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27/08/2025

Qué se sabe del gusano “come carne” que se detectó en EEUU y preocupa a las autoridades sanitarias

Fuente: telam

El parásito, identificado en un viajero que llegó desde El Salvador, es una amenaza a la salud humana. La miasis, provocada por larvas de mosca que se alimentan de carne viva, volvió a instalarse luego de ser erradicada en los años 60

>El hallazgo de un parásito carnívoro en un paciente que viajó desde El Salvador encendió alertas sanitarias, aunque las autoridades confirmaron que el riesgo para la población general es muy bajo.

El episodio se confirmó en Maryland a principios de agosto y tuvo como protagonista a un paciente que había regresado recientemente de un viaje a El Salvador, país que enfrenta un brote activo de este parásito.

No se trató solo de un episodio aislado en un viajero, sino de la reaparición de una enfermedad que Estados Unidos había logrado erradicar hace décadas. La miasis, provocada por larvas de mosca que se alimentan de carne viva, volvió a instalarse en la agenda sanitaria nacional.

La precisión no es menor, porque remite a un parásito específico: la Cochliomyia hominivorax, conocida como gusano barrenador del ganado del Nuevo Mundo, que se distingue de la especie africana y asiática.

El paciente recibió atención médica inmediata y logró recuperarse sin complicaciones posteriores. Andrew Nixon, vocero del HHS, remarcó que “el riesgo para la salud pública en Estados Unidos por esta introducción es muy bajo”. La afirmación buscó transmitir tranquilidad y recalcar que no se detectaron nuevos contagios en el país ni casos asociados en animales domésticos o silvestres.

La biología del gusano barrenador explica tanto el temor que despierta como la dificultad de erradicarlo. Se trata de la larva de una mosca parásita que deposita sus huevos en heridas abiertas o mucosas de cualquier animal de sangre caliente. Una vez que los huevos eclosionan, emergen larvas blancas provistas de piezas bucales que les permiten excavar y alimentarse de tejido vivo.

Este proceso, conocido como miasis, provoca dolor, inflamación, fiebre y secreción sanguinolenta. En fases avanzadas, las lesiones se amplían y pueden derivar en complicaciones sistémicas e incluso en la muerte del hospedador.

En personas, aunque los casos son mucho menos comunes, la gravedad radica en la velocidad con la que las larvas destruyen los tejidos blandos. Por eso, un diagnóstico temprano y una intervención rápida resultan determinantes para la recuperación.

El caso registrado en Maryland permitió mostrar que, con atención médica adecuada, el pronóstico puede ser favorable. Según la Secretaría de Salud de ese estado, “el paciente recibió atención especializada y respondió favorablemente al tratamiento”. La eliminación de las larvas suele requerir procedimientos quirúrgicos menores, acompañados por antibióticos para prevenir infecciones secundarias. Cuando la intervención se concreta en las primeras etapas, la recuperación suele ser completa.

En Estados Unidos, la amenaza del gusano barrenador no es nueva. Durante las décadas de 1950 y 1960 el parásito representó un desafío constante para la ganadería.

El problema se resolvió mediante la técnica del insecto estéril, un programa pionero en el que se liberaron moscas macho incapaces de reproducirse. Como las hembras se aparean una sola vez en su vida, el plan permitió reducir drásticamente la población hasta erradicarla por completo en 1966 en Estados Unidos y gran parte de Centroamérica.

En junio pasado se anunció la construcción de una planta en Texas para criar moscas estériles, aunque las autoridades advirtieron que el programa recién estaría operativo en dos o tres años.

La secretaria del Departamento de Agricultura, Brooke Rollins, subrayó que se trata de una inversión estratégica para proteger al sector agropecuario. El gobernador Greg Abbot, por su parte, señaló que la industria agrícola de Texas representa 2 millones de empleos y un valor de 867 mil millones de dólares. “Todo esto está en riesgo debido al gusano barrenador del Nuevo Mundo”, declaró.

Más allá de la prevención en animales, los expertos insisten en medidas simples para viajeros procedentes de zonas endémicas: mantener heridas cubiertas, usar repelente de insectos y evitar exposiciones prolongadas en entornos rurales donde las moscas tienen mayor presencia.

La combinación de vigilancia epidemiológica, investigación científica y cooperación internacional será clave para evitar que el gusano barrenador vuelva a establecerse en el territorio estadounidense.

Si bien las autoridades repiten que el riesgo para la población general es bajo, la experiencia demuestra que los parásitos no respetan fronteras y que un descuido puede bastar para reintroducirlos.

Para la ciencia, fue una oportunidad de volver a observar de cerca a un enemigo biológico que parecía derrotado. Para la opinión pública, una historia inquietante que mezcla salud humana, producción animal y seguridad económica.

Fuente: telam

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