25/08/2025
La belleza de la semana: “La tentación de San Antonio”, de Salvador Dalí

Fuente: telam
El célebre pintor surrealista plasma en un solo cuadro la angustia espiritual y la fuerza de lo onírico, y crea una imagen que sigue generando interpretaciones y análisis en el ámbito cultural contemporáneo
>En 1946, Salvador Dalí pintó La tentación de San Antonio, una obra que cruza la historia religiosa, la cultura visual y los interrogantes sobre la fragilidad humana, todas inquietudes muy presentes en su obra, que lo desvelaban. En este lienzo, la figura de San Antonio Abad resiste el asedio de criaturas fantásticas: elefantes de patas esqueléticas que sostienen edificios, mujeres desnudas, obeliscos y caballos, elementos que desafían la lógica de los sueños.
La atmósfera árida y la luz cortante refuerzan la idea de aislamiento. El santo aparece desnudo y arrodillado en el primer plano. En la composición, Dalí multiplica los objetos de la tentación: cuerpos, artefactos modernos, esculturas y arquitecturas se elevan, desbalanceando el espacio e imponiendo un desorden hipnótico. El elefante, símbolo de poder, avanza sobre patas frágiles, lo que subraya la paradoja de la fuerza y la vulnerabilidad.
La realización de La tentación de San Antonio marca una etapa de especial interés en la iconografía religiosa y los conflictos interiores para Dalí. En diálogo con esta obra, resultan significativos otros trabajos del artista en los que persisten los temas del deseo, la espiritualidad y la distorsión visual.
La reutilización de criaturas fantásticas y arquitecturas insólitas aparece también en El gran masturbador (1929), donde el vínculo entre objeto y deseo articula una parte esencial de su producción. La obra de Dalí traza un itinerario entre la fascinación por el inconsciente y la importancia de la religión y la tradición pictórica europea.
La tentación de San Antonio integra así una serie de composiciones en las que Dalí aborda los dilemas existenciales desde la multiplicidad de símbolos y una estética donde conviven lo clásico y lo surrealista. El tratamiento de la perspectiva, la acumulación de referencias iconográficas y la fragmentación de los cuerpos sostienen puntos de contacto con otras obras producidas en ese período y contribuyen a uno de los legados más influyentes del arte del siglo XX.La pieza permanece como símbolo de la batalla interna. El uso del color, la distorsión de las proporciones y la acumulación de referencias construyen un espacio reconocible solo dentro de la lógica del sueño, tal como Dalí propuso a lo largo de su trayectoria. Casi ocho décadas después de su finalización, la pintura sigue despertando lecturas e interpretaciones contrapuestas en universidades y museos. Su circulación y análisis fueron objeto de debates y ensayos citados por diversos medios culturales.
Fuente: telam
Compartir
Comentarios
Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!