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25/08/2025

Cómo es la experiencia de alojarse en un barco antiguo que sobrevivió a la Segunda Guerra y a ataques piratas

Fuente: telam

Doulos Phos es un navío de más de 100 años que resurge como hotel en la isla de Bintan, fusionando historia marítima con una experiencia para amantes de la aventura

>En los muelles de la isla de Bintan, en De cebollas a cruceros, de misión flotante y sobreviviente de un atentado a hotel de lujo, este barco atesora una de las trayectorias más singulares del El barco, construido en Newport News, Virginia, poco después del hundimiento del Titanic, fue concebido inicialmente para transportar productos agrícolas, cebollas y cargas similares. Con el paso del tiempo, su función fue mutando: durante la Segunda Guerra Mundial sirvió como apoyo logístico a la armada estadounidense; luego, reconvertido con motor diésel, se transformó en crucero bajo el nombre de MS Franca C, y más adelante, ya como MV Doulos, operó como barco misionero y biblioteca flotante. “Durante las tres décadas siguientes, el buque navegó más de 360.000 millas náuticas y atracó en más de 100 países”, detalló CNN.

Detrás de la restauración y transformación del Doulos Phos está Eric Saw, empresario singapurense, quien prefiere considerarse el “mayordomo” del barco antes que su propietario. Saw invirtió 15 años y aproximadamente USD 18 millones para evitar que la “gran dama de los mares” terminara en el desguace. “Si no tuviera este proyecto, quizá tendría un Ferrari y un Lamborghini en casa, y estaría navegando alrededor del mundo cada año con mi familia”, contó a CNN desde el restaurante del hotel, agregando que la compleja tarea fue, para él, “un llamado de Dios”.

Bintan resultó ser el destino ideal para la nueva encarnación del antiguo vapor, gracias a la voluntad de las autoridades locales y a la colaboración entre Indonesia y Singapur para promover el turismo de lujo. Saw no solo pidió un espacio frente al mar, sino que solicitó —y obtuvo— “una isla con forma de ancla” donde se construyó una península artificial para acoger el hotel.

El proceso de remolque, reacondicionamiento y, sobre todo, de izado del barco de 6.800 toneladas hasta tierra firme fue uno de los mayores retos enfrentados por el equipo. “Con enormes bolsas de aire que actuaban como rodillos, una serie de cabrestantes mecánicos comenzaron a arrastrar el buque más de 167 metros por una rampa provisional. El arrastre duró siete semanas de infarto”, recordó Saw.

Al cruzar hoy las puertas de Doulos Phos The Ship Hotel, el huésped ingresa a un universo donde la tradición marítima se respira en cada rincón. Pasillos angostos y techos bajos dan acceso a unos 100 camarotes y suites, muchas con ojos de buey y pesadas puertas metálicas que se abren a balcones con vistas al mar de China Meridional, donde antiguamente los marineros caminaban en cubiertas laterales.

El hotel prescinde de la terminología convencional: aquí, los empleados son “tripulación”, las habitaciones son “camarotes” y los pisos, “cubiertas”. Saw describe con entusiasmo la experiencia: “La vida aquí es tan auténticamente parecida a la de un barco que algunos huéspedes incluso se sienten un poco mareados, especialmente cuando miran por los ojos de buey y ven las olas. Pero después de algunas horas se acostumbran”, bromeó.

El diseño interior fusiona restauración y modernidad. Los remaches originales se han reutilizado en muebles y accesorios; la sala de máquinas, inalterada y abierta a visitas, evoca la era del vapor; seis botes salvavidas originales cuelgan a ambos lados del buque y varias estancias permiten revivir la experiencia del pasado marino.

Saw insistió siempre en la conservación del legado: “Pensamos que podíamos conservar el legado del barco. Todos los cambios realizados en el barco son reversibles, en caso de que un futuro propietario desee devolverlo al océano”. Aunque confiesa con humor que “probablemente pueda seguir navegando otros 111 años, pero yo no estoy seguro”.

No obstante, la recompensa no es material sino espiritual. Saw recibe un salario simbólico de solo USD 1 al año y destina todas las ganancias operativas a causas benéficas cristianas: “No es más que una masa de acero. Es lo que hacemos con ella lo que le da sentido”, sostuvo.

Fuente: telam

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