algunos desequilibrios que persisten, alimentados por leyes recientes que obligaron al Poder Ejecutivo a vetar proyectos para no revertir el superávit fiscal, llevaron a políticas más restrictivas para absorber exceso de liquidez de pesos en el mercado monetario, y anunciar la presencia del Tesoro como vendedor y comprador de dólares, en la plaza cambiaria, generando entre muchos analistas más dudas que certezas.
Ese cuadro, combinado con las presiones del presidente Infobae entrevistó a Damián Falcone, profesor de Economía en la Escuela de Negocios de Universidad Austral (IAE Business School), especializado en Finanzas y Gestión del Riesgo y managing partner de la consultora UpSide Risks, para analice que la coyuntura y los riesgos financieros, empresariales y geopolíticos que observa.— En el contexto preelectoral, donde la oposición impulsa leyes clave que afectan el resultado fiscal y el clima político está especialmente agitado, ¿cree que este es el principal factor detrás de la reciente volatilidad en el sistema financiero y cambiario argentino?Por supuesto, el programa económico tiene sus desafíos, pero debemos considerar el dramático punto de partida y los logros obtenidos en poco tiempo. El clima político preelectoral actúa como un amplificador, aunque no es el único determinante de la volatilidad. La discusión electoral en Argentina siempre impacta en la economía porque seguimos debatiendo aspectos fundamentales de la organización económica que en otros países ni se discuten. Seguimos plebiscitando un modelo de país en cada elección, lo cual no es propio de una economía madura y, por supuesto, genera incertidumbre.
— Muchos economistas alertaron sobre la fragilidad de las “tres anclas” de la política económica argentina: la fiscal, la monetaria y la cambiaria. ¿Cuál es su diagnóstico sobre el estado actual de esos tres pilares?Ahora bien, las políticas monetarias y cambiarias irán recibiendo ajustes lógicos conforme avance el programa y la realidad imponga restricciones. La reciente intervención del Tesoro en el mercado de cambios es un claro ejemplo. No debemos pensar en “anclas” rígidas e inamovibles atadas a la ortodoxia; el Gobierno ha demostrado convicción y también pragmatismo, sabiendo combinar ambas posturas. En resumen, considero que el aspecto fiscal es el más sólido, pero en los otros veremos ajustes.
— En casi dos años de gestión, el Gobierno logró desacelerar la inflación, recapitalizar el Banco Central, acumular superávit fiscal y reducir la deuda pública. Sin embargo, ¿sigue Argentina siendo vista como un “defaulteador serial” por los grandes inversores internacionales?Además de los defaults, Argentina tiene más de doscientas demandas internacionales y es de los estados más denunciados en el Ciadi (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones). No comprendemos del todo las consecuencias de alterar unilateralmente las reglas.
En el mundo, no cumplir las obligaciones es gravísimo y genera repercusiones de largo plazo. Nos falta entender qué mecanismos generan confianza y atraen inversiones. No solo tuvimos múltiples defaults, ¡sino que los hemos aplaudido! Es posible cambiar la percepción internacional, pero llevará tiempo, disciplina y grandes consensos internos.— Las encuestas proyectan que el oficialismo podría reforzar su representación parlamentaria en octubre. ¿Ese resultado alcanzaría para devolver calma a los mercados?No obstante, no creo que eso genere efectos de mediano plazo porque el — Después del desarme de las LEFI de corto plazo, el Banco Central subió los encajes bancarios y fortaleció la absorción de liquidez. ¿Considera que estas medidas son transitorias o estructurales?
La economía no puede funcionar con tasas de interés por arriba del 60% o 70% nominal anual. Es imprescindible continuar incrementando el crédito. No lo veo como estructural, sino coyuntural. Prima el pragmatismo sobre la ortodoxia. Los procesos electorales en nuestro país son extremadamente complejos. Es de esperar que, después de las elecciones, el mercado encuentre calma, aunque no se puede estar seguro del todo.
— Lo analizaría desde una visión más amplia. Los procesos de estabilización inflacionaria suelen generar apreciación cambiaria; se vio en otros programas de América Latina. No es extraño lo que pasa en la Argentina. Además, el Gobierno no usó reservas para abastecer la compra de dólares: fueron los privados quienes vendieron. Es evidente que el uso del dólar se intensificó, tanto para turismo como para atesoramiento y pago de insumos industriales.
Vemos como problema que la gente viaje al exterior y gaste en dólares, pero el problema real nace de los desequilibrios fiscales y la escasez de dólares. En una economía abierta y con nuestro potencial exportador, los dólares no deberían ser un problema. Lo que genera restricciones es la política interna, no la gente ni su gasto.
— La coyuntura política, con tensiones preelectorales y oposición a leyes fiscales, pesa mucho más en la volatilidad. Los factores internacionales, por supuesto, pueden incidir, pero los domésticos son mucho más determinantes. Es poco útil atribuir a la situación global la suerte de nuestra economía. Salvo fenómenos extremos -como pandemias, guerras o recesiones globales-, el impacto externo es similar para todos.
— ¿Detecta amenazas geopolíticas globales que puedan comprometer el plan oficial de estabilización y crecimiento económico en Argentina?
Por eso, si no se puede fijar el precio de las exportaciones, es clave diversificarlas para reducir riesgos. La oportunidad de diversificar exportaciones en energía, agro y minería fortalecería nuestra posición frente a la volatilidad global, que será la regla en los próximos años. Si logramos duplicar nuestras exportaciones la próxima década, nuestra posición mejora notablemente, pero eso requiere consensos sólidos y políticas de Estado.
— Las fortalezas de la gestión de Como debilidad, persiste la falta de reformas estructurales profundas que garanticen la sostenibilidad a largo plazo y todavía generan incertidumbre en los inversores. Se habla mucho de las “tres anclas”, pero la Argentina también arrastra anclas negativas: un sistema impositivo deficiente, una justicia lenta y poco eficiente y un régimen previsional insostenible. Estas reformas no son tarea exclusiva del ministro de Economía, sino que requieren consensos parlamentarios que el gobierno aún no consiguió, pero están en agenda.
— El primer desafío es que El segundo gran desafío es operar en una economía más abierta, con menor burocracia y trabas arancelarias. Argentina es una de las economías más cerradas de Latinoamérica; en los últimos 20 años, la cantidad de empresas exportadoras se redujo a la mitad. Superar años de alta protección regulatoria es otro reto inmediato.
— Primero, una mirada de perspectiva: las dificultades económicas siguen siendo importantes en todos los frentes. Hay mucho que hacer y los cambios duraderos requieren tiempo. La política argentina habitualmente suma desafíos y no soluciones, por eso es imprescindible sostener el rumbo. Si se mantiene la disciplina fiscal y se avanza en la normalización cambiaria y monetaria tras las elecciones, en 2026 la economía podría consolidar la recuperación.
La inflación seguirá bajando y la transmisión a precios de los movimientos del dólar ya disminuyó, lo cual es muy positivo. Un menor nivel de precios permitirá recuperar salarios reales y consumo, pero todo ocurrirá gradualmente.
Fuente: telam
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